Durante la Cumbre de Cancilleres del G20 que sesionará hoy en Río de Janeiro, Diana Mondino se reunirá con David Cameron para ratificar el reclamo soberano de la Argentina sobre las Malvinas y la decisión política de utilizar sólo instrumentos diplomáticos para recuperar el control territorial de las Islas del Atlántico Sur que Gran Bretaña ocupó a principios del Siglo XIX.
El cónclave fue solicitado por el secretario del Foreign Office y su sentido político respondió esencialmente a la agenda doméstica del Reino Unido. Cameron no cederá un centímetro ante los reclamos constitucionales que ejercerá a Mondino y a cambio de nada se llevará un rédito político tras su visita a Puerto Argentino y la gaffe institucional que cometió el vocero presidencial Manuel Adorni.
En plena caída de su imagen pública, Margaret Thatcher aprovechó la fuga hacia adelante del dictador Leopoldo Fortunato Galtieri para mantener su poder en 1982. Y Rishi Sunak, actual premier británico, apeló de nuevo al nacionalismo inglés para construir una posible táctica electoral ante el crecimiento político de Keir Starmer, su adversario laborista.
En el segundo semestre habrá elecciones legislativas en Gran Bretaña, y Starmer tiene todas las posibilidades de suceder a Sunak en Downing Street 10. En la Cumbre de Seguridad de Munich, donde Mondino participó en nombre de la Argentina, Starmer se convirtió en una figura política muy requerida por su probable elección como premier inglés.
Cameron viajó al Atlántico Sur para ejecutar su faena en favor de Sunak. Y al exitoso lance diplomático del secretario británico se sumaron las declaraciones oficiales del vocero presidencial Adorni.
“La visita de David Cameron a Malvinas es un tema de agenda de David Cameron y del Gobierno inglés”, señaló Adorni en su contacto diario con los periodistas acreditados en Gobierno. Y remató: “No tenemos por qué opinar sobre la agenda de otros países”.
Mondino posteó en X una declaración irónica para atenuar el impacto interno y externo que causó la opinión de Adorni. Un acto de compañerismo político que no funcionó como control de daños en Balcarce 50 y Downing Street 10.
“Nos hizo un favor”, comentó en off the record un importante funcionario del Foreign Office.
Y en el primer piso de la Casa Rosada sonrieron con incomodidad cuando se comentó la inesperada respuesta del vocero presidencial.
“En las Islas Malvinas presenté mis respetos a todos aquellos que perdieron la vida durante el conflicto de 1982. Nunca olvidaremos el increíble servicio de las fuerzas británicas. Siempre apoyaremos los derechos de los habitantes de las Islas Malvinas y su trabajo para sostener la próspera comunidad moderna aquí”, posteó Cameron en su cuenta oficial de X antes de ir a Río de Janeiro con escala previa en Asunción (Paraguay).
Durante su encuentro con Cameron en Davos, Javier Milei ratificó su reclamo por la soberanía argentina en Malvinas y reiteró que la vía diplomática es el único camino para resolver las diferencias territoriales con Gran Bretaña. En campaña electoral, el Presidente planteó la hipótesis de Hong Kong para resolver el diferendo con Londres, pero esa vía diplomática ya ha quedado descartada por la opinión adversa del Foreign Office.
Reino Unido nunca afirmó que Hong Kong pertenecía a la Corona Británica y China tiene más volumen geopolítico que la Argentina. Ergo: Gran Bretaña jamás aceptará comparar la situación de las Malvinas con la trayectoria geopolítica de la isla de Hong Kong, que la Reina Victoria se apropió tras la Guerra del Opio en 1842.
Mondino desplegará ante Cameron una estrategia diplomática que se basa en el concepto de la interdependencia. La canciller considera que si se profundizan las relaciones bilaterales entre ambos países, es posible a continuación fijar una hoja de ruta que permita recuperar -en el larguísimo plazo- la soberanía efectiva en las Malvinas.
La estrategia es correcta en términos formales, pero le falta realpolitik. Londres sólo se sentará a negociar, si Washington avala el movimiento diplomático que intenta Mondino. Mientras tanto continuará con sus negocios de pesca y de extracción de petróleo, así como su estrategia respecto a la Antártida y su peso en el tablero internacional.
Una prueba en este sentido: el Ministerio de Defensa está cerrando la compra de aviones de guerra F16 a Dinamarca, porque la Casa Blanca aseguró a Downing Street 10 que Argentina ya no tiene hipótesis de conflicto en el Atlántico Sur.
La ruta más directa para llegar a Malvinas no pasa por Londres. Hay que ir desde DC.