(Enviado especial a Miami) Durante una clase extraordinaria dictada en la Universidad Internacional de Florida (FIU), Javier Milei se calificó “como un cisne negro”, es decir un hecho anómalo que no esperaba el sistema causando una fuerte repercusión. Y agregó en tono irónico frente a las sonrisas del auditorio: “necesitaba una triple carambola y soy el primer presidente liberal libertario de la humanidad”.
Milei también exhibió sus diferencias ideológicas con Lula da Silva, Andrés Manuel López Obrador, Pedro Sánchez, Gustavo Petro, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández, Evo Morales, Antonio Gramsci, Benito Mussolini, Adolfo Hitler, John Maynard Keynes y Joseph Stiglitz.
La disertación del Presidente fue presentada por Gabriela Hoberman, directora académica, se extendió por ochenta minutos y fue escuchada en cerrado silencio por un auditorio de estudiantes, académicos e invitados especiales que completaron las quinientas butacas del Mary Ann Wolfe Theatre.
En primera fila estaban Karina Milei -secretaria General de la Presidencia-, Gerardo Werthein -embajador designado en Estados Unidos- y Simon Wahnish, el próximo representante de la Argentina en Israel, que integran la acotada delegación oficial que acompaña a Milei en su gira por Miami.
“Si no hubiera sido por la administración desastrosa de los últimos veinte años, olvidénse de tener un presidente anárquico libertario. Por eso se dio la triple carambola y todo estaba podrido, y ahora soy el primer presidente liberal libertario de la historia de la humanidad, dijo Milei cuando promediaba su exposición.
Y añadió: “Soy una suerte de cisne negro. En la Argentina hemos madurado, y hemos entendido que las soluciones fáciles no dan resultado. Y por ende pareciera que hemos aprendido que el único camino es el camino de la libertad. Porque si avanzamos la libertad, vamos a tener un futuro muchísimo mejor. Y si vamos con las ideas del colectivismo, vamos a terminar siendo una villa miseria.
La clase de Milei se hilvanó con sus exposiciones en el Foro Internacional de Davos y en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), adonde se encontró con Donald Trump. El presidente cuestionó el rol del Estado, criticó a la economía neoclásica difundida por la Escuela de Chicago y elogió la mirada de futuro que planteó Adam Smith.
“Se adelantó en 200 años respecto al crecimiento económico”, señaló Milei sobre Smith. Y a continuación explicó el concepto de la Fábrica de Alfileres, la posibilidad de aprender trabajando, el impacto multiplicador de la tecnología y la aplicación de la idea de la Mano Invisible para contribuir al bienestar general. Todas ideas conjugadas por Smith a mediados del siglo 18.
La defensa del Presidente respecto a Smith, la Escuela Austríaca y la teoría de los Rendimientos Crecientes contrastó con su fuerte cuestionamiento a las ideas Antonio Gramsci y al papel del Estado frente a las asimetrías que plantea el sistema capitalista.
El presidente consideró que la participación del Estado en la economía achica los márgenes de libertad y, en definitiva, las sociedades se vuelven más pobres y más decadentes. “Cuanto más se corre el Estado, mejor”, sintetizó Milei.
En este contexto, el jefe de Estado concluyó que la mirada ideológica del pensador comunista italiano afectó el desarrollo económico y social del país. “Argentina es un ejemplo: nosotros somos las víctimas de Gramsci”, opinó Milei ante un auditorio que se mantenía en silencio.
Al concluir el análisis de la obra política de Gramsci, Milei consideró que sus ideas se anclaron en la creación del Foro de San Pablo, un cónclave de partidos de izquierda y centro izquierda que dieron andamiaje ideológico a Lula da Silva, Hugo Chávez, Evo Morales, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández, Gustavo Petro y Pedro Sánchez, entre otras experiencias socialistas contemporáneas.
En toda su clase universitaria, el presidente cruzó -sin nombrarlo- a Martín Lousteau, que cuestionó al Gobierno ante la invasión de mosquitos y el Dengue. En la primera fila del auditorio se encontraba Simón Wahnish, rabino de MIlei y designado embajador argentino en Israel. Wahnish, sí o sí, necesita el voto de Lousteau.