Pese a las heridas abiertas que quedaron por la elección del Comité Nacional, la UCR logró unificar una postura frente a lo que será la votación de la Ley Ómnibus en el Congreso. Al unísono todos los dirigentes que integran el partido centenario advierten que no le darán “un cheque en blanco” a Javier Milei, sobre todo por lo que el proyecto refiere a la delegación de poderes. “No somos imbéciles”, advirtieron los más molestos por el artículo que dispone la atribución de facultades legislativas al Poder Ejecutivo a través del dictado de la emergencia pública. Según pudo saber Infobae, ningún radical votará a favor del proyecto si el Gobierno no se predispone a negociar algunos puntos centrales, como sí lo hizo con la desregulación de la actividad pesquera.
Además de la delegación de poderes, los radicales ya advirtieron que no están de acuerdo con el regreso de las retenciones, la suspensión de la fórmula de movilidad jubilatoria, la privatización “indiscriminada” - como la describen los correligionarios- de las empresas del Estado y la reforma electoral. “El liberalismo es un concepto mucho más amplio, es un concepto político, cultural y educativo y que tiene como base la división de los poderes. No hagamos del liberalismo una caricatura porque eso terminó haciendo el kirchnerismo de la participación del Estado. Fue tan monumental y soviética la participación del Estado en el kirchnerismo que finalmente ahora toda participación del Estado en cualquier órbita pareciera que es errática. No cuenten con nosotros para una mega delegación que nunca ha tenido ningún presidente en Argentina”, resaltó Rodrigo de Loredo, flamante presidente del bloque de la UCR en la Cámara de Diputados.
El referente de Evolución fue el que tomó la voz responsable de la UCR para difundir la postura del espacio. De Loredo cuenta, además, según pudo saber este medio, con el aval de los cinco gobernadores radicales, quienes buscan recuperar fondos coparticipables que perdieron luego de la eliminación del Impuesto a las Ganancias que se realizó durante la gestión de Sergio Massa al frente del Ministerio de Economía. El malestar más fuerte entre los dirigentes es la ausencia de un interlocutor claro del Gobierno, que esté habilitado para avanzar en las negociaciones necesarias para lograr un acuerdo y aprobar la Ley Ómnibus.
De hecho, desde el Gobierno les habrían deslizado a los gobernadores la posibilidad de avanzar en una variante al Impuesto a las Ganancias, que les permitan recuperar los fondos coparticipables. Sin embargo, entre los mandatarios provinciales reina la incertidumbre ante la falta de diálogo por parte del oficialismo. “Si quieren sacar una ley tiene que estar de acuerdo con nosotros”, advierte un radical de peso que observa que, entre los diputados de la UCR, el nuevo bloque Hacemos Coalición Federal de Miguel Ángel Pichetto y Emilio Monzó, y legisladores libertarios pueden lograr una “mayoría importante”.
“No podés amenazar a alguien con un revólver sin carga”, deslizan aquellos que observan una actitud intransigente por parte del Gobierno. Cayó muy mal la denuncia de Milei sobre el Congreso, cuando dijo que “la lentitud que le ponen los legisladores al debate del DNU es porque buscan coimas”. Saben que el objetivo del Presidente es poner a la sociedad en contra del Parlamento y dejarlos expuestos como los responsables de poner palos en la rueda a las reformas que impulsan los libertarios.
Durante una de las entrevistas que brindó De Loredo, marcó como innecesarios los puntos de la Ley Ómnibus que refieren a la reventa de entradas y la vestimenta de los jueces y agregó: “Vamos a lo que necesita la Argentina, vamos a las herramientas que necesita Javier Milei para salir de un proceso tremendamente crítico que vive el país. Cuenten con nosotros. Nosotros no gobernamos con ellos. No nos pidan que gobernamos, no nos votaron para que gobernemos”.
La insistencia de los radicales para remarcar que no son parte de gobierno es una clara estrategia para diferenciarse del PRO. “Los vemos confundidos”, describen algunos correligionarios a sus ¿ex? aliados en el Congreso. Los integrantes del partido amarillo están fragmentados entre los que responden a Mauricio Macri, a Patricia Bullrich y a los que están -o estuvieron- con Horacio Rodríguez Larreta. Algunos de ellos forman parte del Gabinete de Milei y otros no. Un conflicto que la UCR no tiene.
Los radicales tampoco pierden de vista al peronismo y lanzan municiones en cada oportunidad. “Parece que ahora se pusieron a estudiar el reglamento del Parlamento, y las normas éticas y ciudadanas cuando eran los primeros que te apagaban los micrófonos en las comisiones”, recuerdan. El propio De Loredo ironizó: “Tenemos el nacimiento del kirchnerismo constitucional, es decir, los violadores seriales de la Constitución ahora son todos constitucionalistas, son expertos”.
Pese a las internas que vive la UCR, en las últimas semanas todos los sectores y dirigentes de peso participaron de las reuniones virtuales con la Fundación Alem para delinear la estrategia parlamentaria y estudiar la Ley Ómnibus. “Queremos ser una oposición responsable”, coinciden. Con el PRO desordenado y un peronismo golpeado por la dura derrota electoral, el radicalismo confía en hacerse fuerte con los gobernadores y sus actores en el Congreso y, desde allí, trazar lazos con un Gobierno que, según alertan, aún no se muestra abierto al diálogo.