El despacho presidencial tiene las cortinas bajas, y el aire acondicionado siempre está por debajo de los veinte grados. Javier Milei suele ocupar la cabecera de la mesa y a su izquierda se encuentra una foto de Carlos Menen junto a los Rolling Stones, tomada el 10 de febrero de 1995 en la quinta de Olivos. Para esa fecha, Menem ya había cerrado el Pacto de Olivos con Raúl Alfonsín, apoyado el Consenso de Washington que lideraba George Bush (p) y planificaba su campaña electoral para obtener la reelección en Balcarce 50.
Milei pasó muchas horas trabajando en el Pacto del 25 de Mayo y la foto de los Stones con Menem funciona como una síntesis de un movimiento presidencial que sorprendió al establishment y abrió un capítulo político con final incierto. Ese Menem del 95, meses antes de la tragedia de Carlos JR, se acercaba a renovar su mandato por la tracción de su audacia y su voluntad, y la vigencia de sus relaciones de poder con Alfonsín y la Casa Blanca.
El Líder de la Libertad Avanza intenta recorrer un idéntico desfiladero. Mauricio Macri reemplaza a Alfonsín, mientras que la ideología del Consenso de Washington se repite como dogma programático en el Pacto del 25 de Mayo. El PRO está astillado como la UCR en 1993, antes del Pacto de Olivos, y aunque Macri no es Alfonsín, ya asumió que se acerca al Gobierno o será presidente de un partido fracturado y cuasi testimonial.
Milei hizo el catch up y ahora habla con Macri como un Presidente a un ex presidente. En las conversaciones previas al balotaje, Milei aparecía como un discípulo frente al jefe de Estado, pero esa relación política mutó por influencia de Patricia Bullrich y las reuniones presidenciales con el papa Francisco, Donald Trump, Antony Blinken, Kristalina Georgieva, Georgia Meloni y Benjamín Netanyahu.
Macri aportará al PRO para la firma del Pacto del 25 de Mayo, y ese plegamiento político implicaría un cisma partidario. El ex presidente propone una cohabitación con La Libertad Avanza, una idea que Horacio Rodríguez Larreta y sus exiguos aliados no avalarán bajo ninguna circunstancia.
Alfonsín tuvo su rebelión partidaria que pudo superar con muñeca y horas de rosca, y al final se aprobó el Núcleo de Coincidencias Básicas, que transformó parcialmente la arquitectura del poder en la Argentina. Menem logró su reelección, y el líder opositor evitó que el peronismo convirtiera al radicalismo en una anécdota partidaria.
Milei también tiene su Núcleo de Coincidencias Básicas, pero a diferencia de Menem, no busca una transformación de la arquitectura constitucional. El Presidente, en cambio, intenta cumplir con su mandato popular. Ese mandato vinculado al hartazgo de la sociedad con la clase política -”La Casta”, en su propio lenguaje- y a la necesidad personal de responder a un reclamo social que sintetiza cuarenta años de frustrada democracia.
En este contexto, el jefe de Estado planteó: la eliminación de las jubilaciones de privilegios para presidentes y vicepresidentes, el tope a la reelección en los sindicatos, la prohibición de presentarse a elecciones para los políticos con condenas en segunda instancia, el descuento de los días de paro para los empleados públicos, la eliminación del financiamiento público de los partidos políticos y la penalización con cárcel de la financiación al Tesoro con emisión monetaria.
Macri aceptó este Núcleo de Coincidencias Básicas y en las próximas semanas se definirá una estrategia para avanzar en la Cámara de Diputados. Milei y el ex presidente saben que la bancada kirchnerista jugará sus piezas para bloquear las iniciativas que golpean a sus socios corporativos, pero apuestan a lograr un consenso parlamentario que permita aprobar las iniciativas que Milei anunció en la Asamblea Legislativa.
Al comienzo de su primer mandato, complicado por su cercanía con Siria Libia e Irán, Menem se reunió con Terence Todman, embajador de Estados Unidos en la Argentina. Todman reveló a Menem que la Casa Blanca cuestionaba su alineamiento geopolítico y que así sería muy difícil lograr un acuerdo con los acreedores privados y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El presidente peronista entendió el mensaje de Todman y su primer viaje internacional a Medio Oriente fue a Israel, en lugar de volar a Damasco como le había prometido al dictador sirio Hafez al Assad. Desde ese momento, Menem compartió la agenda global de la Casa Blanca y mantuvo profundas relaciones con los presidentes George Bush y Bill Clinton.
Milei rescata el alineamiento internacional de Menem, y como su antecesor riojano, no tiene problemas en mantener un diálogo abierto con demócratas y republicanos. Recibió a Antony Blinken -secretario de Estado de Joseph Biden- y se abrazó con Donald Trump en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC).
Menem entendió hacia principios de 1992 cómo el mundo cambiaría tras la caída del Muro de Berlín y la implosión de la Unión Soviética. Y no dudó en aceptar como guía ideológica al Consenso de Washington, que establecían un decálogo económico que defendía la libertad empresarial, la propiedad privada y la reducción de las atribuciones del Estado.
El Consenso de Washington estaba en las antípodas del pensamiento peronista, pero Menem fue fiel a su olfato político e inició un programa de Gobierno que lo mantuvo en la Casa Rosada por diez años y seis meses. Un período de tiempo aún inédito para la historia de la Argentina.
Milei fue asesorado por Santiago Caputo para pensar y redactar el Pacto del 25 de Mayo. El Presidente y su principal asesor tienen pensamiento simbiótico y una confianza mutua que recuerda a los tiempos de Menem con “El Flaco” Eduardo Bauzá, que fue su consejero afuera y adentro de la Casa Rosada.
En la soledad de la quinta de Olivos, y en el despacho presidencial bajó la invocación de la Torá y la foto de Menem con los Stones, Milei y Caputo diseñaron un movimiento político que sorprendió por su profundidad y sentido institucional.
-¿El Pacto del 25 de Mayo tiene el espíritu del Consenso de Washington?-, preguntó Infobae a Milei horas después de la Asamblea Legislativa?
-Correcto-, contestó el Presidente.
Ese espíritu del Pacto del 25 de Mayo se observa en los siguientes aspectos del Consenso de Washington, que en 1989 fueron planteados por el economista John Williamson para facilitar la inclusión de los países en desarrollo a la nueva agenda que surgía con el fin de la Guerra Fría:
1. Disciplina en política fiscal.
2. Reforma Tributaria.
3. Tipos de cambio competitivos.
4. Liberalización del comercio.
5. Seguridad jurídica para los derechos de propiedad.
Milei movió y ahora espera que la oposición responda. Descuenta el rechazo del kirchnerismo y supone que el PRO y una facción de la UCR jugarán a su lado. El Presidente desea firmar el Pacto del 25 de Mayo en Córdoba, y el 9 de julio -si nada se atraviesa en el camino-, colocar el busto de Carlos Menem en la Casa Rosada.