Gabriel Katopodis es uno de los dirigentes más pragmáticos del peronismo. De esos que tienen buena relación con todas las terminales que integran la alianza política. Una muestra son los roles que ocupa. Después de ocho años en la intendencia de San Martín y otros cuatro al mando del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, el último diciembre juró como ministro de Infraestructura de la provincia de Buenos Aires.
Durante la gestión de Javier Milei, el ex funcionario decidió volcarse a la calle para revalidar su militancia politica. Estuvo en el paro general convocado por la CGT, en la marcha del 24 de marzo y en las manifestaciones de los gremios estatales frente a los organismos públicos. Dice que es tiempo de “poner el cuerpo” y de “estar cerca de la gente”.
En diálogo con Infobae, se refirizó a la demonización de la función del Estado que hace el gobierno libertario, la tolerancia de la sociedad frente al plan de ajuste oficial y el inicio de una etapa nueva del peronismo, donde el principal objetivo es volver a cautivar a los que les dieron vuelta la cara en la última elección.
-Estuvo en las marchas de ATE contra los despidos del sector público. No hay muchos dirigentes de la política que lo hagan. ¿Por qué se está exponiendo de esa forma?
-Porque me parece que hay que estar. Tal vez perdimos en las elecciones por no estar. Es un momento para poner el cuerpo y acompañar. No dejar solos los trabajadores del Estado que fueron despedidos. Es una locura lo que se está haciendo. Seguro que a muchos de los despedidos los formó el Estado. A mí me tocó llegar al ministerio de Obras Públicas el 10 de diciembre del 2019 y le puse orientación. Armé los equipos y definí prioridades. Pero después aproveché y me hice del saber hacer que había en ese ministerio. Los hospitales modulares que hicimos para enfrentar la pandemia, las más de 7000 obras que se hicieron en los cuatro años, las rutas y las 170 obras en universidades nacionales las pude llevar adelante porque había un saber hacer en ese ministerio que a un Estado le cuesta formarlo entre 30 o 40 años.
-Pero en este caso puntual la situación era de conflicto y tensión. Con las fuerzas de seguridad en la puerta.
-La Policía estaba adentro del ministerio de Educación y del Conicet. ¿Qué tiene que hacer la Infantería dentro de un ministerio? En todo caso eso marca la debilidad del Gobierno, que no es capaz de sentarse, dar la cara, explicar y dialogar. Son 10 mil trabajadores y familias, y es la destrucción de las capacidades del Estado. Es una receta vieja limitar las capacidades del Estado y quebrar el rol regulador para que el mercado pueda desarrollar abiertamente sus ambiciones. ¿Cómo va a desarrollarse un país si todos vamos perdiendo el trabajo? Es un mensaje de Milei al sector privado de que vamos a una Argentina más chica. Y que todos están legitimados para despedir gente y cortar por el hilo más fino que es el laburante. Los 10 mil trabajadores representan el 0,005% del déficit. No se explica por ahí. Está en discusión otra cosa. No es la plata del déficit.
-¿Es decir que no es representativo en las cuentas del Estado esa reducción de puestos de trabajo?
-No es representativo. Está claro que no resolvimos ningún problema echando a 10 mil trabajadores del Estado. Y lo único que hicimos fue complicarle la vida a cientos de familias. En el ministerio de Trabajo echaron a 600 trabajadores. La mitad de ellos con muchos años de carrera. Muchos de ellos me decían que tenían como tarea el control del trabajo en negro. Trabajaban en las oficinas donde el Estado tiene como tarea regular, controlar, inspeccionar y reducir el trabajo en negro, que es un problemón que tiene la Argentina. ¿Esa tarea se va a hacer peor o mejor con esos 600 tipos en la calle? En todos los ámbitos de la vida hay cosas para mejorar. Y en el Estado también. Pero no se mejora rompiendo todo.
-Parece haber una convalidación social a la decisión de achicar el Estado. Hay cierto hartazgo con su funcionamiento.
