En un sindicalismo atomizado, los gremios aeronáuticos lo están aún más: son 11 las organizaciones que representan a los distintos trabajadores de la actividad (llegaron a ser 15 cuando Latam y Norwegian Air mantenían sus servicios en el país). Y son sólo tres las que por un conflicto salarial mantienen hoy como rehenes a los miles de pasajeros que quedaron varados sin poder viajar el martes.
Al igual que lo que sucede en el servicio ferroviario, si uno solo de los sindicatos aeronáuticos realiza una medida de fuerza, implica necesariamente la paralización de los vuelos. Por eso el paro que dispusieron para este miércoles la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), la Asociación de Personal Aeronáutico (APA) y la Unión de Personal Jerárquico (UPSA) se convirtió en una pesadilla para los pasajeros, aunque el resto de los gremios no decidió todavía ninguna protesta.
Quienes lideran aquellas tres entidades son Pablo Biró (APLA), Edgardo Llano (APA) y Rubén Fernández (UPSA). Los dos primeros están enrolados en el kirchnerismo y el restante, en el moyanismo. En el gobierno de Mauricio Macri se sumaron a otros gremios del sector (menos el de aeronavegantes) para formar Sindicatos Aeronáuticos Unidos, conocido como “El Bloque”, y en donde pesaban fuerte la militancia camporista y el rechazo a la política de cielos abiertos del macrismo.
De ese “bloque” de 7 sindicatos se pasó al actual “minibloque” de sólo 3. La problemática salarial de estos primeros meses del gobierno de Javier Milei los mantiene en contacto permanente, más allá de sus diferencias políticas y personales, pero en el sector afirman que el conflicto de APLA, APA y UPSA se intensificó por los “bajos sueldos” del personal de tierra (representados por el gremio de Llano), que motivaron la solidaridad de un sindicato cuyos afiliados tienen salarios altos como el de Biró.
Otros gremios mantienen una actitud más prudente en las negociaciones, aunque todo dependerá de hasta dónde el Gobierno llevará su oferta salarial (propuso un 12% para marzo, luego del 16% otorgado para febrero). La Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), liderada por Juan Pablo Brey, moyanista, sostiene las tratativas salariales con los funcionarios nacionales, pero analiza convocar a una asamblea para el 12 de marzo con el fin de debatir si llevarán adelante una medida de fuerza.
De los sindicalistas aeronáuticos “rebeldes”, el más conocido es Biró, de APLA. Lidera un gremio de pocos afiliados (unos 1.800) desde 2012, cuando triunfó en las elecciones ante el moyanista Jorge Pérez Tamayo, a quien había secundado como secretario adjunto hasta que decidió pelearle el puesto. En 2015, ya embanderado en el kirchnerismo, fue reelegido al ganarle los comicios del sindicato a su hermano Daniel, cuya candidatura promovía Hugo Moyano. Y en 2022, luego de la fusión de APLA con UALA (que agrupaba a los pilotos de Austral), fue ratificado una vez más en el cargo cuando se impuso en las elecciones a Diego Pérez Bariggi, hijo de Pérez Tamayo. Al acto de asunción concurrieron altos exponentes del kirchnerismo como Axel Kicillof. Su mandato vencerá en 2026.
Antes de las elecciones de 2015, Biró logró que Daniel Scioli, candidato presidencial del Frente para la Victoria, aprobara su propuesta para reestructurar el mercado aerocomercial si llegaba al poder. El triunfo de Macri arruinó sus planes y se convirtió en un implacable opositor al gobierno de Cambiemos. Milita en la Corriente Federal de Trabajadores, conducida por el bancario Sergio Palazzo, también kirchnerista. Y recobró protagonismo en noviembre pasado, al advertirle a Milei que si quería “cargarse Aerolíneas Argentinas” iba a tener que “matar” a los trabajadores para lograrlo. La fuerte polémica que originó su frase lo llevó a rectificarse: “Tuve una frase muy poco feliz que sacada de contexto caería muy mal, hasta a mí me cae mal. Tengo que empezar aclarando que Javier Milei ganó con el 55% de los votos en elecciones limpias, sin fraude”, sentenció.
Llano, de APA, conduce desde 2004 el gremio más numeroso de la actividad aeronáutica (unos 8.000 afiliados) porque agrupa al personal de tierra (maleteros, sector de rampa, administrativos, reserva, free shop y check-in, entre otros). Se trata de un dirigente alineado fielmente con el kirchnerismo e integrante de la conducción de la CTA de los Trabajadores, que pilotea Hugo Yasky.
En noviembre de 2023, su nombre cobró actualidad cuando llegó de un viaje a Cancún, donde participó de un congreso sindical internacional, e inmediatamente decidió un paro sorpresivo en la empresa Intercargo, que maneja los servicios de rampa de los aeropuertos, lo que obligó a cancelar más de 60 vuelos en todo el país y causó trastornos a más de 12.000 pasajeros. La protesta no fue por motivos salariales sino intersindicales: reclamaba el encuadramiento de los trabajadores de la empresa Swissport, afiliados a la Unión de Personal de Aeronavegación de Entes Privados (UPADEP).
Fernández, el secretario general de UPSA, tiene el perfil más bajo de los tres dirigentes que paralizaron los vuelos de este miércoles. Su sindicato nuclea a unos 1.000 empleados jerárquicos y el sindicalista proviene del moyanismo y en 2018 se acercó al Frente Sindical para el Modelo Nacional (Fresimona), coalición de gremios que se oponían al macrismo y que lidera Pablo Moyano (Camioneros).