“No hay otra oferta. Esta es la última. Preferimos perder en el recinto a cambiar una coma más”, dijo hoy un alto funcionario en Balcarce 50, y reconoció que, en total, Javier Milei accedió a cambiar 100 artículos de la Ley Ómnibus.
Los diálogos entre el Gobierno y los bloques aliados se aceleraron al máximo esta semana y se vive un clima de frenetismo en Casa Rosada a pesar de la ausencia del Presidente. Milei les pidió desde Davos a sus alfiles en el Gabinete y el Congreso que avancen sin más dilaciones para obtener dictamen a más tardar el próximo lunes a favor de la Ley Ómnibus. Esta tarde, desde las 17, los funcionarios y diputados a cargo de las negociaciones les presentan una versión modificada a los jefes de las bancadas que apoyarían. El objetivo es sesionar antes del paro de la CGT del miércoles 24.
El ministro del Interior, Guillermo Francos, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, junto a su asesor, “Lule” Menem; la vicepresidenta, Victoria Villarruel, y el autor de la iniciativa, Eduardo Rodríguez Chirillo, apuraron las conversaciones para armar “el proyecto del dictamen”, como llaman en la Cámara baja a la versión modificada de la iniciativa. Y hoy desde las 17 los tres primeros, junto al asesor Santiago Caputo, se disponían alcanzarles a Cristian Ritondo, Rodrigo de Loredo y Miguel Pichetto la lista de variaciones conversadas desde diciembre y sellar un acuerdo.
Apurado por dar una señal de fortaleza política antes del paro, Milei aceleró durante los últimos días los guiños a sus aliados del PRO, de las fuerzas provinciales anti K y del bloque de Hacemos Coalición Federal que conduce Pichetto con la Coalición Cívica de Elisa Carrió. En la bancada de LLA quieren obtener dictamen entre mañana y el próximo lunes (inclusive), para llamar a sesionar sobre tablas, a más tardar, el martes.
Hubo versiones de que el debate en comisión se adelantaría al sábado o al domingo, pero el reglamento impediría la posibilidad de reunirse por fuera de la semana hábil, y por ahora esa opción es endeble. “Si podemos dar dictamen mañana lo hacemos. Sea como fuere, al día siguiente de que pase vamos a sesión. En dos días puede estar”, dijeron, confiados, en el bloque violeta.
En el mejor de los escenarios para el Gobierno, la sesión tendría lugar, como mucho, el martes, pero no descartan hacerla el mismo miércoles, cuando los militantes de los gremios de la CGT, organizaciones sociales, los partidos de izquierda y asociaciones civiles críticas estén reunidos en la Plaza de Mayo para protestar contra el “paquetazo” de Milei, como llama el FIT a la ley Bases.
El primer paso para avanzar es presentarle a la oposición el documento reformado, que ya fue redactado y podría conocerse entre hoy y mañana. Hoy, Francos, Caputo y Menem se reunirán con los líderes opositores aliados para mostrarles la lista con los puntos modificados y recibir el visto bueno final.
Para llegar a este punto, durante los últimos días se multiplicaron las reuniones con propios y ajenos. Ayer Francos se vio en persona, por primera vez desde la asunción, con el titular del bloque del PRO, Cristian Ritondo. El influyente diputado venía presionando, con disimulo, para que lo recibiera un representante del Ejecutivo, en calidad de representante del ala “rebelde” de los amarillos. El ministro, que estaba decidido a mantener el diálogo con los legisladores en el marco del Congreso -supuestamente para no pisarse con Menem-, terminó accediendo.
Fue una reunión de peso porque Ritondo, alineado en la tropa de Mauricio Macri, había quedado golpeado tras la decisión de Milei de designar a un libertario al frente de Diputados, desoyendo los pedidos velados del ex presidente para quedarse con ese relevante lugar. Desde aquel revés para el PRO, el diálogo con el Ejecutivo había quedado suspendido. Según dejaron trascender desde ambos lados, hubo buena sintonía y predisposición para acompañar, siempre que se incluyan las modificaciones pedidas. Esta tarde, en los despachos de Pro, liderados por Ritondo, estaban escribiendo a contrarreloj la variante de los artículos.