-No. Lo que hay es una convalidación de que necesitamos un estado inteligente, que pueda proyectar y planificar. Pero para eso no hay que destruir el Estado, hay que mejorarlo. Cuando llegué al ministerio, no todo funcionaba. Le pusimos tecnología. Creamos un observatorio de transparencia. Armamos un mapa de inversiones con la obra pública publicada en tiempo presente para que nos controlen. Me propuse mejorar lo que a mi me habían encomendado. Lo hice con aciertos y errores. Está claro que hay una validación de que queremos un Estado mejor. Pero queremos un Estado y para que funcione mejor no hay que destruirlo.
-¿Hacer funcionar bien el Estado, y que sea práctico y resolutivo, no es parte de las deudas que tiene el peronismo?
-Puede ser una deuda de la sociedad y la democracia. Quiero discutir qué significa que un Estado funcione mejor o que un Estado preste mejor calidad de servicio. Cuando uno mira la región hay un rol del Estado en la capacidad de incorporar a buena parte de su población al sistema educativo. Un Estado que ha cumplido bien su objetivo. Hay que mejorar la escuela pública, no la destruyamos. Ha habido un esfuerzo muy grande en el último año por desarrollar obra pública en función de un plan de infraestructura que potencie y posicione a la Argentina con mayores ventajas competitivas y comparativas en la región. La construcción del gasoducto es un ejemplo. Vamos a estar en condición este año de empezar a tener autonomía energética. Esa fue la decisión de un Estado que planificó, organizó y desarrolló una obra.
-Es decir que el Estado está demonizado.
-Como esa te podría nombrar más de 7000 obras, rutas, autopistas y puentes. No hay duda de que hay cosas para mejorar. Y también hay cosas para rescatar. Una universidad pública que creó la vacuna contra el Covid-19 en la Argentina. Tenemos un nivel de desarrollo y conocimiento que es un activo. Es la universidad pública la que permite que un pibe de un barrio rico estudie en el mismo banco que un pibe de un barrio popular. Esa capacidad de igualar oportunidades las da el Estado. Las da la política educativa. Sería para discutir cuánto de Estado tenemos que mejorar y cuánto hay de una estrategia de estigmatizar en función de quebrar y reducir la capacidad de regulación del Estado.
-Aumentos en las tarifas de gas, luz y transporte. Devaluacion del 118%. Aumentos en los alimentos, la ropa, los combustibles y las prepagas. Todo en cuatro meses. ¿Se agrandaron los márgenes de tolerancia de la gente? ¿Por qué?
-Yo no le pregunto al empleado público que estaban echando qué opina de Milei. Lo voy a defender más allá de su opinion. A mi lo que me importa es cuidar y defender a buena parte de los argentinos a los que Milei les está jodiendo la vida. Voy a defender a un jubilado al que le robaron la mitad de la jubilación en estos 100 días. No importa si ese jubilado lo votó y si está arrepentido o no. No veo ni euforia ni esperanza en la gente. Camino buena parte de la provincia de Buenos Aires. Estoy en contacto con la mayoría de los gobernadores y los intendentes. Veo preocupación, incertidumbre y angustia.
-Aún así parece tener un importante respaldo de buena parte de la gente.
-Lo de que Milei está teniendo un apoyo del 70% de la población, lo quiero discutir un buen rato. Es un presidente que en los primeros meses de su gobierno tendría que estar creciendo, y está bajando en las encuestas. Milei tiene recursos de poder que los va perdiendo. Cada vez se hace más difícil sacar una ley. Perdió una votación importante con el DNU. No tiene a todos los gobernadores de la Argentina alineados con una agenda, acordando decisiones y prioridades de gestión para adelante. No tiene un bloque de senadores y diputados mayoritarios. No ha logrado consolidar esos recursos de poder. Es discutible el nivel de consenso que tiene. Yo trabajo para la encuesta que viene, que es la del 2025 y la del 2027. Trabajo todos los días para que nos dé bien esa encuesta, que tiene que terminar con un modelo de prepotencia y de agresión que viene llevando adelante este gobierno.
