Con el respaldo explícito de la administración de Joseph Biden, Argentina firmó con Dinamarca una carta de intención por 24 aviones F16 que serán equipados por Estados Unidos. El ministro de Defensa, Luis Petri, y su colega danés, Troels Lund Poulsen, se reunieron esta mañana en el Edificio Libertador para formalizar una decisión política de Javier Milei destinada a recuperar la capacidad bélica de la Fuerza Aérea.
Tras el cónclave entre Petri y Poulsen, se sirvió un almuerzo -empanadas y carne al horno- que incluyó al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y a Marc Stanley, embajador de Estados Unidos en Argentina. Petri y Posse agradecieron las gestiones del gobierno danés y la Casa Blanca para cerrar la operación comercial, mientras que Poulsen y Stanley elogiaron la voluntad política de Milei de acelerar una decisión que implicó enfrentar a China.
Petri viajará a Copenhague hacia mediados de abril, y en la capital de Dinamarca se hará la firma definitiva del contrato por los 24 aviones F16. Las naves fabricadas por Lockheed Martin -una empresa estadounidense- llegarán a partir de diciembre de 2024, según explicaron a Infobae en Balcarce 50.
Cuando Petri y su colega Poulsen hayan firmado, Estados Unidos pondrá a disposición de la Argentina un contrato por 40 millones de dólares en equipamiento para los F16. Se trata de una donación de la administración Biden que el embajador Stanley obtuvo tras intensas negociaciones bajo radar.
Milei comparte idénticos intereses regionales que la Casa Blanca, y Biden instruyó a su staff para que se facilite la gestión del Gobierno de la Libertad Avanza en asuntos claves que Estados Unidos puede aceitar en favor de la Argentina. Desde esta perspectiva, la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) fue el primer hecho político que exhibió la sintonía entre el Salón Oval y Balcarce 50.
El presidente se encontró con Jake Sullivan en Washington -consejero de Seguridad Nacional de Biden-, recibió al secretario de Estado Antony Blinken en la Casa Blanca, y su jefe de Gabinete, Nicolás Posse, mantuvo dos reuniones con William Burns, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), adonde el tema central fue uno solo: China y su ofensiva en América Latina.
Desde esta perspectiva, la administración demócrata planteó que Beijing no debía acceder a los minerales raros que tiene la Argentina y tampoco tenía que actuar como vendedor de tecnología militar a las Fuerzas Armadas. Sullivan, Blinken y Burns sabían que Xi Jinping ofrecía 34 aviones de guerra F17 a precio de ganga, y recomendaron que la operación de softpower chino sea rechazada para siempre.
Milei aceptó la sugerencia de la Casa Blanca, y a cambio el Departamento de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional y el Pentágono ofrecieron una alternativa que implicaba al Reino Unido y a Dinamarca. Argentina podía acceder a 24 aviones F16 -en principio eran 34 naves de combate- que fueron fabricados por Lockheed Martín y estaban en posesión de la Fuerza Aérea danesa.
A mediados de octubre de 2023, la vicesecretaria adjunta de Seguridad Regional del Departamento de Estado, Mira Resnick, sostuvo ante periodistas de la región que se había presentado el caso ante el Capitolio y que no había habido mayores objeciones.
“El F-16 es una plataforma confiable y probada que permitirá entrenamientos y ejercicios regulares para incrementar la interoperabilidad de la Argentina con sus vecinos y Estados Unidos”, afirmó Resnick ante los periodistas.
El Congreso de los Estados Unidos dio luz verde a la operación de compra-venta con Dinamarca, pero faltaba que el Foreign Office aceptara la decisión geopolítica de la Casa Blanca. Se trataba de una decisión que enterraba mas de cuarenta años -desde 1982- de sistemática resistencia a los pedidos de Balcarce 50.
Argentina defiende la soberanía nacional en las Islas Malvinas, que el Reino Unido rechaza de manera sistemática. En este contexto, Londres se negaba -recurrentemente- a permitir que Argentina acceda a tecnología militar con participación inglesa. Y la explicación es obvia: ningún estado ocupante permitiría que su eventual enemigo accediera a recursos bélicos que podría usar en su contra.
Washington hizo una gestión extraoficial con el Foreign Office y logró que Londres aceptara que la administración Milei pudiera comprar los 24 aviones a Dinamarca. El staff de Biden también presentó un argumento obvio: es mejor permitir la venta de las naves danesas a la Argentina, que China coloque sus aviones F17 para profundizar su influencia en América Latina y la Argentina.
Los aviones F16 significan una mejora sustancial de la capacidad bélica de la Aviación, que es cuasi inexistente desde la caída de Puerto Argentino en 1982. Sin embargo, esa mejora no será un proceso corto y automático: se necesitará de nuevos hangares, entrenamiento y recursos económicos, que en la actual coyuntura son escasos.