La semana no pudo resultar peor para el Gobierno en el Congreso, con una Ley Ómnibus que volvió a foja cero y un Ejecutivo que convirtió a la oposición dialoguista y a varios gobernadores en sus principales enemigos, con críticas públicas por doquier y el sablazo a los subsidios al transporte en el interior del país. Este combo repercutió en las últimas horas en el Senado, que a esta altura sólo le pide a la Casa Rosada algo simple: dejar de sumar problemas y evitar una escalada en la Cámara alta.
En el Senado, Victoria Villarruel ya pagó el costo de no convocar a una sesión especial que solicitó el kirchnerismo para rechazar el mega Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que desregula la economía. Según confiaron tres senadores del kirchnerismo a Infobae, en los últimos días hubo promesas, rezos y súplicas para que apareciera otro pedido de parte de bloques provinciales que suman votos clave en la Cámara alta. No obstante, ello no ocurrió -pese a contactos informales- y, de hecho, en varios de esos espacios no ven dicho escenario. Ante esto, durante la noche del jueves el cristinismo volvió a la carga y reclamó ir al recinto el 15 de febrero a partir de las 14.
Lo sucedido esta semana dejó varias interpretaciones en el Senado. “Es muy interesante lo que está ocurriendo. Además de las rarezas que nos regaló la Ley Ómnibus en Diputados, ahora tenemos a un Gobierno que, siendo minoría, quiere formar una masa crítica en su contra. Y no la busca en el kirchnerismo, su principal enemigo, sino en la oposición que intentó ayudar, más allá de pros y contras. Parece ya una política de Estado y no sé cómo será la repercusión en las próximas semanas”, se sinceraron desde el despacho de un experimentado peronista.
En la Cámara alta enumeran varios errores cometidos por el Ejecutivo: hacer todo lo posible para que la Ley Ómnibus no saliera; permitir un cuarto intermedio de casi cuatro días y dar tiempo a la oposición dialoguista para “correr el arco”; no haber hecho nunca los números para la votación en particular; no contemplar lo que podía llegar a ocurrir si se caía el proyecto; y no fijar durante toda la discusión un interlocutor válido en representación de Javier Milei.
“Con todo esto siguen con el caldo de cultivo gratis al kirchnerismo, que sigue fuera del radar y empieza a jugar gratis a partir de ahora. Es decir, el Gobierno tiene problemas con sus socios o potenciales aliados y no con la verdadera oposición. Alucinante”, aseguraron desde otro despacho del Senado. Y se preguntaron: “¿Para qué poner la lista con los diputados que supuestamente votaron mal? Si ese trabajo lo iban a hacer gratis los medios”.
Lo que algunos opositores no kirchneristas analizan en la Cámara alta es la imposibilidad de replicar el mensaje de campaña en plena gestión. “Hay que sacarse el sombrero con ‘la casta tiene miedo’. Milei ganó en buena ley, pero ese instrumento es corto de duración cuando se llega a la -Casa- Rosada. Mismo tema con eso de habernos salvado de la hiperinflación, que se entiende en cierto punto, pero ahora tenemos 20% mensual y con recesión. Con ese esquema de estanflación, la ‘casta tiene miedo’ quedará corta en algún momento”, manifestó un asesor político premium del Senado.
En la Cámara alta, la oposición no kirchnerista rechaza la idea de mostrarse cerca del cristinismo, aunque tampoco quiso exponerse a no dar quórum por el mega DNU. Por eso Villarruel aún no convocó -mantuvo reuniones con diferentes bancadas-, una decisión con costo político que deja un antecedente delicado de cara al futuro. Pero las críticas a gobernadores de Milei y el recorte a subsidios al transporte generó respuesta automática de mandatarios provinciales, como Alfredo Cornejo y Maximiliano Pullaro. Será importante la palabra del radicalismo, el Pro y de bloques menores ante la nueva solicitud para sesionar del kirchnerismo.
Más allá de la elevada tensión, en la Cámara alta esperan que no aparezcan nuevos problemas, pese al nuevo reclamo del Frente de Todos para rechazar el mega DNU. El objetivo del oficialismo es sesionar dos veces el viernes 23: la primera será la preparatoria que demanda el reglamento; la segunda, una especial para sancionar el proyecto que refuerza la legislación vigente sobre la prevención y represión del lavado de activos, la financiación del terrorismo y el financiamiento de la proliferación de armas de destrucción masiva.
Para ello el Ejecutivo debería prorrogar las sesiones extraordinarias, hoy vigentes hasta el próximos jueves.