Juan Martín Mena es uno de los hombres del círculo más cercano a Cristina Kirchner. Su largo recorrido político lo ubica como uno de los funcionarios que más continuidad tuvo durante la irrupción del kirchnerismo: desde 2004, cuando el entonces presidente Néstor Kirchner lo designó como asesor de Gabinete del secretario de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios, su presencia en el riñón de la gestión ha sido ininterrumpida.
Nacido en Mar del Plata en 1979, Mena también fue subsecretario de Política Criminal en 2009 y jefe de Gabinete del Ministerio de Justicia al año siguiente. Más tarde, se convirtió en subsecretario de Política Criminal, un cargo clave dentro del organigrama del Ministerio de Justicia. Desde ahí colaboró en la confección del nuevo Código Procesal Penal. Durante su labor en la función pública fue uno de los impulsores de la investigación por el encubrimiento al ataque a la AMIA
Sin embargo, su nombre saltó a la luz cuando se convirtió en subdirector de la Agencia Federal de Inteligencia. El director era Oscar Parrilli. Fue cuando el 16 de diciembre de 2014, la entonces presidente decidió intervenir el organismo de inteligencia, disponer la salida de Antonio “Jaime” Stiuso y denunciarlo penalmente. Precisamente, Mena fue uno de los “lazos” entre el Gobierno de entonces y Comodoro Py cuando se alejó el ex hombre fuerte de la SIDE.
Entre 2016 y 2017 fue Secretario Letrado en el Consejo de la Magistratura. Luego armó su estudio de abogados junto a Elizabeth Gómez Alcorta, ex ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad.
Desde el 10 de diciembre, Mena ocupa otro lugar clave dentro de la estructura de poder del peronismo: es ministro de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, el “bastión” kirchnerista en medio de la ola libertaria. Cultor del perfil bajo, casi no había tenido expresiones públicas desde su jura como funcionario del Gabinete de Axel Kicillof.
Ahora, recibió a Infobae en su despacho del ministerio ubicado en la calle 9 de La Plata, capital provincial. En una larga charla, criticó con dureza al Gobierno nacional, adelantó que la Provincia evalúa recurrir a la Justicia una vez que la Ley Ómnibus sea aprobada por el Congreso, aunque afirmó que es un problema que “debe resolver la política”.
Además, apuntó contra la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, y la “violencia” con la que lleva adelante los operativos durante la manifestaciones y hasta habló de Cristina Kirchner, quien desde que dejó su rol de vicepresidenta el 10 de diciembre no ha tenido presencia pública.
“Cuando uno hace la combinación entre el DNU y la denominada Ley Ómnibus, vinieron a destrozar el ordenamiento jurídico argentino”, advirtió Mena en una de sus primeras definiciones luego de hablar de lo que vio en su visita a Mar del Plata durante el fin de semana, cuando participó de una actividad en el marco del programa “Recreo” que lleva adelante el Gobierno provincial durante el verano.
“Veníamos de una temporada pasada donde habíamos llegado a ocupación plena y hoy, repasando los últimos números, esta temporada está apenas acercándose al 70% de ocupación en Mar del Plata, que es un termómetro muy importante como la gran ciudad turística de nuestro país. Es una temporada que está atravesada un poco por la angustia, la incertidumbre, fruto de todo lo que está pasando. Y eso se nota y se siente. Lamentablemente no podía ser de otra manera desde mi visión, porque el nuevo Gobierno federal inició su gestión con un sacudón muy fuerte. El neoliberalismo lo hemos vivido todos y los que atravesamos los 90 sabemos muy bien lo que fue el neoliberalismo en la Argentina. Ahora, esta vez, decidieron venir a otra velocidad, decidieron venir mucho más rápido, más profundo, más salvaje y más violento. Y yo creo que eso se está sintiendo en la sociedad. Por eso se viven momentos de incertidumbre, de angustia, de desesperanza. Por eso veníamos diciendo estos días que el Gobierno de Macri y Milei traicionaron muy rápidamente y en tiempo récord a sus votantes”, afirmó.
