¿La CGT se corrió hacia la izquierda? En una imagen muy poco habitual, algunos de los líderes cegetistas compartieron este lunes un acto en la sede de Azopardo 802 con representantes de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y de organismos de derechos humanos, más los titulares de las dos CTA. Una postal a la que la conducción de la central obrera no está acostumbrada y que provoca incomodidades internas: importantes dirigentes no estuvieron presentes en aquel encuentro.
El gesto de una parte de la CGT tiene puntos de contacto con otro que también causa una fuerte polémica en las filas sindicales: la conducción de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) aprobó este martes la incorporación de los metrodelegados, sindicato que representa a los empleados del subte, con predominancia del kirchnerismo y la izquierda, y enfrentado a ultranza con la Unión Tranviarios Automotor (UTA), que lidera Roberto Fernández.
Para un gremialismo tradicional que siempre fue enemigo del sector combativo, de la izquierda y de las CTA, los acercamientos de este tipo se convierten en un motivo de controversia interna. La alianza que maneja la CGT está integrada por “los Gordos” (como uno de sus cotitulares, Héctor Daer, de Sanidad), y se trata de una fracción que estuvo durante décadas en la mira de los organismos de derechos humanos por su pasado durante la dictadura militar y las críticas a la “burocracia sindical”. Hoy, el rechazo a Javier Milei hizo que se acercaran como nunca en la historia. De por sí, miembros de Madres, Abuelas y otras entidades estuvieron en el palco en el acto realizado ante el Congreso, el 24 de enero, durante el primer paro con movilización organizado por la CGT contra el gobierno libertario.
Lo mismo sucede con la decisión de la cúpula cegetista de unirse en las protestas contra Milei a las dos variantes de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), conducidas por Hugo Yasky y Hugo “Cachorro” Godoy: se trata de una entidad surgida en los años noventa, con el liderazgo del estatal Víctor De Gennaro, para oponerse al gobierno de Carlos Menem y también al modelo sindical tradicional encarnado en la CGT. Por eso desde entonces compitió férreamente contra sus dirigentes creando sindicatos paralelos que trataron de restarles afiliados y legitimidad político-sindical. Hoy, se mantiene la división ceteísta en dos estructuras distintas, aunque políticamente están cerca.
Esos antecedentes hacen que una importante cantidad de sindicalistas de la CGT no quieran estar cerca de quienes, desde las CTA, quisieron desplazarlos de sus puestos o armaron estructuras para quitarles el poder. También los separa una opción política que suele ser muy distinta: la CTA de los Trabajadores, liderada por Yasky e integrada por Roberto Baradel (SUTEBA), está enrolada en el kirchnerismo, mientras que la CTA Autónoma, que encabeza Godoy, está alineada con el sector combativo.
Por eso en la conducción cegetista muchos se espantan cuando ven a sus líderes compartiendo reuniones, actos o medidas de fuerza con Yasky, Godoy o Baradel. Es lo que sucedió este martes en el acto realizado en Azopardo 802 para conmemorar el nuevo aniversario del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Allí estuvieron los jefes de las dos CTA; Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Estela de Carlotto de Abuelas de Plaza Mayo, y Adolfo Pérez Esquivel, además de representantes de APDH, H.I.J.O.S., el MEDH y Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz.
Por la CGT estuvieron sólo uno de sus cotitulares, Daer, además del secretario adjunto cegetista, Andrés Rodríguez (UPCN); Julio Piumato (judiciales), Jorge Sola (seguro), Rodolfo Daer (Alimentación) y Sebastián Maturano (La Fraternidad), entre otros, pero llamó la atención que no asistieran otros líderes del triunvirato de la CGT como Pablo Moyano (Camioneros) y Carlos Acuña (estaciones de servicio), ni Gerardo Martínez (UOCRA), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Mario Manrique (SMATA), Abel Furlán (UOM), Sergio Palazzo (bancarios), Sergio Romero (UDA) y Carlos Frigerio (cerveceros).
Formalmente, la CGT “acompañará” la movilización callejera del domingo próximo, organizada por los organismos de derechos humanos para conmemorar el Día por la Memoria, la Verdad y la Justicia, pero dejará en libertad de acción a los sindicatos para que decidan si concurrirán, y el viernes próximo, a las 15, hará su propio acto en la sede de Azopardo 802 con motivo del golpe militar de 1976.
En las redes sociales, la CGT expresó que el encuentro con los organismos de derechos humanos y las dos CTA que se hizo este lunes fue “para convocar a conmemorar en unidad por los crímenes de lesa humanidad y las políticas económicas y sociales de la última dictadura militar que tanto daño hicieron a nuestro pueblo” y criticó Milei: “Este año nos encuentra frente a un plan económico que reedita aquellos objetivos de pobreza extrema y beneficios para los grupos económicos concentrados. Otra vez es el momento de expresar memoria, verdad y justicia. Es el momento de la rebeldía”.
Mientras, este martes por la mañana, deliberó el Consejo Directivo de la CATT, presidido por Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), con la presencia de representantes de 41 sindicatos. Allí, según se informó oficialmente, analizaron “el actual contexto político, económico y social, el impacto del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/23 en las diferentes actividades, la situación de las negociaciones paritarias y el impacto que produciría si se restituye el Impuesto a las Ganancias”.
La conducción de la poderosa confederación del transporte también confirmó un anticipo de Infobae: realizará un plenario nacional el próximo 26 de marzo, a las 11, en el predio de la Federación de Peones de Taxi, para definir la estrategia contra las políticas de la Casa Rosada. Y, además, aprobó la incorporación de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro, conocida como metrodelegados, que conducen Beto Pianelli y Néstor Segovia, integrante de la CTA de Yasky.
La decisión se convertirá en una declaración de guerra contra la UTA: los metrodelegados surgieron en 2008 tras la ruptura del gremio de Roberto Fernández por parte de un grupo de disidentes que representaban a los trabajadores del subte. Desde entonces se inició una batalla entre ambas organizaciones para quedarse con la personería gremial del sector, algo que aún está en disputa aunque formalmente la mantiene la UTA. Por eso se prendieron luces amarillas en la interna sindical cuando Hugo y Pablo Moyano recibieron el 9 de este mes a Segovia, secretario adjunto de los metrodelegados, y conversaron sobre la posibilidad de que este sindicato enrolado en el kirchnerismo y la izquierda se incorpore a la CATT, que fue lo que finalmente se aprobó esta mañana.
Fernández, en realidad, no integra la CATT sino su rival en el sector: la Unión General de Asociaciones de Trabajadores del Transporte (UGATT), que se reflotó en 2022 para competir con aquella agrupación y que integran antimoyanistas como Omar Maturano (La Fraternidad) y el barrionuevista Carlos Acuña (estaciones de servicio), además del titular de la UTA. Pero todos son miembros de la CGT y todo indica que la pelea sin cuartel se trasladará allí. Como puede suceder con la “unidad en la acción” tan resistida entre algunos líderes cegetistas y los jefes de las CTA, que ya ocasionó faltazos sugestivos y que puede crecer con la misma magnitud que el rechazo al gobierno de Milei.