El PRO está en pleno estado de ebullición. Los principales dirigentes del partido se llaman, preguntan y esperan. Entienden que la caída de la “Ley Ómnibus” en Diputados precipitó una reconfiguración del Gobierno que Javier Milei ejecutará sin demoras. En el seno del partido conviven dos tendencias bien claras: la de Patricia Bullrich, que quiere una rápida confluencia, y la de Mauricio Macri, que plantea un acuerdo integral, que no suponga sólo el nombramiento de funcionarios en el Ejecutivo.
Milei ya tomó la decisión de incorporar a más dirigentes del PRO a su gobierno. Lo resolvió entre Jerusalén y Roma, en medio de los coletazos de la crisis política que disparó el traspié en Diputados. En medio de acusaciones de traición, el presidente echó a dos funcionarios que respondían a los gobernadores que votaron en contra de su proyecto. Esas renuncias -que no serían las últimas- fueron el anticipo de una reconfiguración del gobierno, en la que el partido que fundó Macri tendrá, en principio, un lugar clave.
El Presidente decidió reordenar su base de sustentación política, después de que los mandatarios peronistas en los que confió y reconoció con posiciones importantes en su administración le negaron el apoyo en una encrucijada. Esos diputados fueron la contracara del bloque del PRO, que se mantuvo unido, alineado y votó a favor de manera unánime cada artículo y cada inciso de la fallida ley “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”.
Esa disciplina estuvo moldeada por la intervención desde Villa La Angostura de Mauricio Macri, pero también por el alineamiento de legisladores que responden a Bullrich, que como ministra de Seguridad interpreta la voz del Gobierno. Lo mismo hicieron los que tienen como referencia a los mandatarios del PRO. De los 37 que integran el bloque, ninguno votó en contra, pese a que Horacio Rodríguez Larreta, el ex jefe de gobierno que disputó el liderazgo del partido y perdió las PASO el año pasado, se pronunció en contra desde su cuenta de X.
El ex presidente se involucró en el trabajo legislativo, estuvo en comunicación permanente con los legisladores que trabajaron en Buenos Aires en las comisiones y en el recinto y delegó en Cristian Ritondo, el presidente de la bancada, la conducción de la estrategia parlamentaria, y en Silvia Lospennato, la supervisión de la redacción del proyecto. Y defendió antes, durante y después del debate, la necesidad de aprobar la “Ley Ómnibus” como herramienta de cambio e instrumento para que Milei pudiera aplicar su plan de reformas.
Estos antecedentes fueron claves para la decisión que tomó Milei de avanzar con un acuerdo con el PRO para integrar más funcionarios a su Gabinete. Es que en el dispositivo oficial ya hay referentes de enorme protagonismo: desde la propia Bullrich, a Luis “Toto” Caputo o Federico Sturzenegger, el ministro sin cartera. Y también hay sembrados dirigentes del PRO en segundas y terceras líneas, más por orfandad de cuadros técnicos que por decisión del Presidente.
El formato del acuerdo
El anticipo de que el gobierno de Milei se encaminaba a cambiar de manera drástica su configuración lo dio la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. En una entrevista por televisión el jueves pasado adelantó que se venía un “rediseño político” del Gobierno que involucraría una mayor participación del PRO. Lo dijo antes de que se confirmara el despido del titular de la ANSES, Osvaldo Giordano, que llegó desde el peronismo cordobés; y la secretaria de Minería, Flavia Royón, que vino de la mano del oficialismo de Salta. Tanto Martín Llaryora como Gustavo Sáenz mandaron a sus diputados a votar en contra del Gobierno.
“Yo empujo para ese lado, sin dudas, para que la idea no se frustre de nuevo en la Argentina, que el cambio no se frustre de nuevo. No podemos darnos el lujo de que otra vez el cambio se frustre por los intereses que te traban ese cambio”, explicó al defender la posible confluencia del PRO con La Libertad Avanza.