-¿Cuál es el mayor deterioro que ve en la conversación política? Es decir, en la relación entre todos los sectores que forman parte del mundo de la política. Milei se ha enfrentado a todos. Sindicalistas, gobernadores, movimientos sociales, intendentes, legisladores.
-Todos votaron en octubre y noviembre con la demanda y el interés de que hacía falta diálogo en Argentina. Que se necesitaban mesas de mayor acuerdo. Que la Argentina no iba a ser ni el 100% de lo que Milei tiene en la cabeza ni el 100% de lo que el peronismo tiene en la cabeza. Que la Argentina iba a ser el resultado de diálogos, acuerdos y desacuerdos. Todos imáginabamos que entrábamos en una etapa de mayor tranquilidad y serenidad. Y donde la principal preocupación era cuidar a los sectores que vienen sufriendo algún deterioro con sus ingresos. Nos encontramos con un presidente que no tuvo ninguna capacidad de construir esos ámbitos de diálogo y que tiene en la cabeza un país que no está bueno para los argentinos, las pymes, los comerciantes y los estudiantes de la universidad pública. Milei se para a discutir y pensar los problemas de la Argentina desde un lugar muy pequeño. Lo que hay que pensar para el país es un proyecto que nos convoque. Pensar y ampliar. Desde el peronismo nos vamos a sentar en todas las mesas a las que nos convoquen al diálogo y a buscar acuerdos para resolver los problemas. No nos vamos a sentar en las mesas como las que nos viene proponiendo Milei, donde de lo que se discute es ajuste y tarifazos.
-El peronismo es acusado de poner, en forma sistemática, palos en la rueda para gobernar. ¿No le parece que está atrapado en ese lugar cada vez que le toca ser oposición?
-No. Yo lo que veo son gobernadores bien plantados, enfrentando el modelo que propone Milei. Un modelo de ajuste y fuerte agresión al federalismo y la autonomía de las provincias. Nosotros tenemos que utilizar los gobiernos como escudo y red para la defensa de esos derechos. Lo veo a Axel (Kicillof) articulando solidaridades con el conjunto de los actores que están planteando un modelo diferente. En la provincia de Buenos Aires queremos que pasen cosas diferentes a las que están pasando a nivel nacional. Y por eso hacemos cosas diferentes y priorizamos cosas diferentes. Si en la nación se frena la obra pública, nosotros en la provincia vamos a reactivar toda la obra pública. Si hay una política de desguace del Estado, nosotros vamos a seguir pensando desde la provincia cómo tiene que ser un estado inteligente, que proyecte, planifique y desarrolle políticas. Milei habla de un equilibrio fiscal pero no sé a que equilibrio se refiere, cuando las pymes están cerrando, los precios de los medicamentos vuelan, todos los días hay más despidos y desocupados. Ese equilibrio no lo tenemos que cuidar ni destacar.
-El presidente del bloque de diputados de La Libertad Avanza, Oscar Zago, lo acusó de tomar edificios públicos y defender ñoquis. Y habló de “paros eternos” de parte del kirchnerismo
-No importa lo que opine este diputado. Lo único que importa son las medidas que toma Milei y los efectos que tienen esas medidas. No importa que hace Milei en las redes sociales a la noche. Lo único que importa es que las decisiones que toma dan como resultado más desocupación y pobreza. En estos 100 días todos los argentinos perdimos algo. Perdimos laburo, salario, algún medicamento oncológico o alguna prestación. Pero también hay algunos sectores de la Argentina a los que no les fue tan mal. Este es un gobierno que funciona a dos velocidades. Muy rápido para atender y generar ganancias extraordinarias para los grandes grupos económicos, y a otra velocidad para recomponer el salario y garantizar jubilaciones dignas. Es un gobierno que está decidiendo pagar las jubilaciones en cuotas. Eso no pasó nunca en la Argentina. Al FMI no le pagan en cuotas. Se le paga lo que se le tiene que pagar. A los jubilados se le paga en dos veces. El gran desafío de la oposición es cómo articular mejor la protesta en Villa Constitución con los desocupados del cordón industrial del conurbano; los reclamos de los docentes universitarios con los despidos de los empleados estatales de estas últimas horas. Necesitamos poder darle cauce político y articular buena parte de esa protesta social, y ponerla en clave de propuesta y respuesta política.
