Un día más y ya son 15. A medida que pasa el tiempo, las especulaciones sobre los motivos que retrasan la salida formal de Guillermo Ferraro del Gobierno se multiplican y empiezan a desnudar situaciones latentes que estaban, hasta ahora, disimuladas por otros conflictos. Se habla de internas, recelos y una competencia por áreas de influencia que quedaron expuestas a raíz de la indefinición sobre uno de los cargos clave de la administración de Javier Milei.
Ferraro fue despedido el 25 de enero, en medio de un escándalo por filtraciones a la prensa del contenido de las reuniones de Gabinete. Se anunció de manera informal ese mismo jueves y, el sábado siguiente, se confirmó mediante un mensaje publicado en la cuenta oficial de la Oficina del Presidente, en la red social X. Pero hasta ahora, la formalización de ese despido sigue sin aparecer en el único órgano válido para estas cuestiones: el Boletín Oficial.
Desde el entorno del ex funcionario vincularon la situación a una cuestión casi administrativa. “Le dijeron que se quede. No renunció ni publican su salida porque tienen que desarmar el Ministerio. Infraestructura absorbió a cuatro Ministerios del gobierno anterior. No es sencillo”, dijeron a Infobae desde su círculo más cercano. En esa explicación empieza a hilvanarse la principal especulación política sobre la inusual demora.
La otra pista emerge de la propia Oficina del Presidente, el día que informó los cambios: “En los próximos días, el ministro de Infraestructura Guillermo Ferraro presentará su renuncia por razones personales. En ese marco, se avanzará en el plan original de fusionar el área de Infraestructura dentro del Ministerio de Economía. Esta medida generará mayor coherencia en la política económica del gobierno nacional, y permitirá continuar adecuando el presupuesto al actual contexto de crisis. De esta manera, se retomará la disposición de 8 ministerios que el presidente Javier Milei había planeado durante su campaña electoral”.
15 días después, Ferraro tiene vigente un pedido de licencia aprobado hasta el 29 de febrero y su firma está delegada en el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona.
En concreto, la salida de Ferraro implica la expansión de las áreas de influencia de “Toto” Caputo, el ministro más elogiado por el presidente Milei. Al “mago de las finanzas” ya lo habían beneficiado con la incorporación a su cartera de las áreas de Energía y Minería. Con la finalización de la salida del gobierno del ex ministro de Infraestructura, se le agregará las de Transporte, que encabeza Franco Mogetta; la de Obras Públicas, con Luis Giovine; la de Vivienda y Hábitat, en la que asumió Héctor Lostri, y la de Comunicaciones y Conectividad, que quedó en manos de Ignacio Cingolani.
“Algunos no ven con buenos ojos que Caputo acumule tanto poder”, confiaron este medio el jueves fuentes del mileísmo, después de que Infobae publicara el incierto destino como funcionario de Guillermo Ferraro.
En el entorno del presidente, los que participan de la mesa chica y definen las líneas gruesas y el rumbo del gobierno no son muchos. Figuran en primer lugar, la secretaria General de la Presidencia, Karina “El Jefe” Milei; luego el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y en menor medida, Santiago Caputo, el asesor y sobrino lejano del otro Caputo.
La incorporación de las cuatro secretarías que pertenecían a Infraestructura convertiría en los hechos a Caputo en la cabeza de un organismo que será una reedición del Ministerio de Economía que supo encabezar Domingo Felipe Cavallo, el único titular del Palacio de Hacienda al que Milei reconoce, valora y admira. ¿Están dispuestos en la mesa chica del presidente a permitirlo? Incertidumbres que deberán esperar el regreso de Roma.