Cristina Kirchner regresó a la primera plana para enfrentar a Javier Milei y mostrar que su liderazgo sobre un sector importante del peronismo sigue vigente. Alberto Fernández unió Madrid con Buenos Aires y pronto tomará una decisión respecto a su rol como presidente del PJ. Sergio Massa empezó a mover la estructura del Frente Renovador y hará una reunión con su tropa política el próximo sábado en Roque Pérez.
El jueves hubo una reunión en la sede del PJ Nacional para ordenar el destino del partido. Hoy habrá un encuentro en Cañuelas del PJ Bonaerense donde Máximo Kirchner sabrá cuál es el aval con el que cuenta y tratará de ordenar el discurso de los que le responden. El PJ Porteño saltará esta tarde a la calle para realizar un “cabildo abierto” donde se apuntará contra las gestiones de Javier Milei y Jorge Macri.
El peronismo empezó a moverse en varias direcciones pero con un mismo objetivo: reagruparse y fortalecerse como la principal oposición al gobierno libertario. Por delante está la compleja tarea de limar la asperezas del pasado, congeniar posturas parlamentarias entre los gobernadores y el kirchnerismo, abrir espacios de debates internos y empujar nuevos liderazgos que renueven el espacio político.
El paper de 33 páginas que CFK publicó la semana pasada fue el punto de partida de una etapa más activa de la alianza. Hasta ese entonces, el foco estuvo puesto en la Cámara de Diputados, donde se trató la Ley Ómnibus y donde el peronismo tuvo en la figura de Germán Martínez, presidente del bloque opositor, la expresión de rechazo al contenido del proyecto y la falta de diálogo del Gobierno.
El resto de la dirigencia política de Unión por la Patria (UP) optó por la cautela. Darle tiempo y gobernabilidad pese a las críticas. Por eso en algunos sectores hizo ruido el paro general de la CGT pocas semanas después de comenzado el gobierno de Milei. Esa paciencia ya se acabó.
La avanzada de Milei contra toda la oposición - con quita de subsidios y fondos para programas establecidos, y agresiones permanentes - generó movimientos impensados dentro de la política doméstica. El más visible y extraño de todos tuvo lugar ayer, en una nueva escalada de tensión entre los gobernadores y el Presidente.
El gobernador de Chubut, Ignacio Torres, que es parte del PRO, emitió un duro comunicado contra el gobierno nacional por la quita de recursos coparticipables y amenazó con no entregar petróleo y gas. Poco después de publicarlo en sus redes sociales, los gobernadores del peronismo lo respaldaron públicamente. Incluso los más duros como Axel Kicillof (Buenos Aires), Gildo Insfrán (Formosa), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Ricardo Quintela (La Rioja). Una muestra de la unidad que puede generar en la oposición el rechazo a las políticas libertarias y la permanente falta de respeto del Presidente a los mandatarios y legisladores.
Ese también es un movimiento del peronismo. En una dirección impensada y por fuera de la vida partidaria, pero que describe un momento de la política nacional. Milei se pelea con todos y el peronismo aprovecha el estado de caos autogenerado por el Gobierno para mostrar una pieza de pragmatismo y flexibilidad que es difícil divisar en otros partidos políticos.
La quita de recursos no es el único tema donde la oposición camina hacia un punto de encuentro. Cuando comiencen las sesiones ordinarias en el Congreso, todo el arco opositor impulsará el tratamiento de un proyecto para estirar los plazos de la ley que mantiene el Fondo Nacional de Incentivo Docente, que el Gobierno decidió suspender, quitándole a los docentes estatales un 10% de su sueldo. Una medida que abrió uno de los últimos frentes de conflicto a nivel federal.
Cristina Kirchner quiere que UP abra el juego en el Congreso y busque generar acuerdos con la oposición dialoguista. Esa idea atravesó parte de su carta sobre las crisis de deuda, que generó una inmediata reacción del oficialismo y puso foco en la ex presidenta, que volvió a tener centralidad política en un momento donde, lentamente, empieza a descender el acompañamiento popular y la imagen positiva del Presidente.
Lo extraño de la crítica sistemática de Milei a los gobernadores es que busca deslegitimar a dirigentes que fueron legitimados en sus provincias. En muchos casos, por amplio margen. Además, los mandatarios serán engranajes claves en la discusión parlamentaria que se avecina a partir del 1 de marzo. Muchos legisladores responden a ellos. Para el oficialismo será difícil construir mayorías en un Congreso atomizado y destratado por el Jefe de Estado.
En el peronismo entienden que parte de la reactivación del espacio político y la construcción de una nueva identidad opositora está sostenida por los bloques de diputados y senadores de UP, quienes han tenido protagonismo durante todo enero y febrero por el tratamiento de la Ley Ómnibus, y los idas y vueltas para tratar el DNU de desregulación de la economía.
Si bien hay diferencias internas en los bloques, por la cantidad de posturas disimiles y la desconfianza del pasado, hasta el momento se han mostrado unidos y fuertes. La única mancha negra fue la salida de los diputados tucumanos que responde al gobernador Osvaldo Jaldo, que terminaron aprobando el proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo.
En otras de las terminales peronistas, Massa mantiene activa sus oficinas de Avenida Libertador y sigue metido de lleno en la política doméstica, controlando las negociaciones y la influencia del Frente Renovador en el esquema de UP. Una muestra de eso fue el faltazo de sus diputados provinciales a la última sesión en la legislatura bonaerense. ¿El motivo? Los intendentes massistas aseguran que Kicillof no los atiende y les debe fondos.
El ex ministro de Economía sabe con exactitud los momentos donde tensar la cuerda, mientras que el gobernador bonaerense parece estar dispuesto a dar muestras de poder más claras. Aunque no lo expliciten, está construyendo, poco a poco, un nuevo perfil, luego del amplio triunfo en la provincia de Buenos Aires y el espacio que tiene por delante para caminar hacia un liderazgo nuevo en el peronismo.
En la tercer semana de marzo Massa tiene pensado hacer el lanzamiento formal de la Fundación Encuentro, donde lo acompañan quienes fueron los principales funcionarios durante su gestión en el ministerio de Economía. En abril publicará su libro, en el que cuenta los detalles de su paso por el Palacio de Hacienda. Recibe dirigentes semanalmente. Está muy activo.
Alberto Fernández decidirá en las próximas horas su futuro al frente de la presidencia del PJ Nacional. Se reunirá con el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, para definir si renuncia o no a la conducción. El jueves por la noche hubo una reunión en la sede de Matheu 130 donde los principales dirigentes del peronismo acordaron darle vida al partido y utilizarlo como un punto de encuentro para que las diferentes vertientes confluyan. Un lugar de resistencia a las políticas implementadas por el Presidente.
Cristina Kirchner sigue de cerca los pormenores de la gestión de Milei y ha sido muy dura con el presente y lo que considera que será el futuro de la Argentina tras el ajuste del Gobierno. Cautivó la primera plana y volvió a generar posiciones enfrentadas dentro del peronismo. Su influencia sobre un sector importante de la coalición sigue intacta, pero tiene un límite que ya es infranqueable.
El peronismo se mueve en dos círculos. Uno interno, donde ya empezó a discutir cómo reorganizarse e iniciar un camino de solidificación de la alianza, luego de las heridas que dejó la derrota electoral. Y otro externo, donde comenzó a coquetear con la oposición dialoguista y en donde encontró un vértice común con los gobernadores de otros partidos, asombrados y enojados por las constantes agresiones de Javier Milei.