Si bien Mena admitió que “el país venía con dificultades económicas atravesando una crisis de deuda que nosotros venimos señalando desde lo que fue toda nuestra gestión anterior de gobierno”, afirmó que el Gobierno de Milei vino “a profundizarla en perjuicio de la gente y creo que eso hace toda esa combinación hace que se esté transitando un verano muy complejo”.
-¿Creés que hay un corrimiento de los límites jurídicos? ¿Cómo lo evaluás desde tu área?
- “Sí, puntualmente desde el punto de vista del derecho, es asombroso lo que se está viviendo. Por algo a nadie se le había ocurrido en 40 años de democracia. En tiempos democráticos a nadie se le había ocurrido, si tomamos en cuenta los dos instrumentos con los cuales el Gobierno decidió iniciar su gestión, el uso desmedido, desproporcionado y yo digo cuasi ilegal del mecanismo en los decretos de necesidad y urgencia que no tenían ni necesidad ni urgencia. Porque el mismo día que el presidente Milei anuncia la firma del DNU, esa conferencia termina convocando a sesión extraordinaria del Congreso. Por lo tanto, no había forma ni razón jurídica para legislar a través del DNU, que es una herramienta excepcionalísima, para cuando no tenés Congreso. Luego con la ley con un nivel de amplitud de los ámbitos jurídicos que pretendió reformar en un solo proyecto, en un marco de una sesión extraordinaria que no te permite por los tiempos abordar una discusión muy profunda, rediscutir el ordenamiento jurídico entero de la Argentina. Claramente el motivo fue tratar de meter a las apuradas algo sin mucho debate, con mucho desprecio a la democracia. Y a todo eso, agregándole un dato particularmente grave que es que, no conforme con la emisión de un DNU y una ley que en la práctica se hacía imposible discutir por el nivel de cuestiones que abarcaba, agregarle la delegación de facultades, que es un mecanismo previsto por la reforma constitucional del 94 pero de suma excepcionalidad, mucho más excepcional que incluso la herramienta del decreto de necesidad y urgencia, y que a nadie en la historia de nuestro país se le había ocurrido usar de la forma en que la pretende usar el gobierno federal. La delegación de facultades no puede ser amplia, tiene que ser estrictamente precisa, determinada en el tiempo, con un alcance acotado. Y todos esos requisitos que impone la Constitución no son caprichosos, sino que, porque es tan excepcional delegar la función legislativa en el titular del Poder Ejecutivo, que el Congreso debe controlarla. Si vos la delegación la haces amplia, vaga, imprecisa, como le hicieron en este proyecto, el Congreso no puede controlar absolutamente nada de por qué te dio esa delegación y pierde su razón de ser. Por eso yo digo que es muy peligroso. Eliminaron más de 240 y pretenden vender eso como un Gobierno que escucha al Congreso y que tiene una actitud democrática. Todo eso hace aguas desde el momento en que en dos artículos habilitas la delegación de facultades, porque es ni más ni menos que darle la suma del poder público al titular del Poder Ejecutivo”.
- ¿Cuál va a ser la posición de la Provincia una vez que esté en vigencia la Ley Ómnibus?
- Se está estudiando jurídicamente cuál va a ser la actitud si efectivamente esta ley logra consagrarse con la aprobación de ambas cámaras, porque además tiene un defecto, creo que que cuestiona no ya la legalidad, sino la legitimidad de la norma. La discusión se dio respecto de una norma que ni siquiera los diputados que estaban en el recinto y que la votaron a favor conocían su texto. Entonces no es válida. La Constitución Nacional regula el mecanismo de sanción de las normas y establece cómo funcionan las cámaras del Congreso. Luego, el reglamento de la Cámara dice que hay que discutir en comisión, hay que hacer un dictamen, hay que someter un texto al plenario. Todo eso no se cumplió. 144 representantes de los argentinos aprobaron algo sin saber cuál era el contenido. Me parece que es de una crisis de legitimidad enorme la norma que supuestamente tiene media sanción. Más allá de la discusión en particular, me parece que se está violando el espíritu de el funcionamiento de la Cámara de Diputados y es por eso que nuestro bloque tuvo una postura muy, muy firme y muy concreta respecto del rechazo absoluto de aprobar, de discutir, incluso en esos en esos términos, como planteó el Poder Ejecutivo o el oficialismo, una reforma de estas características.
