La secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, terminó de decidirse y echó al jefe de la Casa Militar, Alejandro Daniel Guglielmi, que ocupaba en ese cargo desde el mandato de Mauricio Macri y había permanecido en la gestión de Alberto Fernández. No hubo una comunicación oficial, pero en la Casa Rosada lo confirmaron, sin brindar justificaciones, e incluso mencionaron el nombre del coronel mayor Sebastián Ibáñez como posible sucesor.
En reserva, fuentes oficiales deslizaron que la hermana de Javier Milei lo quería fuera desde hace tiempo. Decidió relevar de un día para el otro, esta tarde, al experimentado coronel mayor, que había tenido respaldo al frente de la custodia presidencial durante las gestiones de Pro y del Frente de Todos. Es decir, más allá del color político de cada administración. Hoy estuvo en la Casa Rosada desde la mañana hasta la tarde, e incluso se lo vio entrar, al menos una vez, al sector de la Presidencia.
La decisión se tomó en las sombras y sin previo aviso ni justificación, por lo que tomó por sorpresa a todos en la sede del gobierno nacional. Hay quienes señalan que Karina desconfiaba de su fidelidad, como es habitual, y que incidió la resistencia que tenía en su contra el secretario de Asuntos Estratégicos, Jorge Jesús Antelo, ex brigadier nombrado por el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, con quien tiene total confianza desde que se conocieron en el Grupo Eurnekian. En ese área del Gobierno siempre negaron esas versiones.
Alberto Fernández, que tenía muy buena relación al igual que su secretario General, Julio Vitobello, había propuesto que Guglielmi fuera ascendido al rango de general, pero su pliego nunca tuvo acuerdo en el Senado por resistencia de Cristina Kirchner, que nunca lo dejó pasar a pesar de que no tenía rechazo ni de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación ni del CELS. Es posible que a partir de su remoción, pase a retiro.
Su administración era bien considerada más allá de los partidos que lideraran el Gobierno. “Conocía bien la casa, porque no llegó como jefe, sino desde abajo. En la peor noche de la crisis de 2001 estaba ahí y durante el cristinismo estaba también”, dijo un empleado de carrera. “Es un tipo íntegro, con la cabeza sana, que siempre adaptó el accionar militar a la política y a la situación social, le interesaba siempre hablar para entender”, agregó un ex funcionario que lo frecuentó durante el albertismo, sorprendido por la decisión.
En el traspaso de mando entre UP y La Libertad Avanza se había producido una fuerte intriga en torno al organismo dependiente de la Secretaría General, cuando Alberto Fernández firmó una resolución para que los ex mandatarios pasaran a estar bajo el cuidado de la Casa Militar en lugar del Ministerio de Seguridad, como hasta entonces. Un pedido de Cristina Kirchner para evitar que su protección quedara a cargo de la futura titular de esa cartera, Patricia Bullrich, a quien consideraba involucrada en las conspiraciones para asesinarla. Aquella medida, polémicas mediante por los gastos que suponía en el cuidado del ex mandatario en el exterior, sigue vigente, por lo que el resguardo de CFK está por cambiar de manos.
El nuevo jefe de la Casa Militar, se rumorea, sería Sebastián Ignacio Ibáñez, también coronel mayor, ex jefe de la Brigada de Montaña del Ejército en la guarnición Salta, que visitó la Casa Rosada durante los últimos días. Sin embargo, su nombramiento no está confirmado oficialmente y en la Presidencia mantenían el habitual hermetismo esta tarde, cuando la eyección del número uno del delicado sector desde hace ocho años se había transformado en el principal tema de conversación en la sede del gobierno nacional.