En un clima tenso y cargado de acusaciones, finalmente se constituyó la comisión bicameral de Trámite Legislativo que a partir del jueves que viene comenzará a discutir la validez del mega decreto de Milei, que desregula la economía y el mercado laboral.
La comisión se reunirá todas las semanas y ya se anticipa que el debate será largo y engorroso por la falta de consensos. Esta situación beneficia al oficialismo, que demoró todo lo que pudo la conformación de la bicameral y también rechazó tres pedidos del peronismo para convocar a una sesión especial para analizar el DNU directamente en el recinto.
Sin embargo, sectores de la oposición dialoguista -que tiene cuatros votos clave en la comisión y puede terminar de inclinar la balanza- tiene pensado insistir con otro camino por fuera de la lógica del “todo o nada”.
Desde el bloque que conduce Miguel Ángel Pichetto, Hacemos Coalición Federal, consideran que no tiene sentido hacer caer el DNU entero ya que muchos de sus puntos “benefician a la gente”, como la derogación de la ley de alquileres o la implementación de la receta médica digital.
No obstante, cuestionan la metodología que adoptó el gobierno libertario (sacar todo por decreto) ya que entienden que no genera seguridad jurídica, debido a que puede ser rechazado tanto en el Congreso como en la Justicia.
De hecho, el capítulo de reforma laboral quedó suspendido a fines de enero por una medida cautelar confirmada por la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo. Desde la oposición dialoguista remarcan que gran parte de estos artículos hubieran reunido consenso para ser aprobados por ley si el Gobierno optaba por el camino legislativo normal.
Ante este escenario, Hacemos Coalición Federal insistirá con debatir las leyes “espejo” que oportunamente presentó el radicalismo tanto en el Senado, a través de Carolina Losada, como en Diputados, impulsado por Martín Tetaz. Son proyectos que básicamente contienen los mismo artículos del DNU, pero con el formato de una ley tradicional. “Nadie va a tomar una decisión de inversión o de contratación, por ejemplo, en base a un DNU tan endeble, hace falta que tenga fuerza de ley”, explicaron a Infobae.
“Si el Gobierno insiste en la lógica del todo o nada, ya quedó demostrado con la Ley Ómnibus que termina con nada”, sintetizaron.
Desde Hacemos Coalición Federal explicaron que fácilmente se pueden juntar las diez firmas para pedir una sesión y, si hay consenso con el resto de la oposición, se puede emplazar a las comisiones a dictaminar el proyecto “espejo” en un plazo determinado (teniendo en cuenta que el oficialismo también viene demorando el debate sobre la conformación de las comisiones).
Cuando se presentaron los proyectos espejo, a fines de diciembre, desde el radicalismo habían explicado que buscaban darle “una salida constitucional e institucional” a la discusión sobre el DNU.
“Si se convoca a una sesión especial los libertarios y el PRO se van a tener que sentar en el recinto porque si no, corren el riesgo de que el resto de la oposición apruebe cualquier cosa. El Gobierno puede formar mayoría, pero se tiene que empezar a tomar el trabajo de construirlas”, explicaron.
La bicameral volverá a reunirse la semana que viene y es probable que sean citados a exponer funcionarios del Gobierno como representantes de la sociedad civil afectados por el DNU. Todo esto podría extender el debate mientras el DNU sigue vigente. Es por eso que el peronismo denuncia que se trata simplemente de una maniobra dilatoria del oficialismo y reclama que el DNU sea debatido en el recinto.