El vocero presidencial, Manuel Adorni, rechazó hoy enfáticamente que existan puntos de contacto entre el actual Gobierno y la gestión de la última dictadura militar, a pesar de que puedan existir “números que puedan tener alguna semejanza”. Lo hizo al ser consultado durante la habitual conferencia de prensa que brinda en la Casa Rosada sobre una supuesta coincidencia entre las definiciones económicas del Presidente con la del ministro de Economía entre 1976 y 1981, José Alfredo Martínez de Hoz.
“Tenés una leve obsesión por compararnos con gobiernos militares, y la verdad es que somos liberales, por lo tanto, somos totalmente opuestos a lo que pueda ofrecer un Gobierno militar”, fue la respuesta del vocero al periodista Fabián Waldman de FM La Patriada.
Si bien Adorni dijo que puede haber “números que puedan tener alguna semejanza” entre las dos gestiones, aclaró que eso “no nos hace una dictadura”.
“Es un interesante tema de debate el que tenemos de parecido o no con la política económica de Martínez de Hoz, nosotros no tenemos nada que ver con el gobierno militar en ninguna de sus vertientes”, siguió Adorni, quien insistió con que el Gobierno libertario está “lejos” de ser una dictadura militar.
Allí, aprovechó para cuestionar a los gobiernos peronistas de los últimos años: “De hecho, no hay algo peor para la gente que un gobierno que te empobrece, te quita educación, te encierra, a quienes destruyeron el sistema jubilatorio, el sistema energético, el Banco Central, a los que por sobre todo lo han quitado la dignidad a los argentinos. En algunos lugares, cada vez que llueve es un día que vuelen a perder todo lo que tienen en sus casas”, dijo en medio de un feroz temporal que provocó severos daños principalmente en el Área Metropolitana de Buenos Aires, además de en otras localidades del interior bonaerense.
Adorni también resaltó que para el Gobierno “es un éxito haber alcanzado el déficit cero” y que es era “el paso principal” que querían dar.
Desde distintos sectores de la oposición cuestiona la política económica del Gobierno actual desde que comenzó la gestión el 10 de diciembre pasado, y la comparan directamente tanto con la que implementó la dictadura militar que tomó el poder entre 1976 y 1983, y el menemismo.
Puntualmente, muchos hacen referencia a las medidas implementadas entre 1976 y 1981 por quien estuviera al frente del Ministerio de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, quien antes de asumir, había demostrado brevemente sus cualidades como ministro catorce años antes, durante casi cinco meses, en el gobierno de José María Guido y había trabado una muy buena relación con las Fuerzas Armadas a partir de una extraña historia que resumía un pasado ligado al poder rural y un presente repleto de contactos con el sistema financiero internacional.
“El objetivo primero de nuestro programa económico es el bienestar humano... resulta indispensable restablecer la actividad económica sobre bases que tiendan a estimular la actividad productiva. Se trata de una economía de producción”, señalaría el flamante ministro en su discurso de 150 minutos por radio y televisión, antes de inaugurar una gestión que provocaría una caída cercana al 30% en el salario real, el cierre de más de 10.000 establecimientos industriales y el legado de un 22% de los hogares argentinos con sus necesidades básicas insatisfechas.
Tras su gestión al frente de la cartera económica, Argentina incrementó exponencialmente su deuda externa hasta los debía USD 35.671 millones, un 48% del PBI y un 390,4% de las ventas al exterior, repartidos entre USD 20.024 millones del Estado y USD 15.647 millones de la esfera privada.
Asimismo, a fines de 1983, la Argentina vio cómo sus compromisos externos totales pasaban de USD 9.739 millones a USD 45.069 millones y la deuda del Estado de USD 6.648 millones a USD 31.709 millones. Cada uno de los habitantes del país, que debía 320 dólares en 1976, llegó a cargar con una deuda de 1.500 dólares en 1983, mientras el 10% más rico de la sociedad pasaba a concentrar el 31,8% de los ingresos totales, frente al 23,6% que acumulaba en 1974. Antes de la represión brutal de la dictadura, el 10% más pobre de los argentinos contaba con el 4,4% de los recursos del país; después, ese mismo sector social apenas accedía al 2,3% de la exigua “riqueza” que aún quedaba en pie.