La llegada de Javier Milei a la Presidencia de la Nación trajo consigo una serie de novedades al mundo político. Pero una a la que no se le presta debida atención es que se trata del primer jefe de Estado que decide y anuncia públicamente el despido de un ministro y, dos semanas después y sin explicación alguna, el involucrado continúa en su cargo. Es el caso de Guillermo Ferraro (68), un contador y experto en el ámbito público y privado en desarrollo y financiamiento de obras de infraestructura, que fue echado del Gobierno el 25 de enero y hasta el día de hoy ni se publicó en el Boletín Oficial su salida, ni él mismo presentó la renuncia indeclinable.
Su experiencia en el mundo libertario no estuvo exenta de polémicas. Ferraro llegó a los equipos de La Libertad Avanza de manera sorpresiva en plena campaña electoral para gestionar fondos y recursos humanos. Fue uno de los primeros ministros confirmados por Milei, y el primero en salir eyectado de su cargo, acusado de haber sido quien filtró a la prensa una frase del Presidente en medio de la negociación con los gobernadores de la -ahora fallida- Ley Ómnibus . “Los voy a dejar sin un peso, los voy a fundir a todos”, fue la definición de Milei en una reunión de Gabinete que terminó en todos los diarios y precipitó el despido.
Más allá de que él mismo negó haber sido quien transmitió esa frase -que publicó el periodista Ignacio Ortelli en Clarín- su salida 45 días después de haber jurado como Ministro de Infraestructura provocó un fuerte sacudón político y un reordenamiento interno del Gabinete que todavía no culminó. Y las respuestas que brindan desde el Gobierno y desde su entorno del limbo en el que está hace 14 días no terminan de cerrar.
“Le dijeron que se quede. No renunció ni publican su salida porque tienen que desarmar el Ministerio. Infraestructura absorbió a cuatro Ministerios del gobierno anterior. No es sencillo”, respondieron en su entorno. Lo cierto es que Ferraro tiene vigente un pedido de licencia que termina el 29 de febrero y su firma está delegada en otro integrante del Gabinete. Las áreas que estaban bajo su control se anunció que irían al Ministerio de Economía, cuyo titular, Luis “Toto” Caputo, todavía no las recibió. ¿Qué demora esos trámites?
Polémica y especulaciones
A Guillermo Ferraro -que fue asesor de Antonio Cafiero, tuvo cargos en tres gobiernos y fue gerente en una consultora de prestigio internacional- siempre se lo vio como un cuerpo extraño en La Libertad Avanza. Llegó en el final de la campaña con la misión de administrar la plata y el personal para hacer la fiscalización de las elecciones, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Estuvo a los codazos con la “vieja guardia”, y desde entonces cultivó una enemistad con Nicolás Posse y, posteriormente, con Karina Milei, las dos personas sobre las que el Presidente deposita confianza plena.
Iba a asumir un super ministerio que tendría Energía, Minería, Obras Públicas, Comunicaciones, Vivienda y Transporte, pero a los pocos días le quitaron las dos primeras secretarías, que quedaron bajo el control operacional de “Toto” Caputo, un cambio en el que él adivinó la mano de la Jefatura de Gabinete. Así, Infraestructura se quedó con las Secretarías de Transporte, donde ingresó Franco Mogetta; la de Obras Públicas, con Luis Giovine, ambos cordobeses; la de Vivienda y Hábitat, en la que asumió Héctor Lostri, y la de Comunicaciones y Conectividad, que quedó en manos de Ignacio Cingolani.
Con el gobierno libertario funcionando a pleno, a Ferraro le cuestionaron las demoras en poner en marcha el Ministerio y le intervinieron decisiones muy concretas que debió haber tomado en ejercicio de sus atribuciones. La designación de Fabián Lombardo, en Aerolíneas Argentinas; y Marcelo Papandrea en AySA, son dos ejemplos, como así también las limitaciones para intervenir en el sector ferroviario.
Lo cierto es que Ferraro demoró desde el 10 de diciembre hasta el 4 de enero para completar todo su equipo. Y encima a las secretarías bajo su área, como la estratégica Obras Públicas, la dejaron sin recursos, ni objeto. El “no hay plata” que manda como premisa la gestión de Javier Milei tuvo en Transporte, Viviendas y Comunicaciones una ejecución sin cortapisas. “El Ministerio se quedó sin recursos”, admitieron.
Vueltas de una renuncia
Antes de que su nombre quedara en el ojo de la tormenta, Ferraro fue uno de los ministros que se presentaron ante la Cámara de Diputados para defender el proyecto de “Ley Ómnibus” que terminó, el viernes pasado, virtualmente archivada. “Nuestra vocación es que el Estado se retire de todo lo que pueda hacer el sector privado”, expresó el 11 de enero, en línea con el minimalismo que esgrime el credo libertario.
Antes y después de ese día, en el seno del gobierno de Milei se lo había puesto bajo observación, al sospechar que era el origen de las filtraciones de lo que ocurría en las reuniones de Gabinete, que terminaban en la prensa, a veces de modo correcto y otras manipulados, falseados. Más allá de los temas tratados, lo que generaba más irritación eran las frases que ponían en boca del Presidente.
Por eso, cuando en los medios apareció el 25 de enero la frase “Los voy a dejar sin un peso, los voy a fundir a todos”, la paciencia en la Casa Rosada se terminó. Al mediodía se anticipó que el presidente había decidido echar al responsable de la filtración y, a la tarde noche, se anunció que el apuntado era, efectivamente, el ministro de Infraestructura. Él lo negó antes y siempre, pero en el entorno de Milei no le creen.
“La Oficina del Presidente informa que, en los próximos días, el ministro de Infraestructura Guillermo Ferraro presentará su renuncia por razones personales. En ese marco, se avanzará en el plan original de fusionar el área de Infraestructura dentro del Ministerio de Economía. Esta medida generará mayor coherencia en la política económica del gobierno nacional, y permitirá continuar adecuando el presupuesto al actual contexto de crisis. De esta manera, se retomará la disposición de 8 ministerios que el presidente Javier Milei había planeado durante su campaña electoral”, detalló la Oficina de Presidencia en un comunicado difundido por redes sociales el 27 de enero.
Desde ese momento y hasta ahora nada se sabe sobre los motivos por los cuales a Ferraro no se lo echa de manera formal y se publica su salida en el Boletín Oficial -hasta la edición de este jueves 8 de febrero no figuraba decreto alguno- como así tampoco por qué el propio ex ministro no toma en definitiva la decisión de hacer pública una renuncia indeclinable.
“A Guillermo lo echaron porque lo acusaron de buchón, pero eso no es cierto. Él no renunció porque hay mucha gente que él convocó para que dejen sus trabajos y lo acompañen y no quiere que se queden en la calle”, reveló otro colaborador, que pidió no ser identificado.
Alrededor de Ferraro domina la discreción y la reserva. Salvo cuando se menciona que la indefinición sobre su situación tenga que ver con algún desacuerdo sobre dinero de la campaña electoral. “Falso. Re falso. Le pidieron que espere a cuando eliminen el ministerio y ahí presenta la renuncia. No tiene más historia”, concluyó otra fuente cercana al ¿ex? ministro de Infraestructura.