Recientemente se cumplieron dos fechas significativas, cada una con importancia y dimensión histórica propias. Los 100 días del gobierno de Milei y el 48 aniversario de la dictadura, del golpe de Estado que usó como método la desaparición, la represión ilegal, la muerte. La memoria de ese momento histórico profundo produjo que miles de personas se movilizaran a las principales plazas del país, principalmente a Plaza de Mayo en Buenos Aires. Pero también, ¿se podría conjeturar que parte de la masividad de la movilización se produjo al yuxtaponer el rechazo al gobierno de Milei entre varias capas de concurrentes?
Infobae preguntó esto a Beatriz Sarlo, quien acaba de publicar su libro de ensayos Las dos torres (Siglo XXI), en los que la política siempre encuentra un espacio desde el cual decir su nombre. Con esta pregunta comenzó la entrevista a la ensayista más compleja del país.
— En general las movilizaciones suelen tener varios motivos por los cuales se organizan y la gente acude a ellas. Yo creo que está la cuestión del golpe y también la cuestión del repudio. Las movilizaciones y por tanto esos móviles no son siempre coincidentes ni con los que llevan los representantes del Estado, ni los que llevan los dirigentes políticos, incluso en movilizaciones peronistas. En eso puede estar separado móviles diferentes. Quizás hubo algunas movilizaciones que cambiaban su carácter por su rol. Me refiero a las que acompañaban al primer momento del gobierno de Alfonsín. Tenían algo de unánime. Porque se consideraba que esas movilizaciones tanto como las anteriores a que Alfonsín fuera presidente, era riesgoso que se perdiera la apuesta. En las movilizaciones peronistas, los objetivos eran varios. Había quien se movilizaba por el salario, había quien se movilizaba por aumentar los ingresos de los sectores sociales, alguien que se movilizaba por política pura. O sea que eran varios los objetivos.
— ¿Qué le quiso decir el gobierno a la población al difundir el corto que reivindica la “memoria completa” y no condena los crímenes de la dictadura?
-¿Le quiso significar lo que muchos sectores que oscilan entre derecha democrática y no democrática? Puede empezar ahí. Es decir, que la memoria completa es que cualquiera que se movilice y hable de los muertos o de la represión no debe olvidar jamás a aquellos que fueron víctimas de esas fuerzas, que esas víctimas son importantes.
— ¿No puede ser considerada como una provocación?
— No lo veo como una provocación. Es parte de los discursos que he escuchado varias veces en Argentina. Es decir, frente a una movilización porque se reprimió a tales sectores, surgen aquellos que recuerdan que también hubo movilizaciones de otros sectores que fueron reprimidos.
— En estos días la vicepresidenta Victoria Villarruel planteó un discurso fuerte en contra del aborto, por el que tanto se pelea en la Argentina. También quizás como una advertencia ¿no?
— No todo lo que se logra es eterno. Villarruel tenía una posición en contra del aborto antes de esa movilización y cuando se votó. Diría que ella pertenece a un sector de derecha en ese sentido, en esos temas de derecha de la sociedad argentina.
— ¿Y Milei?
— Milei puede ir variando. Milei tiene mayor plasticidad y puede ver qué le conviene. Por eso llegó a presidente y Villarruel no. Sin duda, Milei tiene un estilo populista para desarrollar una política populista.
— Respecto a esta plasticidad de Milei, de la que ya somos testigos y protagonistas durante más de 100 días de gobierno, ¿cómo está llevándola con los distintos sectores de la sociedad.
— No ha habido todavía enfrentamientos reales, que podrían llegar a llegar y quizás lleguen pronto. Lo que los dirigentes sociales y políticos democráticos y de izquierda sienten es una enorme desconfianza frente a Milei.
— Con cierta razón, se podría decir que el kirchnerismo actuó en el Parlamento como una unidad fuerte y de oposición. Y luego el radicalismo, el PRO, los sectores provinciales son muy maleables.
— Es antes de ese Parlamento. Lo que sabemos es que, con la dirección de Néstor y sobre todo después con la dirección de Cristina, es muy unánime. Mientras que el radicalismo ha sido siempre un partido de discusión frente a cada una de las medidas que se vayan tomando y que se vayan proponiendo. O sea, son partidos de muy diferente estilo político. Los estilos políticos del peronismo y el radicalismo, sean cuales sean sus posiciones políticas, son diferentes. Si el radicalismo es un partido que vive más en la discusión de las tendencias que el propio radicalismo va a plantear a la sociedad. El peronismo dice “esta es la consigna y avancemos”.
— Pertenece a una idea de partido político más fuerte. La anomia fue un jefe de bancada, De Loredo, llorando frente a las cámaras porque no pudo aprobarse la Ley Ómnibus. Por el contrario, la Juventud Radical tuvo una columna impresionante en la Plaza el 24. Sin embargo, esta atribución de un partido político fue férrea por objetivos. Sin embargo, el partido de oposición que se atribuye la mayor fortaleza sigue siendo el más repudiado.
— Yo no diría que la mayor parte de la sociedad repudia al peronismo. Eso, para empezar, nos lo dan los números de los organismos electorales. Y en segundo lugar, habría que hacer un estudio de cultura política para ver si la mayor parte de la sociedad repudia al peronismo. Entre las capas medias, no me cabe la menor duda que existe. Pero esa no es la mayor parte de la sociedad. Es una equivocación decir la mayor parte de la sociedad. Y aún así el resultado es que de los tres. Pertenecen a los ámbitos populares y laboriosos sindicalizados.
