El piso 12 del edificio Libertador fue escenario de 12 frenéticas horas en las que las máximas autoridades militares del país intercambiaron ideas -primero- y se trabaron en duras discusiones -después- acerca de la intención de los ministros de Defensa, Luis Petri, y de Seguridad, Patricia Bullrich, de enviar efectivos militares a las zonas calientes de Rosario.
Durante la jornada – que finalizó con la presencia de los cuatro jefes de estado mayor de las fuerzas y del Estado Mayor Conjunto- los uniformados expusieron con crudeza que las reglas de empeñamiento que proponían Petri y Bullrich no eran aceptables ni para el personal subordinado ni para las jefaturas.
“No se despliega un efectivo militar si no va con su armamento reglamentario y sin la expresa autorización de poder usarlo en caso de tener que repeler una agresión provenga de quién provenga”, comentaron fuentes que presenciaron el cónclave.
Oficiales de los distintos estados mayores comenzaron a delinear las llamadas “Reglas de empeñamiento”, que no son ni más ni menos que las “reglas de juego” con las que la tropa destinada al operativo Rosario se debería manejar. Se trabajó en la creación de “Comandos en el territorio”, a razón de uno por fuerza involucrada, designación de comandantes territoriales, conformación de estados mayores en operaciones y otras medidas de neto corte militar.
“Primó la cordura y uno de los máximos jefes militares presentes bajó a los generales más ‘combativos’ a tierra al sostener vehementemente que no estaban yendo a una guerra sino a una simple operación de apoyo”, sostuvieron desde el Edificio Libertador Gral. San Martín.
“Si nos preparamos para ir a la guerra estamos atentando contra nuestra propia doctrina”, agregó un uniformado.
Al caer la tarde de este lunes, y a efectos de alivianar las tensiones, se decidió dar marcha atrás con buena parte de los anuncios realizados durante esta jornada y acotar en el corto plazo la participación militar. De esta manera, se establecerá una base logística en la localidad de San Lorenzo, ubicada a 23 km al norte de la ciudad de Rosario, a efectos de que allí se realicen todas las actividades logísticas que las fuerzas federales en operaciones puedan requerir.
No habrá comandantes operacionales designados por parte de las FF.AA, pero se autorizó la presencia de helicópteros y pilotos de la Fuerza Aérea y del Ejército solamente para transporte de personal. Tampoco se definió si los pilotos portarán sus armas reglamentarias.
Toda presencia militar terrestre o naval por ahora quedará suspendida hasta que se cuente con una herramienta legal que satisfaga la cobertura que los efectivos militares necesitan para desplazarse en el terreno con seguridad jurídica en caso de ser partícipes de un eventual enfrentamiento.
“No podría afirmar que estamos en fojas cero, pero sí que bajamos tres cambios”, dijo un uniformado consultado por Infobae, quien cerró con una de las frases más pronunciadas por estas horas en el mundo militar: “Los políticos dejan el cargo y se van a su casa, nosotros no queremos ir a Marcos Paz”.