En la Casa Rosada reina la incertidumbre en la previa de la Asamblea Legislativa. Mientras Javier Milei se encuentra recluido en Olivos y escribe su discurso a puertas cerradas, sólo hay lugar para las especulaciones en su entorno sobre el tono que adoptará el Presidente mañana, en su primera aparición frente al hemiciclo del Congreso. Sin embargo, hay coincidencia en que el espíritu político de los libertarios se inclina hoy por la búsqueda de acuerdos y consenso, en una especie de tabula rasa, para sacar al menos las partes más acuciantes de la caída Ley Ómnibus. Cerca del mandatario hablan de dejar atrás las frustraciones de los primeros meses en el terreno político, e iniciar una nueva etapa. En la forma, inclusive, de un “gran acuerdo nacional”.
Como marco general, el objetivo de los libertarios es reiniciar las discusiones con la oposición, para volver a foja cero. Pero, aclaran, bajo la premisa de que los otros partidos “ya aprendieron” que el Gobierno está preparado, valga la redundancia, para gobernar, y para presionar. “Se puede decir que nos subestimaron en capacidad de gestión y en poder de fuego. Los gobernadores se dieron cuenta que dependen de la Nación, y de que nosotros no dependemos de ellos”, resumió la mirada que prima en la Casa Rosada sobre el balance de los últimos 70 días.
El Presidente dio algunas señales que permiten vislumbrar esa inclinación, al bajar los decibeles de sus ataques a la política durante las últimas 48 horas. Y si bien en Balcarce 50 nadie se atreve a arriesgarse predecir el tono que elegirá mañana, hay coincidencia en que será un mensaje de tipo “institucional” más que político. “No va a ser violento. Quizá sí crítico. Pero sabe que lo van a mirar y escuchar todos los argentinos y que lo van a ver en el exterior”, deslizó uno de los alfiles Milei, aunque atento a la historia de cambios en el estilo del primer mandatario. En resumen, creen que es muy posible que a lo largo de su alocución, el primer mandatario oscile entre el llamado al diálogo y las advertencias hacia la oposición “dialoguista”, que abarca las variadas vertientes políticas englobadas en las coaliciones Hacemos Coalición Federal y Juntos por el Cambio.
Según pudo reconstruir Infobae, esa es la esencia del mensaje que les hacen llegar los libertarios a los opositores no kirchneristas. Y en la Casa Rosada incluso hablan de la necesidad de un “gran acuerdo nacional”, que traducen en “encontrar consensos, más allá de los pesoductos”. La referencia, en la voz de uno de los funcionarios más relevantes de Milei, se refiere irónicamente a los pedidos de fondos desde el interior, que tuvieron su expresión más reciente en el conflicto con Chubut y el gobernador Ignacio Torres. En ese terreno, el planteo del Gobierno es que el grifo de las erogaciones seguirá cerrado hasta tanto no mejore la economía. “No vamos a emitir, está decidido. Cuando haya plata, la coparticipamos. Pero hoy no hay, y no es un slogan para las camisetas”, dijeron.
Más allá del tono y la esencia del mensaje del Presidente, en Gobierno debaten aún sobre la estrategia legislativa. Y el formato que adoptarán para impulsar los proyectos frustrados de la ley Ómnibus se encuentra aún en estado gaseoso. Por un lado, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, trabaja en la segmentación del gran paquete que se cayó hace tres semanas. Pero Milei todavía no decidió si lo enviará efectivamente en partes (con la transformación de varias medidas en decreto); o bien intentará reflotar el conjunto.
El ministro de Economía, Luis Caputo, había deslizado días atrás en una entrevista que volverían al ruedo de lleno con la batería de medidas completa. Pero en Gobierno, mientras toman la temperatura de la oposición, exhiben serias dudas sobre la conveniencia de la estrategia de redoblar la apuesta. “Evidentemente la política no lo quiere como un todo”, recalculó un funcionario de la primera línea nacional. Y si bien creen que los principales perjudicados por el fracaso fueron los opositores aliados que pusieron palos en la rueda, son conscientes de que la falta de efectividad para llevar a cabo las reformas que ambicionan puede dejarlos mal parados, a la larga.
Una altísima fuente de Gobierno mencionó a este medio, como prioridades para tratar en el corto plazo, la declaración de la emergencia para que Milei reciba las facultades delegadas que quedaron frenadas con la caída de la ley Ómnibus (”De ahí se van a derivar cosas clave como las privatizaciones”, dijo); y la desregulación del área de hidrocarburos, de la minería, y del régimen de grandes inversiones.
Por lo pronto, el ministro del Interior, Guillermo Francos junto a su vice, Lisandro Catalán; el asesor Santiago Caputo; y el colaborador ad-honorem “Lule” Menem trabajan en tándem y a contrarreloj para sentar las bases de esos supuestos consensos de cara a las Ordinarias.
En largas y frecuentes reuniones entre el despacho del ministro, en la planta baja, y la oficina del referente riojano, en el primer piso de la sede nacional, aún no hilan filo con los nombres de los legisladores ni porotean votos. Pero, también en contacto con el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, que los visita seguido, ya contactaron a los líderes de la oposición, Cristian Ritondo (que ayer almorzó con Milei) y Miguel Pichetto, y prácticamente a todos los gobernadores. “Nuestro planteo es claro. Sentimos que estamos malgastando el tiempo y no estamos resolviendo los temas en los tiempos que necesitamos. Javier se está ocupando de la macro y la microeconomía. Pero las inversiones y la confianza no van a llegar si no encontramos mecanismos para sacarlos adelante”, dijo un funcionario de primer rango.
Para no chocarse nuevamente contra la intransigencia de los opositores, trabajan en formar nuevos consensos. Aplacaron el conflicto con el chubutense Torres (al final le extendieron fondos) a pesar de que la discusión se terminará de dirimir en la Justicia. Y coquetean con la posibilidad de un pacto más profundo con el Pro. Aunque la reunión de Milei Mauricio Macri se suspendió, el Presidente invitó a Ritondo por primera vez a la Casa Rosada, y no para un café, sino para un extenso almuerzo en la intimidad de su despacho.
Además de extenderles la mano a los opositores, Milei les hará algunos reproches. Posse estuvo abocado en las últimas semanas a prepararle al Presidente un extenso informe sobre el Estado, unificado por variables previamente acordadas que le entregaron al ministro coordinador los titulares de todos los ministerios y secretarías. “Es un primer recorte, y a partir de ahí se hizo un semáforo con lo que está muy mal, lo que se puede arreglar y lo que funciona. A partir de ahí vamos a ir abriendo más”, dijeron.
Milei tiene en sus manos el extenso análisis y no se descarta que elija destacar algunos fragmentos específicos en su discurso ante la Asamblea Legislativa para ejemplificar las fallas de la administración anterior -y/o las previas-, basado justamente en la auditoría de la SIGEN.
En Gobierno saben que de la efectividad del discurso de Milei dependerá el rumbo que tomen las negociaciones con la oposición. Misterioso, un ladero presidencial se mostró optimista, y deslizó que Milei “optará por la salida más inteligente” para aprobar las reformas que lo desvelan. Pero no detalló cuál sería esa supuesta diagonal.