El Gobierno intenta conseguir apoyos para la nueva ley ómnibus a toda velocidad. Esta vez no puede fallar, piensan puertas adentro de la Casa Rosada. ¿Por qué? Porque siguieron un camino más prolijo de negociación con los gobernadores, redujeron a menos de la mitad la cantidad de artículos del proyecto y otorgaron varias concesiones, entre ellas achicar la cantidad de empresas privatizadas y volver a discutir el futuro del Impuesto a las Ganancias
En Balcarce 50 destacan la forma en la que se negoció en esta oportunidad. Desde el inicio se conocieron casi todos los detalles del proyecto, hubo claridad sobre las necesidades básicas del oficialismo y se informó a los bloques de diputados dialoguistas cuáles eran los cambios más importantes respecto al documento que fue rechazado.
Ayer el oficialismo intentó dar un paso hacia adelante en la reunión que el ministro del Interior, Guillermo Francos, y el Jefe de Gabinete, Nicolás Posse, tuvieron con los mandatarios de Juntos por el Cambio. En ese encuentro se avanzó en la discusión sobre el regreso de Ganancias y el respaldo a la nueva ley, aunque no hubo definiciones concretas. Algunos de los gobernadores presentes se quedaron con gusto a poco.
Lo cierto es que después de cuatro meses de gestión, la Casa Rosada y los gobernadores no pueden consensuar un paquete fiscal que cierre el acuerdo. El Gobierno ni siquiera lo pudo hacer con un sector de los mandatarios, que está más predispuesto a negociar y colaborar con Javier Milei para que la ley salga y el DNU de desregulación de la economía pase el filtro en la Cámara de Diputados.
Más allá de la falta de definiciones, Francos, encargado principal de la negociación, ya pudo manifestarle a los gobernadores del norte y de Juntos por el Cambio la postura y las prioridades que tiene el gobierno nacional. Necesitan las emergencias y la delegación de poderes, y a cambio proponen negociar el regreso de Ganancias con una escala superior a la última. Ley por plata.
En ese contexto de propuestas y ausencia de respuestas concretas, al Gobierno aún le falta reunirse con los gobernadores más duros. Aquellos con los que han tenido cortocircuitos y que se han plantado en sus posturas con el objetivo central de que Milei coparticipe algunos de los impuestos que se pusieron arriba de la mesa y cumpla con las promesas que sus delegados hicieron.
En esa lista están Axel Kicillof (Buenos Aires), Sergio Ziliotto (La Pampa), Martín Llaryora (Córdoba), Alberto Weretilneck (Río Negro), Claudio Vidal (Santa Cruz) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego). De ellos, en el Gobierno descuentan a Vidal y Weretilneck, con los que ya estuvieron en contacto. Y también a Rolando Figueroa (Neuquén), que se muestra más flexible para acompañar los pedidos libertarios.
La convocatoria para los gobernadores más duros no llegó y no hay fecha estimada sobre un posible llamado, pero los tiempos parecen acortarse, ya que la próxima semana el Gobierno tiene dispuesto enviarle a los mandatarios y a los jefes de los bloques de diputados dialoguistas (PRO, UCR, Hacemos Coalición Federal) un borrador de la nueva ley, más pulido del que ya se les mandó semanas atrás.
Algunos de los mandatarios están convencidos que la convocatoria no llegará nunca. En el gobierno nacional hay funcionarios que ponen un manto de dudas sobre ese posible llamado. “Ya sabemos que los diputados que responden a los peronistas no van a votar. ¿Para qué llamarlos?”, se preguntó un importante funcionario nacional. De todas formas, no hay definiciones concretas sobre el accionar de la cúpula política.
En la Casa Rosada hay quienes miran con desconfianza al cordobés Llaryora, que tuvo participación activa en la caída del último proyecto, lo que generó que Milei lo acuse de traidor y lo destrate durante largas semanas. La relación con el gobernador de Córdoba es sinuosa. La recuperación de la confianza dependerá, en gran medida, de cómo se comporte en esta instancia de negociación y en la posterior votación en el Congreso.
“No hay novedades ni invitación. No hay señales del Gobierno. La situación social es compleja y se va a poner cada día peor. No están midiendo lo que está pasando”, aseguró uno de los gobernadores que aún espera el llamado desde Balcarce 50 para poder encontrar respuestas a los reclamos por la falta de fondos.
Ninguno de los gobernadores de la lista quiere el regreso del Impuesto a las Ganancias. No los seduce esa propuesta que el Gobierno emitió en búsqueda de respaldo para la ley ómnibus. Algunos quieren que se coparticipe el impuesto al Cheque. Otros que haya un impuesto a las altos ingresos que sea más progresivo que Ganancias. La coparticipación del impuesto País ya no parece ser una opción. Ninguno tiene respuestas concretas de la Casa Rosada y la negociación con ese sector está enfrascada y sin salida.
La semana pasada los gobernadores del norte le plantearon a Francos que el Gobierno debía definir cómo restituir los fondos perdidos por la eliminación de la cuarta categoría de Ganancias, además de dar respuestas concretas sobre la reactivación de la actividad económica. Fue el tucumano Osvaldo Jaldo el encargado de decirle que si las provincias seguían sin recibir fondos (coparticipables y de programas acordados por los gobiernos anteriores), la situación social podía comenzar a empeorar. Señales de alerta.
“Si consiguen los votos para que salga la ley, no nos van a llamar. Están dejando para lo último a los que saben que se les van a plantar más”, sentenciaron en una de las gobernaciones del sur del país. Hay un puñado de mandatarios que cree que si Francos y Posse cierran el número en el Congreso, dilatarán el encuentro con ellos y se volcarán por arreglar con los mandatarios más cercanos el regreso de Ganancias por el lapso de un año.
“Si no nos llaman sería una irresponsabilidad y un escándalo”, se quejaron en una de las provincias que aún no recibió el llamado de la Casa Rosada. La desconfianza está sostenida por la tensión que hay en la relación política y la incapacidad del Gobierno de poder cerrar una negociación, motivo que ha llevado a Milei a decir que “es un gran error” hablar con los gobernadores en “forma transparente y honesta”.
En el grupo de los duros se quejan por la falta de diálogo para poder acercar posiciones. Ni siquiera esperan acuerdos, sino poder plantear los reclamos a través de un canal de comunicación gubernamental. En ese sentido, no ven intenciones en Balcarce 50 de construir un vínculo maduro entre el oficialismo y la oposición. Hay gobernadores que no tienen contacto con el ministro del Interior. Ni con una segunda línea.
Entre los gobernadores que aún no fueron convocados ven cada vez más difícil la posibilidad de que el Pacto del 25 de Mayo se concrete. Los avances que hay en las gestiones para resolver el paquete fiscal son lentos y el acuerdo de un bloque de gobernadores de acompañar la ley ómnibus estará atado al cumplimiento de las promesas del Gobierno. Por ahora hay más buena voluntad que certezas.