-¿Está de acuerdo con Malena Galmarini que dijo: “La gente se hinchó las pelotas del peronismo”?
-Yo tengo confianza en que el peronismo va a hacer las cosas bien. Y que vamos a ir encontrando el camino que nos permita representar, proteger y cuidar a buena parte de la sociedad que hoy está siendo golpeada por Milei. Esa capacidad de reorganizarnos la tenemos que ejercer cerca de la gente, defendiendo a los trabajadores despedidos.
-¿Pero no nota un agotamiento de la gente sobre la figura del peronismo como fuerza política?
- El peronismo tiene la responsabilidad de poder transformarse en una alternativa política que vuelva a ser atractiva. Me parece que mucha gente que votó a Milei empieza a darse vuelta y cuando se den vuelta, nos tienen que encontrar diciendo cosas diferentes. Hay mucha gente que nos está mirando. No puede ser que nos encuentre discutiendo solo el armado de una lista. Nos tienen que encontrar organizando esa propuesta alternativa y cargada de esperanza. Esa es la tarea que tenemos que desarrollar. Algunos pueden estar preocupados en ver atrás de quién se colocan. Yo veo que es un tiempo más horizontal donde todos estamos cumpliendo algún rol. También hay que romper con esta idea de que no pasa nada, de que se está aplicando el ajuste más brutal y no pasa nada.
-¿A qué se refiere?
-Todos los días pasan cosas. Todos los días hay una movilización y una marcha. Todos los días hay un gremio que sale a protestar y una universidad que se expresa en rechazo al recorte presupuestario. En todo caso es tarea de la política lograr articular y darle cauce político. Hay que romper con esta idea de que no pasa nada. Y hay que romper la mentira que planteaban aquellos que decían que el ajuste no era con vos. El ajuste es con vos, con tu pibe que laburaba en una oficina del ANSES, con tu vecina que trabajaba en una empresa textil y con el empresario pyme que va a pagar la boleta de luz un 500% más cara. El ajuste tiene rostro y nombre. En estos 100 días no a todos les fue mal. La idea de que no hay plata la voy a discutir. Milei saca plata de un lado y la pone en otro. Hay negocios y hay plata para los bancos, para las empresas de medicina prepaga y los grandes grupos económicos. Es un presidente que se planta contra los jubilados y los trabajadores del Estado, pero que con los grandes grupos económicos es dócil.
-¿Es Kicillof el dirigente del peronismo que sobresale por encima de la media, debido a su rol y su proyección electoral 2027?
-Axel está demostrando mucha firmeza en la defensa del pueblo bonaerense y está plantado frente a la prepotencia del gobierno nacional. Decidido a articular solidaridad con todos los sectores y actores que están dispuestos a enfrentar este modelo. También es muy consciente de que este no es momento de estrategias electorales. No podemos, mientras paran toda la obra pública nacional, estar dirimiendo una interna. No podemos estar discutiendo candidaturas y liderazgos cuando echan a 15 mil empleados del estado de un saque y los dejan en la calle. Axel tiene una gran responsabilidad porque gobierna un tercio de la población argentina.
-¿Tiene que mantener un equilibrio entre la gestión y lo que la política le demanda?
-Responde a lo que votó la gente en la provincia de Buenos Aires. Axel y el peronismo ganaron en agosto, octubre y noviembre. Las tres veces los bonaerenses votaron por una provincia que priorice un modelo de producción, trabajo y obra pública. Estamos convencidos que lo que se votó en la provincia es que una mejor Argentina es con más rutas, universidades y puertos. Axel está cuidando y protegiendo ese voto de confianza que obtuvo con una amplia diferencia.
-El intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, impulsó la candidatura de Kicillof para el 2027 y planteó que en el 2025 el sector del peronismo al que pertenece y La Cámpora estarían en lugares separados. ¿Usted lo ve igual? ¿Los va a encontrar unidos o separados?