En la misma línea, se pronunció el diputado Hernán Lombardi, quien aseguró que “lo lógico es que los que pensamos parecidos confluyamos en espacios cada vez más coordinados”. “Los que pensamos parecidos, tenemos que estar lo más juntos posibles”, dijo diputado del PRO y puso un matiz que es clave para entender las diferencias que se abren ante este escenario político.
“Si el presidente nos convoca, seguramente vamos a estar, pero son decisiones que toman el presidente”, dijo respecto a la posibilidad de que se sumen dirigentes del PRO al Gobierno.
Es que el mensaje que transmitió Mauricio Macri desde Villa La Angostura fue otro. “Hoy estamos centrados en seguir fortaleciendo al bloque del PRO. En este mes demostramos que estamos unidos, que tenemos un excelente equipo con experiencia y que apoyamos con firmeza el cambio que votaron la mayoría de los argentinos”, aseguraron fuentes cercanas al ex presidente.
Y agregaron sobre la posibilidad de un desembarco inminente del partido en el Gobierno: “Esa discusión se debe dar al interior del PRO y llegado el momento se tomará la decisión que creamos que sea mejor para el país”.
Así, el ex presidente transmitió que tanto una confluencia entre La Libertad Avanza y el PRO, como el ingreso de dirigentes al gobierno nacional dependerán de una decisión que tome el partido, donde su voz volvió a tomar un volumen mayor, debido al repliegue de sus “competidores” internos, como Bullrich o Larreta. Todavía persiste el malestar que generó la incorporación de Bullrich al gobierno que Milei definió sin ningún tipo de participación de Macri. En ese momento, se explicó que el objetivo era no dar una señal de co-gobierno.
Infobae consultó a los principales referentes del partido con presencia en el Congreso y a uno de los gobernadores que integran el partido y todos coincidieron en que un realineamiento entre La Libertad Avanza y el PRO dependerá de una negociación directa entre Milei y Macri.
Los candidatos
Más allá de los nombres, Milei deberá definir si la reconfiguración de su gobierno sólo afectará a la administración o, eventualmente, pueda tener algún tipo de traducción legislativa. Es que la caída de la “Ley Ómnibus” dejó libertarios heridos en ambos lados. En el Gobierno sonaron como posibles candidatos para sumarse en un cargo el ex ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, los diputados Diego Santilli y María Eugenia Vidal, y el ex secretario de Energía y actual intendente, Javier Iguacel.
Se trata de cuatro referentes que plantearon públicamente una defensa del gobierno de Javier Milei, que expresaron sin grises el apoyo a la “Ley Ómnibus” y que se mostraron fuertemente comprometidos en un cambio profundo de rumbo. A Dietrich lo ubican a cargo de un espacio como el que ocupaba Guillermo Ferraro, quien fue ministro de Infraestructura y renunció ayer después de 15 días. A Santilli dentro de un Ministerio con responsabilidades políticas, a Vidal en ANSES, y a Iguacel en el mismo cargo que ocupó durante el gobierno de Macri.
Las recriminaciones internas y los rumores por la derrota legislativa salpicaron al titular de la Comisión de Legislación General, Gabriel Bornoroni, al jefe de la bancada oficialista, Oscar Zago, y al propio presidente de la Cámara, Martín Menem. Este contexto es clave, porque la única sugerencia que le había hecho Macri a Milei había sido la de nombrar como presidente del cuerpo a Cristian Ritondo, debido a que consideraba que era clave que en ese lugar estuviera alguien con suficiente experiencia y cintura política para conducir un lugar atravesado por intereses, pasiones y objetivos políticos contrapuestos.
Las especulaciones señalan que un acuerdo político entre LLA y el PRO podría involucrar cambios de nombres en alguna de las presidencias mencionadas, una integración como interbloque de ambos partidos, con Ritondo como presidente. ¿El fracaso de la “Ley Ómnibus” podría hacer cambiar de opinión a Milei?