El rol de la Justicia y del peronismo
Durante la charla, Mena dejó en claro varias veces que, más allá de lo que ocurra tanto con la Ley Ómnibus como con el DNU en el marco de la Justicia, la cuestión de fondo es “política” y que debe ser la política la que encuentre caminos para evitar mayores conflictos. En ese marco, resaltó la posición intransigente del bloque de Unión por la Patria en la Cámara de Diputados, el rol de Máximo Kirchner y hasta esbozó el papel de Cristina Kirchner en los tiempos que vienen.
- El recurso final seguramente en este caso va a llegar a la Corte Suprema
- Sí, sí, seguramente.
- ¿Y que se puede esperar de la Corte Suprema en cuanto a su posición con este tema, que por ahora es toda una incógnita?
- Hay planteos a lo largo y ancho del país respecto tanto del DNU como de la Ley. En definitiva, sí, todo va a terminar en manos del Poder Judicial. Yo creo y confío, y además es la forma en que lo concebimos siempre, es que más allá de lo que haga el Poder Judicial en uso de sus facultades, este es un problema de la política y lo tiene que resolver la política. Por eso rescato mucho lo que fue la intervención del diputado Máximo Kirchner respecto del debate de la semana pasada, cuando no solo explicó los motivos por los cuales estos planes que nos proponen fracasan, sino que cuestionó severamente no solo el fondo, sino la forma en la cual están queriendo iniciar esta gestión de Gobierno, con estos cambios fundamentales que van, ni más ni menos, que a destruir los salarios, las jubilaciones, la industria nacional, la producción nacional, en definitiva, rifar el país, que eso es lo más grave de lo que se trasluce de este paquete de leyes. Él está cumpliendo un rol muy importante, no solo como diputado por la Provincia de Buenos Aires, por nuestra provincia, sino también como presidente del PJ de la Provincia, de recorrer el territorio, escuchar a todos los actores, no solo los actores políticos, sino los actores sociales para poder llegar al Congreso la mejor visión respecto del planteamiento de la provincia de Buenos Aires en estos temas, y creo que fundamentalmente tiene que ser la política la que tiene que tomar conciencia respecto de que hay ciertos límites porque, volviendo a lo que decíamos al principio, no solo vinieron en términos del plan económico que están proponiendo, de las grandes líneas con las que quieren encarar la gestión en materia de desregulación absoluta de la Argentina, etcétera, sino que lo están haciendo de una manera muy violenta, porque todos vieron el otro día, como cuando dentro de la Casa de la Democracia, que es el Congreso, se estaba discutiendo incluso en estas condiciones, estos proyectos de ley, afuera había una ministra que reprimía salvajemente al pueblo que quería manifestarse cuando no había un solo motivo para hacerlo. Entonces, no solo vienen más bruscos y más violentos en términos de la profundidad de las reformas que quieren hacer para, como siempre, que las mil 2000 familias de nuestro país acumulen fortunas en perjuicio de los 47 millones de argentinos, sino que vienen a hacerlo con represión, detenciones y agresiones.
Hay declaraciones en las últimas horas de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, diciendo ‘no me voy a detener en lo que tengo que hacer, incluso frente a la posibilidad o el riesgo de que haya un muerto’. Es inadmisible. No solo es inadmisible decirlo, es inadmisible pensarlo. O sea, la vida de un argentino vale menos que la discusión política que están pretendiendo dar desde el oficialismo. De ninguna manera. Por encima de todo está la vida de nuestro pueblo, de uno, de diez o de miles, No importa. Entonces, la reafirmación de la ministra de decir vale más mi objetivo político que la vida de un argentino. Yo no puedo creer que apenas acabábamos de cumplir los 40 años ininterrumpidos de democracia y estemos discutiendo la política en estos términos y que estén gobernando con esa visión, porque lo único que va a llevar eso es a una Argentina mucho más violenta, más fragmentada y con muchísimo sufrimiento.
- ¿Y cuál es la actitud desde la Provincia frente a lo que está impulsando el Gobierno nacional, más allá de lo judicial?
