El presidente Javier Milei visitará la ciudad de Rosario en dos semanas, luego de la escalada de violencia que se vivió en los últimos cinco días, con cuatro víctimas fatales. La llegada del jefe de Estado fue confirmada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien coordina el operativo de emergencia que se montó luego de los ataques perpetrados por sicarios.
“El presidente viene porque quiere dar la impronta que queremos para la seguridad y la lucha contra el narcotráfico”, comentó la funcionaria. Este lunes llegaron fuerzas federales para sumarse al patrullaje por los barrios en donde se encuentran los puntos de comercio de droga instalados por las bandas criminales, según lo señalan las autoridades nacionales y provinciales.
Bullrich contó además que recibió llamados de solidaridad de todos los gobernadores del país para colaborar con la crisis que se desató en Santa Fe. Entre ellos, recibió la comunicación del ex ministro de seguridad bonaerense, Sergio Berni, quien la manifestó la intención de ayudar del gobierno que conduce Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires.
“Hemos recibido ayuda y gestos de solidaridad, me llamó el ex ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y me ha planteado que están dispuestos a ayudar. Otras provincias también son solidarias. Berni me ofreció la ayuda en nombre de la provincia de Buenos Aires. Entiendo que el gobernador Pullaro también recibió un llamado solidario del gobernador de Córdoba (Martín Llaryora)”, contó la titular de la cartera de Seguridad en un móvil de TN desde la ciudad de Rosario.
El gobierno nacional y la gestión provincial de Maximiliano Pullaro se mostraron trabajando juntos a lo largo de la jornada, luego de los cuatro crímenes que sicarios cometieron en los últimos cinco días y dejaron como saldo la muerte dos taxistas, un chofer de colectivos y un playero de una estación de servicio. “Es una imágen de brutalidad, de terrorismo, me dio mucha angustia. Caminé Rosario y la gente se me acercó con miedo. No pueden salir, ir al colegio, no pueden salir. Estas cuatro muertes generaron una conmoción social profunda”, dijo Bullrich.
En ese contexto explicó que el presidente monitorea la situación y que planea visitar la ciudad de Rosario en los próximos 14 días. En ese plazo, el gobierno espera haber obtenido los primeros resultados del despliegue de las fuerzas federales.
El gobernador Pullaro, por su parte, se mostró conforme con el respaldo recibido de parte de la Casa Rosada. “Es muy importante. Hoy tuvimos una reunión con dos ministros como Bullrich y Petri y hay un compromiso del gobierno nacional en esta pelea que es de la sociedad rosarina contra unos pocos violentos que claramente han reaccionado de manera extrema para quebrar una decisión que tomó el gobierno, paro que desde las cárceles se dejen de cometer los delitos que se cometen”, dijo el mandatario local.
En efecto, tanto Nación como la gestión en la provincia de Santa Fe creen que la reacción criminal de los últimos días contra personas inocentes se debió a las medidas conjuntas que se aplicaron en los primeros dos meses de las nuevas gestiones. Las mismas apuntaron a frenar la logística y operativa que estaba montada por los capos narcos encarcelados. Desde allí, los jefes de las bandas dirigían el negocio, según las autoridades.
Los límites a esta situación, sostienen en el gobierno, fue lo que provocó la respuesta de los criminales. “Fue una reacción cobarde. Decidimos cortar con los negocios desde las cárceles, y ellos, si se enfrentaran al Estado perderían, pero buscan quebrar esta decisión con pequeñas acciones espasmódicas”, lamentó Pullaro.
Temprano, el presidente había enumerado algunos logros de las medidas que adoptó su gobierno en conjunto con la gestión de Pullaro y admitió que la respuesta de los narcos obedeció a ello. “Las medidas son consensuadas con el gobernador, paso a paso, por el momento estamos tomando esta solución y creemos que lo podemos resolver”, consideró Milei.
“Son ellos o nosotros y vamos a ser nosotros”, había afirmado desde su cuenta de X, Milei, al condenar el crimen de Bruno Bussanich, el joven de 25 años asesinado a sangre fría mientras trabajaba en una estación de servicio de Santa Fe.