El próximo martes 16 de abril el presidente Javier Milei participará de una ceremonia en Dinamarca, donde se concretará la compra de 24 aviones F-16 que serán equipados por Estados Unidos. El propio mandatario se lo confirmó a la jefa del Comando Sur Laura Richardson cuando se reunieron en Tierra del Fuego. La novedad es que el jefe de Estado no estará en la capital danesa sólo para reunirse con la premier Mette Frederiksen, sino que también se subirá como copiloto para testear personalmente uno de las aeronaves que recibirá la Fuerza Aérea Argentina.
Como adelantó Infobae, Milei se sometió a los exámenes médicos que se exigen para poder volar en un avión de combate. Se trata de estudios necesarios para emprender el viaje, una rutina que los pilotos, por lo general, realizan cada seis meses. “La persona tiene que tener una condición saludable”, resaltó en diálogo con Infobae Gustavo Aguirre Faget, veterano de la guerra de Malvinas quien supo ser piloto del Mirage Dagger, con el cual protagonizó siete misiones. De hecho, celebró su reemplazo por el F-16: “El M5 dejó de volar hace 10 años, es una buena noticia la nueva compra”.
Según detalló Aguirre Faget, cualquier persona que quiera abordar un avión de combate debe -además de demostrar buenas condiciones de salud- tener una capacitación sobre cómo funcionan ciertas herramientas de la aeronave, como por ejemplo, el asiento eyectable. En caso de sufrir una emergencia - o en casos particulares- el copiloto debe saber cómo se activa la silla que lo impulsará hacia el exterior, con el objetivo de preservar la vida. Debe tener conocimientos sobre la postura indicada pero, también, las precauciones para evitar su activación de forma involuntaria.
“El piloto o copiloto no puede subir al avión en jeans y campera”, advierte Aguirre Faget. Según detalló el especialista, deberá vestir un buzo de vuelo especial y, por arriba, un traje antigravedad, también conocido como traje o chaleco anti-G. Este último se hincha en las piernas e incluso el torso para impedir que la cabeza pierda riego sanguíneo. Además de ese equipamiento, los pilotos llevan otros accesorios como un chaleco salvavidas (en caso de caer al mar) y otros equipos de supervivencia, que incluyen un equipo de primeros auxilios y una radiobaliza de emergencia para indicar su posición en caso de tener que eyectarse.
Una parte muy importante del equipo de vuelo de estos pilotos es el casco. Además de proteger la cabeza de golpes, sobre todo en caso de eyección, los cascos de los aviones de combate van equipados con una máscara de oxígeno, equipada con una válvula de inhalación y una válvula de exhalación. La máscara de oxígeno incluye un micrófono, conectado al sistema de comunicaciones del avión, al igual que auriculares situados en el interior del casco.
Milei se convertirá en el segundo presidente argentino que se sube a una aeronave adquirida por el gobierno nacional: hace 35 años, Carlos Saúl Menem quedó inmortalizado para la foto instantes antes ingresar a la cabina de un avión IA-58 Pucará.
En Dinamarca, Milei será copiloto de un viaje que -según supo Infobae- durará entre 45 y 60 minutos. La prueba incluirá lo que algunos especialistas llaman el “momento mágico”, que en este caso se producirá cuando el piloto a cargo diga en voz alta: “Presidente, el avión es suyo”. En ese instante, las maniobras de vuelo serán realizadas por el propio Milei a través de una palanca especial que tendrá a su alcance; por supuesto, todo se hará con la asistencia y la supervisión del máximo responsable de la aeronave.
Los aviones F-16 fueron fabricados por la empresa Lockheed Martin y empezarán a llegar al país a partir de diciembre de 2024, según explicaron a este medio en Balcarce 50.
A partir de ese momento, el gobierno de los Estados Unidos pondrá a disposición de la Argentina un contrato por 40 millones de dólares en equipamiento para las aeronaves. Se trata de una donación de la administración de Joe Biden que el embajador Marc Stanley obtuvo tras intensas negociaciones que se realizaron bajo radar.