-¿Qué es lo común a todos? Enfrentar este modelo de ajuste, tarifazo y recorte que propone la derecha en la Argentina. Nos tenemos que hacer fuertes ahí. Tenemos que confrontar y mostrar que este no era un camino inexorable. Que lo que está pasando en Argentina es una decisión. Que hay sectores políticos y económicos de la Argentina que hace 40 años que están propiciando esto y que encontraron en Milei el instrumento. No pierdo un segundo en señalar a ningún compañero. Estoy convencido que todos estamos con la mejor buena voluntad pensando en cómo ampliamos y construimos, con eje en el peronismo, algo superador. Cómo ampliamos la base de sustentación y cómo parimos algo nuevo. Cómo vamos construyendo una propuesta electoral que sea atractiva, que se renueve, y que pueda construir una nueva mayoría. El objetivo es ganar las elecciones del 2025 y del 2027, y para eso hay que consturir una nueva mayoría. La vamos a tener que armar con mucho de lo que tenemos y con mucho de lo que tenemos que generar. Es probable que mucho de lo que fue, ya no pueda ser y que tengamos que generar una alternativa nueva.
-¿No es contraproducente adelantar los tiempos de la candidatura de Kicillof ? Puede derivar en un desgaste fuerte a lo largo del tiempo, como le sucedió al ex jefe de Gobierno porteño Horacio Rodíguez Larreta.
-Estoy convencido de que no es momento de estrategias electorales. Es momento de sumar y unir fuerzas. El gobierno de Milei está cumpliendo un récord histórico. Destruyó 100.000 puestos de trabajo de la construcción en 100 días. Liquidaron lo que tarda años en construirse. El mundo no va para ahí. Cuando uno mira lo que pasa en la India, Estados Unidos, China y Brasil, están pensando sus planes de desarrollo a partir de fuertes inversiones en infraestructura, ciencia y tecnología. Aulas, escuelas y universidades para nuestros pibes. Rutas, logísitica y puertos para la producción y el trabajo argentino. Ahí está la base del desarrollo de nuestro país.
-Cuando terminó el gobierno de Alberto Fernández dijo que el peronismo no se tenía que poner en el lugar de la resistencia y, en cambio, debía colocarse en un lugar más constructivo. ¿Están en ese camino o falta que la dirigencia entienda bien el lugar donde tiene que estar en este tiempo?
-Hoy el parte aguas es Milei. Nosotros tenemos que demostrar que este camino y las recetas que él aplica, ya se aplicaron en la Argentina y salieron mal. Las intentó aplicar Martínez de Hoz en el 76′, Menem en el 89′, Macri hace algunos años y ahora prueban con Milei. Ya se probó y salió mal. Me parece que el lugar de la resistencia es un lugar defensivo. Es un lugar donde el resultado es perder. Por eso el desafío del peronismo es la construcción de un proyecto que sea alternativo a todo lo que propone Milei. La primer tarea que tenemos es lograr articular y unir toda esa presión social de enojo y fastidio, de protestas, que todos los días, de manera desarticulada, se va expresando. También hay una disputa cultural. Cuando se acuesta y se levanta todos los días, Milei no está preocupado por si cierra el Salón de las Mujeres o los medios públicos. Detrás de esas decisiones hay una clara voluntad de romper valores. Que es lo mejor que tiene la Argentina. Esa disputa cultural y de sentido es la que tenemos que dar desde el peronismo.
-¿De qué forma?
-La gente siente que está peor, que está más jodida, y nosotros tenemos que poder clarificar y lograr comprensión sobre los motivos de esa situación. Esa es la tarea que tiene la política. Para eso, desde el peronismo, hacen falta tres cosas. Lo primero es reconstruir una propuesta que recupere la escucha. Estar cerca y poner el cuerpo. Lo segundo es que lo que haga el peronismo tiene que ser genuino, transparente y creíble. Tenemos que ser dirigentes que podamos mirar a los ojos y caminar por la calle. Y lo tercero es que el peronismo tiene que recuperar su intensidad, tocar una fibra, conmover y transformar.