- El trabajo político que se está haciendo en el Congreso a través de nuestros representantes, nuestros diputados, todos tenemos un gobernador que muy firmemente marcó una postura de que nosotros no vamos a ceder en las banderas que configuran nuestro espacio político. Mientras todo esto ocurría, mientras en el Gobierno federal se concretaba el empobrecimiento del pueblo argentino, el gobernador resolvió las paritarias de enero para tratar de que los bonaerenses y las bonaerenses sientan menos las políticas que desde el Estado, desde el gobierno federal se están planteando. Y nos instruyó a todo el equipo que lo acompaña a que sigamos profundizando nuestra tarea, trabajando el doble, el triple o lo que haga falta para que los derechos de las y los bonaerenses no se vean afectados frente a un gobierno federal que está planteando este tipo de políticas.
- Recién mencionó a Máximo Kirchner, y una de las críticas que se escucharon en estas semanas desde sectores vinculados al peronismo y al kirchnerismo es dónde está Máximo, dónde está Massa, dónde está Cristina…
- Todos están haciendo lo que tiene que hacer, está muy claro. Axel está gobernando y está conduciendo este equipo que gestiona la provincia de Buenos Aires, Máximo está desarrollando su rol y desplegando su rol como dirigente y como diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Lo de Cristina creo que se ha hablado innumerable cantidad de veces y preguntarse qué está haciendo Cristina es no conocer a Cristina Kirchner… Estamos ante una situación muy grave en términos del plan y el proyecto que quieren desplegar para nuestro pueblo y que sabemos que conduce a un resultado muy muy malo. No estamos para detenernos en cuestiones internas o comentarios. Al menos yo como ministro tampoco lo hago ni lo pienso hacer, sino que estamos todos concentrados en trabajar en un momento muy sensible para nuestro país y para nuestro pueblo, en trabajar para poder llevar a cabo la mejor gestión y poner todo nuestro trabajo en frenar esta embestida que es contra el pueblo argentino. Y desde ahí cada uno sabe el rol que tiene que cumplir. Yo como ministro, los dirigentes como dirigentes.. Y las discusiones que tengan que darse a futuro decantarán solas a medida que nuestra fuerza política cumpla el rol que tiene que cumplir, que es el de defensa de nuestro pueblo”.
- Hiciste un panorama muy claro de cómo está, cómo está la situación, ¿qué te imaginás que puede pasar en el corto plazo y también en el mediano plazo?
- Si todo sigue así, lo que vienen son tiempos de mucha angustia, de mucha tristeza y de mucho sufrimiento. Pero me dedico a esto y no pierdo nunca la esperanza de que las fuerzas políticas de nuestro país puedan encontrar los niveles de entendimiento necesarios para que, en función de nuestra propia historia, de lo que ya vivimos, podamos encontrar los mecanismos para frenar el sufrimiento que nos están proponiendo. Esa postura del presidente de la Nación, de que nos tenemos que morir hoy para dentro de 40 o 45 años estar mejor, eso me parece que es una berretada absoluta. Yo no quiero comprar eso. Yo quiero que los argentinos de carne y hueso, las argentinas de carne y hueso y vivan bien. Y eso va a constituir sin duda un futuro mejor para todos. Decir que hay que sacrificarse y morirse para estar bien dentro de 45 años me parece que es un disparate, es una afrenta al sentido común. El sentido común está por encima de la economía. Me parece que está muy mal y creo que todas las fuerzas políticas, y apelo a que otras fuerzas políticas distinta a la que yo integro, recuperen sus mejores tradiciones en defensa de la democracia y en defensa en defensa del pueblo argentino. Creo que hay que tener una reacción bastante más madura, más consciente y una discusión política más profunda para poner ciertos límites al plan que están queriendo desarrollar. Milei y Macri vinieron a profundizar todo lo peor de las peores experiencias del neoliberalismo en nuestro país, pero en un tiempo récord y con mucha violencia. Por eso la esperanza de que la política ponga el límite y que este gobierno encuentre el cauce. Porque es imposible creer que bajo la bandera de la libertad pueda justificarse lo que se está haciendo. No hay libertad si no comés, si no trabajás, si te fundís, si como jubilado no llegas a fin de mes. ¿Qué libertad están proponiendo? Inmediatamente, ni bien asumieron, demostraron que todo lo que ofrecieron como oferta, lo que postularon como oferta electoral, no tiene nada que ver con lo que están haciendo.