“Mauricio es un liderazgo en el PRO difícil de cuestionar”. La frase pertenece a un dirigente nacional amarillo que conoce a Mauricio Macri hace 20 años. El ex presidente decidió tomar las riendas del partido que fundó y, de no mediar inconvenientes, el 19 de marzo será proclamado presidente del espacio. Fue el tema central de las conversaciones que mantuvo durante el día tras el regreso de sus vacaciones en Cumelén. Fue la segunda jornada de una semana que, como anticipó Infobae, estará cargada de actividad política para Macri.
La sorpresa estuvo en que además de recibir a la mesa chica del partido tuvo un contacto con Maximiliano Pullaro, el gobernador de Santa Fe que integra el radicalismo y que está enfrentado a Javier Milei. No es el único diálogo con mandatarios. También está previsto un encuentro con Rogelio Frigerio, de Entre Ríos, y con Ignacio “Nacho” Torres, de Chubut. Así como también con intendentes del partido. Macri conserva centralidad política y se encarga de exhibirla cuando lo estima conveniente: volvió de dos meses de descanso y activa un desfile de figuras políticas por sus oficinas.
Si bien los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza), amigo de Macri, y Gustavo Valdés (Corrientes) son figuras sobresalientes del radicalismo, Pullaro se convirtió en el gobernador más importante del radicalismo. Administra la tercera provincia más grande del país y uno de los focos productivos más potentes de Argentina. Y es, al mismo tiempo, un dirigente orgánico, que milita en la UCR desde su juventud y sostiene esas banderas.
Pullaro tiene la idea de contribuir en la gobernabilidad de Milei, pero tiene matices con la Casa Rosada y los hace notar. En el debate de la Ley Ómnibus fue uno de los principales críticos, entre otros puntos del capítulo fiscal, de la decisión del Ejecutivo de aplicar retenciones a las economías regionales y continuar con esa alícuota para la producción agrícola. Tras el fiasco parlamentario del oficialismo, el Presidente apuntó contra los gobernadores y el santafesino fue uno de los principales blancos.
Fue uno de los puntos que surgió en la conversación con Macri de esta tarde. El ex Presidente, que habla semanalmente con Milei, pretendía conocer al gobernador radical y escuchar su visión. El santafesino respecta la investidura del líder del PRO, aunque no coincide en todo. Cuando el vínculo del PRO y el radicalismo no pasa por su mejor momento, la charla de hoy fue el puntapié, tal vez, de una relación política que puede ser gravitante en el futuro.
Macri busca conducir la reconfiguración del PRO
El PRO viene de un fracaso electoral y fuertes disputas internas. Hay consenso en torno a la necesidad de que el partido recupere su identidad política, deje atrás las peleas de los últimos dos años y se ordene institucionalmente. Los referentes del partido conocen que el auge de Javier Milei y los libertarios les quitó el componente disruptivo y que si continúan en un clima de disputa constante, la ola liberal terminará por fulminar el potencial político electoral del partido amarillo.
Ese cuadro de situación motivó a Macri a tomar las riendas del partido. Después del ex Presidente, Patricia Bullrich es hoy la dirigente nacional del PRO con mayor peso como para terciar poder interno. Y así sucede. Hay voluntad general para que el ex Jefe de Estado asuma la conducción partidaria, mientras se discute hasta los primeros días de marzo el reparto de espacios de poder del PRO.
Bullrich, que por estas horas viaja a Estados Unidos para participar junto a Milei de un congreso de líderes globales de la derecha, tiene intenciones de reunirse con Macri tras su vuelta. Idéntico deseo tiene el ex Presidente. A la par de conversar sobre lugares en la lista de autoridades partidarias, ambos dirigentes discutirán el rumbo político que el PRO tendrá de cara a 2025.
La ministra de Seguridad tiene la idea de acelerar una convergencia con La Libertad Avanza. Y lo hace fortalecida por el respaldo político que recibe del Presidente de la Nación. Macri, en cambio, no descarta más adelante la posibilidad de conversar algún tipo de acuerdo en clave electoral, camino a las elecciones de 2025. Pero no hay hoy ninguna definición sobre algún pacto con el Gobierno, ni sobre la posibilidad de integración de dirigentes del PRO al Poder Ejecutivo. “No se enfrió ningún acuerdo básicamente porque nunca hubo acuerdo”, le confió a este medio un dirigente que conversó esta tarde con Macri.
