A toda velocidad y en plena escalada diplomática, la Cancilleria prepara una protesta formal ante las Naciones Unidas (ONU) por la determinación política del régimen de Nicolás Maduro de prohibir que todos los vuelos de Aerolíneas Argentinas -o con matrícula nacional- crucen el espacio aéreo de Venezuela. Con esta medida inédita en la historia común de ambos países, Maduro replica la decisión de Javier Milei de aceptar la confiscación ordenada por la justicia de los Estados Unidos del avión de Emtrasur vinculado a la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.
La Consejería Legal del Ministerio de Relaciones Exteriores y otras áreas técnicas redacta un escrito contra las medidas arbitrarias tomadas por Venezuela que será presentado con suma urgencia ante la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Esta organización de la ONU creada en 1944 tiene como finalidad establecer reglas básicas de cooperación aérea entre todos los países del sistema internacional.
La presentación ante la OACI cumplirá todas las formalidades diplomáticas, pero su sentido final es geopolítico. Milei y Maduro exhiben profundas diferencias ideológicas, y el caso de Aerolíneas acelera un conflicto regional con final incierto.
Hace unas semanas, Aerolíneas Argentinas envió una nota a la Cancillería informando que el régimen de Maduro prohibía que sus vuelos atravesaran el espacio aéreo venezolano. A continuación, el Palacio San Martín convocó a Stella Lugo, embajadora de Caracas en Buenos Aires, para protestar contra esa decisión unilateral que viola todas las normas básicas del Convenio de Chicago de 1944.
La embajadora Lugo, que reporta directo a Maduro, escuchó a los funcionarios de la Cancillería y se fue del cónclave diplomático sin prometer nada. Lugo siempre estuvo al lado del kirchnerismo y considera al gobierno de Milei una falla en el sistema político de la Argentina.
El ocho de marzo, la Cancillería elevó una nota a la embajadora Lugo escalando en la protesta diplomática. Lugo remitió la nota al Ministerio de Relaciones Exteriores en Caracas, y dos días más tarde, el régimen de Maduro contestó con una presentación que desvela los motivos políticos que se esconden detrás de la decisión de prohibir que Aerolíneas Argentinas -y otras naves con matrícula nacional- sobrevuelen el espacio aéreo venezolano.
La presentación formal de Maduro -unos pocos párrafos con semiología burocrática- explicó que Venezuela prohíbe a Aerolíneas cruzar su espacio aéreo porque la administración Milei entregó a la justicia de los Estados Unidos el Boeing 747 de Emtrasur Cargo que era controlado por el régimen fundamentalista de Irán.
“Fuimos informados de un acto vil, criminal, indignante: en un aeropuerto de Miami, en la Florida, el imperio gringo vengativo, perverso, con toda su maldad, procedió a descuartizar el avión de Emtrasur, el avión de Conviasa que nos habían secuestrado”, dijo Nicolás Maduro durante una movilización en Caracas.
Maduro no dice la verdad. El Boeing 747 fue entregado por la Argentina a la justicia de Estados Unidos porque violaba normas internacionales y estaba tripulado por pilotos que pertenecían a la principal fuerza terrorista de Irán. Este país de Medio Oriente aparece involucrado - a través de Hezbollah- en los ataques fundamentalistas a la Embajada de Israel y a la AMIA, que causaron decenas muertos y centenares de heridos.
Las relaciones diplomáticas entre Argentina y Venezuela están en su momento más complejo. Milei decidió que no haya embajador en Caracas, y ordenó a la Cancillería que avance contra el régimen de Maduro para lograr que Aerolíneas pueda cubrir sus rutas aéreas sin inconvenientes.
En el Palacio San Martín asumen que Maduro rechazará la presentación que Argentina hará en la OACI. Si el régimen venezolano no cumple con las normas básicas para organizar elecciones libres y democráticas, menos todavía respetará normas internacionales -la Convención de Chicago- que regulan los espacios aéreos de cada país.
En la Casa Rosada no se descartan acciones más duras para explicitar que Milei tiene profundas diferencias ideológicas con Maduro y que Venezuela no aparece en su tablero de relaciones internacionales.