Además, los gobernadores de las 10 provincias donde se explotan hidrocarburos mantienen fluidas charlas con el titular de Energía, Chirillo, autor del grueso de los 664 artículos del ambicioso proyecto “Bases”. Por lo que escucharon de parte de la Nación, están confiados en que aceptará incluir todos los cambios que pidieron en el articulado que reforma la regulación de la industria, en especial sobre el rol de las provincias en el cobro de regalías y plazos de licitación, entre otros puntos. Lo mismo ocurre con las provincias pesqueras, en diálogo con Francos, entre otras.
Los libertarios contemplan cinco ejes de modificaciones que aceptarían incluir en la iniciativa: retenciones, movilidad jubilatoria, delegación de facultades y las regulaciones sobre industrias clave para las economías regionales. Pero no hay una definición aún sobre qué pasará con el capítulo electoral. Para el asesor más cercano a Milei, Caputo, cerebro de la estrategia de comunicación, consultor y autor de ese apartado, la reforma política es central e innegociable. Pero no se descarta excluir la introducción del sistema de representación uninominal por circunscripciones y la eliminación del mínimo de diputados por provincia, para dejar únicamente la eliminación de las PASO, en torno a la cual hay consenso.
La movilidad jubilatoria, una de las “líneas rojas” para los aliados, había quedado a cargo del ministro de Economía, Luis Caputo, quien definió con celeridad las características de la nueva fórmula. Según dejaron trascender, la cambiarán tras los fuertes reclamos de los bloques cercanos a LLA, pero no dejaron en claro aún si indexarán los ingresos para atarlos a la inflación, como les pidieron, y mantienen bajo estricta reserva las alternativas evaluadas. “Lo único que vamos a decir es que los jubilados van a estar mejor que ahora”, dijeron en Gobierno.
En el plano de las economías regionales, el Gobierno intenta contener a los referentes políticos y empresarios de la actividad vitivinícola, de la producción de cerveza, yerba mate, madera y de la pesca, por nombrar algunos, que pusieron el grito en el cielo por etapas a lo largo últimas semanas, incluso con amenazas subterráneas de presentaciones judiciales. Esta tarde, por ejemplo, Francos recibió junto a Villarruel en el Salón de los Escudos a los representantes de los gigantes madereros, además de los diálogos de Chirillo con los dueños de las petroleras nacionales y extranjeras.
Por último, el porcentaje de las retenciones será clave. Si bien en la Casa Rosada avisaron que no tocarán los valores de la soja y el trigo (están firmes en considerarlos pertinentes, sobre todo en un año donde se perfila una cosecha récord), en otros casos aceptarán dar marcha atrás. Irán a proponer quitarlos a ciertas industrias, y mantenerlos en otras, aunque no dieron detalles sobre cuáles serían las exentas. Mencionan a la industria vitivinícola, la cerveza, yerba, entre otras. “El tema hizo mucho ruido y no vale la pena por el nivel de recaudación. Puede traer demasiados problemas y no hace la diferencia”, razonaron en el Ejecutivo.
Además, está la cuestionada delegación de facultades para el Ejecutivo, que provocó preocupación y alarma de los sectores opositores. En principio, el Gobierno aceptaría fijarla en un año en lugar de cuatro, como habían pedido inicialmente.
El Gobierno da por sentado que logrará aprobar el proyecto en Diputados la semana próxima y en el Senado antes del final de las sesiones Extraordinarias, fijadas hasta el 31 de enero, al punto de que, mientras ultima los detalles del proyecto reformado, ya piensa en el modo de comunicar los cambios. El plan es presentar la promulgación con concesiones como una primera, gran victoria política, con eje en el concepto de “mejoras”, frente a los embates de los sectores combativos que saldrán a la calle el miércoles. Esto a pesar de que, en rigor, Milei debió ceder en la postura intransigente de las primeras semanas.