El rol de Bullrich
Respecto al rol de Bullrich, en estos momentos suena la posibilidad de que sea presidenta de la Asamblea del PRO. Actualmente, ese cargo lo ejerce Humberto Schiavoni, dirigente histórico del macrismo. Es un espacio importante, dado que se trata del órgano que tiene incidencia en la política de alianzas electorales. No está definido aún, aunque es una posibilidad que gana fuerza.
Fue uno de los temas que deambuló en la reunión que Macri tuvo este mediodía con parte de su mesa política. Participaron Jorge Macri, alcalde porteño, Cristian Ritondo, jefe del bloque de Diputados, Diego Santilli, diputado nacional, Soledad Martínez, intendenta de Vicente López, Guillermo Montenegro, intendente de Mar del Plata, Néstor Grindetti, jefe de Gabinete de la Ciudad. Estuvo también Fernando De Andreis, dirigente de íntima confianza del ex Presidente. Se trata de un grupo de interlocutores habituales y cotidianos de Macri.
Más temprano, en sus oficinas de Vicente López también estuvieron Federico Angelini, funcionario del ministerio de Seguridad y uno de sus dirigentes de confianza, y María Eugenia Vidal, diputada nacional y nombre de peso en el PRO. Ambos mantuvieron reuniones por separado y a solas con Macri. No se descarta que la ex gobernadora pueda tener un rol significativo en la reconfiguración partidaria.
En los corrillos partidarios hay acuerdo para que Jorge Macri sea el presidente del PRO de la Ciudad de Buenos Aires, cargo que actualmente ejerce el larretista Claudio Romero. Y hay conversaciones avanzadas para que Ritondo cumpla idéntico rol en la provincia de Buenos Aires. Aún restan ultimas detalles políticos de la pulseada bonaerense. El Jefe de Gobierno porteño impulsaba para ese rol a Soledad Martínez. En caso de que prospere Ritondo, la jefa comunal de Vicente López tendrá un rol importante en el partido de provincia, como la vicepresidencia o la secretaría general.
Sobre ese punto pulsean Diego Santilli, referente nacional y bonaerense del PRO, y los intendentes Montenegro y Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, cuya esposa, la dirigentes Daniela Reich, preside actualmente partido en la provincia de Buenos Aires
Respecto al partido nacional, Bullrich puja para tener lugares de incidencia. Pretende que dirigentes de su círculo, como el diputado Damián Arabia y el operador político bullrichista Pablo Walter -histórico del PRO- tengan espacio. Quien también articula puentes en el armado de la ministra de Seguridad es el dirigente Sebastián García De Luca. Hay conversaciones para la secretaría general y las secretarías políticas. Los nombres que también suenan son Santilli, Angelini, Juan Pablo Arenaza, Francisco Quintana y De Andreis.
Los presidentes del partido en el interior, que firmaron en enero la carta para impulsar a que Macri presida el PRO, piden también ser parte del armado del PRO. Como anticipó este medio, pretenden ocupar una de las dos vicepresidencias. Para ese lugar suenan la dirigente de San Luis, Gabriela Gonzalez Riollo y el concejal de Santiago del Estero, Facundo Pérez Carletti.
De prosperar ese esquema, quien también apoyará esa renovación de autoridades partidarias es Horacio Rodríguez Larreta. Fue materia de conversación en una cena que el ex alcalde tuvo el domingo con dirigentes de su cercanía. En su entorno señalan que Larreta respaldará la decisión de Macri para conducir el partido. Claro, siempre que eso no implique un acuerdo parlamentario ni de Gobierno con Milei, el ex Jefe de Gobierno porteño está dispuesto a dar el visto bueno para que el ex Presidente presida del PRO.
Ceteris paribus, Larreta permanecerá en el PRO para construir una línea interna diferente a la de Macri. Sólo dará un portazo si Bullrich y el ex Presidente conducen al partido hacia La Libertad Avanza: ese es su límite.