Javier Milei eligió al sindicalismo como uno de sus máximos enemigos en el discurso ante la Asamblea Legislativa, cree la CGT, pero su conducción no quiere apresurarse para contestarle: se reunirá la semana próxima para evaluar el escenario conflictivo que se abre con las definiciones presidenciales. En su primer análisis, predomina la idea de que se trata de un ataque político, con medidas que serán de difícil instrumentación legal y que estarán condicionadas por la tolerancia social: “No hizo un solo anuncio en favor del bolsillo de los trabajadores”, concluyó la dirigencia cegetista en un intenso intercambio de mensajes que se produjo en las últimas horas.
“Hay que ver las reacciones. Milei le habló a la política, no a la gente, y nuestros representados no recibieron ni un solo centro. Únicamente pidió paciencia, así que en ese aspecto las cosas están peor”. En diálogo con Infobae, así interpretó las palabras del primer mandatario un directivo de la CGT, para quien la intención presidencial que quedó en evidencia es “debilitar al movimiento obrero”.
Dentro de su declarado objetivo de apuntar contra “la casta”, Milei le dedicó un lugar privilegiado en su discurso a los sindicalistas y también a la reforma laboral que promueve y que quedó trabada por las presentaciones judiciales de la CGT. Por eso no es casual que el Presidente incluyera ese tema entre los 10 puntos del “Pacto del 25 de Mayo” que propuso acordar con gobernadores, líderes partidarios y figuras políticas tradicionales: “Una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal”.
Apuntó a esa meta cuando, a poco de comenzar a hablar, hizo hincapié en la encrucijada del mundo del trabajo en su diagnóstico sobre los problemas que encontró en la Argentina al asumir: “Una sociedad con un mercado laboral donde el sector privado formal se encuentra congelado, que, producto de la rigidez y sus altos costos laborales, desde hace 12 años no produce un solo puesto de trabajo nuevo, mientras el empleo público y el trabajo informal son lo único que crecen”.
Poco después, al describir el “esquema putrefacto extendido a todos los poderes del Estado”, le dedicó una dura alusión a “los sindicalistas que entregan a sus trabajadores, engañándolos con supuestos beneficios mientras promueven un régimen laboral que sólo los beneficia a ellos”.
Milei le apuntó también al sindicalista Roberto Baradel (SUTEBA) y a los trastornos que generan los paros docentes cuando enumeró lo que había hecho el Gobierno en materia educativa desde el 10 de diciembre: “En una Argentina donde los chicos no saben leer y escribir, no podemos permitir más que Baradel y sus amigos usen a los estudiantes como rehenes para negociar paritarias con los gobiernos provinciales -destacó-. Por eso incluimos en el decreto de necesidad y urgencia a la educación como servicio esencial, lo cual le sacará el arma de la mano a los sindicatos y los obligará a prestar al menos un 70% del servicio educativo durante cualquier huelga”.
Hubo otro párrafo del Presidente contra los gremios en el que destacó la desregulación del sistema de salud: “Liberamos la elección de las obras sociales para que los trabajadores ya no estén presos del sindicato de su actividad y puedan elegir cuál prestador de servicio prefieren”. Y, de inmediato, otra mención en la que insistió en su reforma laboral frustrada: “Modernizamos la legislación laboral para facilitar la contratación del empleo registrado, algo que fue combatido por los sindicatos”.
Las definiciones más impactantes de Milei en materia sindical tuvieron que ver con el anuncio sobre el paquete de leyes “anti-casta” que enviará al Congreso: allí, luego de la eliminación de las jubilaciones de privilegios para Presidente y Vicepresidente, figura medidas en favor de la democracia sindical y la transparencia de sus comicios internos: “Obligaremos a los sindicatos a elegir sus autoridades a través de elecciones periódicas, libres y supervisadas por la Justicia Electoral, que limitará los mandatos de esas autoridades a cuatro años y establecerá un tope de una sola reelección posible”.
Curiosamente, el propio Presidente había desistido de esa propuesta contra la reelección perpetua de los sindicalistas, incluida en la plataforma electoral de La Libertad Avanza, luego de que en septiembre pasado se reunió con el líder de la UOCRA, Gerardo Martínez. Horas después de ese encuentro, cuando le preguntaron en LN+ sobre su postura sobre la reelección sindical indefinida, no sólo no la condenó sino que consideró que “ese es un problema que tendrán que encontrar la solución los trabajadores”. “No tengo que estar rompiendo yo una institución”, aseguró.
Según un jefe de la CGT, la propuesta de Milei sobre las elecciones sindicales responde a “una vieja aspiración de los políticos de avanzar sobre instituciones privadas”, mientras criticó al Presidente porque “no dijo nada sobre la reelección permanente en las centrales empresariales como la UIA”.
Sin embargo, este sindicalista reconoció que el punto que más inquietó a la CGT es la propuesta de Milei de privilegiar los convenios colectivos por empresa antes que los de la actividad, una medida que conspira contra los cimientos del modelo sindical argentino, que consagra al sindicato más representativo por rama de actividad para firmar los convenios colectivos en nombre de todos los trabajadores. Ese decisivo “poder de lapicera” se debilita si la negociación baja al nivel de empresa.
Lo que anunció el Presidente fue lo siguiente: “Los convenios colectivos específicos que realizan en asociación libre los trabajadores de una empresa o grupo de empresas primarán sobre los convenios colectivos del sector. Vamos a terminar con esa locura de imponerle a la gente las condiciones laborales que define atrás de un escritorio un señor que no trabaja hace 30 años”.
En la visión de un líder cegetista, esa idea “fue lo más importante para el sindicalismo porque debilita al movimiento obrero, ya que atomiza el poder de negociación y llevará a discutir los convenios a la baja”. Y resaltó: “A menor poder de fuego, mayor probabilidad de acuerdos a la baja en materia de derechos económicos y laborales”. El debate sobre el tema comenzó: el abogado laboralista Héctor Recalde, alineado con el kirchnerismo, publicó en X que “Milei dijo que el convenio por empresa debe prevalecer sobre el convenio colectivo. Aclaro que sólo puede ser así en el caso de que ese convenio sea más favorable para los trabajadores. Artículo 75, inciso 19 de la Constitución Nacional”.
El Presidente coronó su decisión de apuntarle al sindicalismo en su discurso subiendo al ring a su máximo opositor gremial, Pablo Moyano (Camioneros), a quien mencionó como uno de “los jinetes del fracaso” junto con Sergio Massa, Juan Grabois, Máximo y Cristina Kirchner.
La CGT mide los tiempos antes de decidir la continuación del plan de lucha que inició con el paro de 12 horas con movilización del 24 de enero pasado. Con sus anuncios ante la Asamblea Legislativa, Milei podría contribuir a acortar los plazos para una nueva medida de fuerza. Y, como lo intuyen los sindicalistas, es justamente lo que busca el Presidente para exponerlos ante la sociedad.