— Y aún así la CGT permanece completamente inactiva. Se anunció que la CGT iba a ir a la marcha y no se llevó registro de columnas sindicales relevantes
— Hay que preguntarse qué capacidad de movilización para marchas como las del 24 de Marzo tiene la CGT. Esta no es la CGT de Ubaldini, de Rucci. Igual viene de la CGT de Ubaldini y Rucci. Tiene una capacidad de movilización que debe ser más matizada. Y por otro lado, ¿la poca claridad de las consignas que llevaban a esa movilización contribuye a eso? Sí.
— Claro, porque si la consigna de ayer “Memoria, Verdad y Justicia”, que son como grandes ideas, puede ser que hoy no lo sean para la CGT.
— Parecen más bien consignas prestadas. Si vos sos militante, dirigente de capas medias y bajas de la CGT, vas a decir pero así cantaban los otros. No es nuestra esta canción. Parecen cosas que han llegado de otro lado, que a la gente le llegan de otro lado. La gente está, se moviliza, con consignas más claras: justicia, memoria, verdad y justicia. Sino que memoria, verdad y justicia se adosan a otras consignas marcadas.
— Como salario, algo concreto.
— Concreta defensa de los niños. Defensa de las familias, etcétera. Pero más claro.
— ¿Cómo ves el rol de la CGT? Hizo un paro que fue poco potente en calidad de paro.
— Era un paro fácil, dado que se movilizaba una parte enorme de la sociedad que no respondía a la CGT, que no responde habitualmente a la CGT y la CGT se unió a esa movilización, cuando en general con la CGT las cosas sucedían al revés: lanzaba un paro y luego había otras zonas de la sociedad que se sumaban. Y cómo veo que defiende, defiende lo que es imposible no defender, lo que es evidente, no defender lo que aquellos que se movilizaban o se movilizan todavía hoy bajo la guía de la CGT, necesitan también que defiendan a sus padres, a sus hijos, etcétera, que conformen una familia de trabajadores. Cortar cada uno con una familia de trabajadores. Entonces ven eso que es una movida interesante, inteligente, de la CGT, sirva o no para defender los intereses de las familias y los chicos y los viejos. Por el contrario, los que se suman a las protestas de la CGT son aquellos que defienden a la cultura. Son sectores más chicos, pero muy visibles. Esos sectores, por suerte, son muy visibles. Van a defender Télam, que es verdaderamente disparatado lo que intenta hacer el Gobierno, que es terminar con esa agencia de noticias que era excelente por otra parte, o es excelente. Télam puede sumarse a las movilizaciones de esos sectores trabajadores.
— Usted señala la discusión al interior de la UCR, se podría decir que la dirección de la CGT no es homogénea. Parece ser que en el gobierno de Milei hay núcleos rígidos de poder.
— Hay una camarilla que rodea al gobierno. Es una camarilla política, que es política y familiar, que rodea a Milei. Eso se llama camarilla política.
— Esta camarilla cerrada, ¿no produce una cierta reacción de desconfianza por parte de los electores?
— Ignoro qué es lo que está produciendo eso hoy… Yo no sé si está produciendo un pensamiento que diga “Bueno, la hermana de Milei se nota más decidida en la defensa de las cosas que hay que defender que Milei mismo”. No sé si produce eso o no sé por qué. También puede producir el pensamiento inverso. No sé por qué se mete la familia de Milei a defender las medidas que Milei puede tomar solo.
— Porque por otro lado otorga el manejo de la economía a Caputo y Sturzenegger. Pareciera haber dos facetas, un manejo de lo político, donde está esta camarilla que por ejemplo el 8 de marzo, el Día de la Mujer, que hubo una movilización también muy impresionante, Karina Milei da de baja la el Salón de la Mujer y lo reemplaza por otro lleno de íconos masculinos, incluso Carlos Menem. Esto, los trolls de Casa Rosada, sí parecen provocaciones.
— Más que una provocación, es un debate ideológico. Yo puedo hacer esto. Me hablan todo el día de las mujeres y yo, presidente de la República, puedo decir que las mujeres tienen que estar en su lugar, que está muy bien donde están, en mi propia hermana, etcétera. Pero lo que no podemos olvidar me parece en esto, en esta pregunta, es que Milei es un político extremista y por lo tanto va a poner como condiciones de sus movimientos políticos cláusulas que deben ser respetadas de manera extrema, cláusulas extremas que deben ser respetadas de manera extrema. Él es un político de naturaleza extremista.
— Es el que vimos en el Foro de Davos.
— Sin duda. Ahí habla. Ahí en el Foro de Davos. Habla sin reparar en las consecuencias que eso puede tener en la audiencia local, porque sabe que la audiencia local no sigue de cerca al Foro de Davos. Sabe que estamos en un momento de la política en el que la gente se desinteresa de esas cuestiones porque está muy asociada con su día a día, su día a día económico y familiar.
— ¿Esto puede durar todo su mandato?
— No hago adivinanzas. Depende. Depende, además, de la marcha de la economía y depende de si la CGT y otras organizaciones pueden movilizar fuerzas. Depende del aguante que tengan las personas frente a las nuevas normativas económicas. No, no puedo hacer una predicción.