El ala dura del Gobierno desplazó al subsecretario de Trabajo, Horacio Pitrau, tras haberlo hecho responsable de una estrategia negociadora hacia los gremialistas. Ahora, las señales del gabinete de Javier Milei están dirigidas a enfrentarse con la CGT, con el diálogo interrumpido frente al paro con movilización del 24 de enero, y a tratar de encarrilar la relación con el poder sindical.
Las diferencias en la Casa Rosada se agudizaron cuando la Secretaría de Trabajo, a cargo de Omar Yasín, logró el acercamiento del titular del Sindicato de Comercio, Armando Cavalieri, en medio de las tensiones con la CGT por la reforma laboral contenida en el DNU 70. El líder mercantil, que maneja el gremio más numeroso del país, con 1.200.000 afiliados, pidió a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, una aclaración sobre las cuotas solidarias, un sistema adicional de recaudación sindical a través de los convenios colectivos, que quedó en jaque porque el DNU estableció la limitación de que podía cobrarse sólo si había un “consentimiento explícito” de los trabajadores.
La foto del encuentro de Pettovello y Cavalieri justo cuando la CGT debatía un plan de lucha contra la reforma laboral causó un profundo impacto en las filas sindicales y pareció una maniobra acertada de las autoridades de Trabajo, que le prometieron al jefe de Comercio que, a pedido de él, podía emitirse un dictamen de interpretación para que el gremio siguiera cobrando las cuotas solidarias.
En la Secretaría de Trabajo imaginaron esa jugada como una forma de meter una cuña en el mundo sindical porque cada dirigente se vería obligado a gestionar una audiencia para pedir el mismo dictamen que había obtenido Cavalieri, ya que esa decisión oficial no tendría alcances generales. En el fondo, era una forma de intentar debilitar a una CGT que empezaba a pintarse la cara contra el Gobierno, sacándole respaldos como, en este caso, el del sindicato más numeroso de la Argentina.
Pero, además, Cavalieri le anunció a Pettovello su decisión de adherir desde su convenio al nuevo sistema de indemnizaciones previsto en el DNU con la creación de un Fondo de Cese Laboral como el que rige en la UOCRA. Se trata de una iniciativa que le interesa a Milei porque cree que favorecerá la generación de nuevos puestos de trabajo, algo que también buscan los sindicatos. A partir del anuncio, en Trabajo proyectaban una audiencia para la primera quincena de enero en la que sindicalistas y empresarios iban a firmar ese convenio, con la participación del Presidente.
Sin embargo, el acuerdo entre Pettovello y Cavalieri desató una tormenta en el Gobierno. Primero fue Federico Sturzenegger, el cerebro del plan para desregular la economía, quien le planteó a la ministra su rechazo a la decisión que benefició a Cavalieri para el cobro de las cuotas solidarias. De una primera charla entre ambos surgió un encuentro presidido por el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, acompañado por dos abogados laboralistas de perfil duro que elaboraron la reforma laboral libertaria, Miguel Angel Ponte y Julio Cordero, en ambos casos vinculados con el Grupo Techint.
Allí se resolvió llamarlo a Yasín para “pedirle la cabeza” de algún responsable del “error” que flexibilizó el pago de las cuotas solidarias porque entendían que había que endurecerse ante el sindicalismo luego de que la CGT avanzara con su ofensiva judicial contra el DNU (que finalmente logró frenar la reforma laboral) y dispuso el paro con movilización al Congreso del 24 de enero.
Por eso finalmente se decidió desplazar a Pitrau de la subsecretaría de Trabajo, que, en la práctica, era el funcionario laboral con mayor experiencia (fue secretario de Trabajo en la gestión de Jorge Triaca durante el gobierno de Mauricio Macri) y de fluidos contactos sindicales: en las últimas semanas, su participación fue clave para las reuniones reservadas de Yasín con gremialistas de peso.
La determinación del ala dura del Gobierno se convirtió así en una clara señal de que no habrá negociaciones con la CGT para levantar el paro general del 24 de enero y que, aunque la Justicia del Trabajo suspendió la reforma laboral incluida en el DNU, desde ahora se perfila una estrategia de mayor intransigencia hacia el sindicalismo que será instrumentada desde la Secretaría de Trabajo.
Queda la incógnita, de todas formas, acerca de cómo se cubrirá la vacante de Pitrau. Si bien el funcionario desplazado aún no tenía su designación formalizada, no está claro si el nombre del sucesor será por los miembros del sector radicalizado de la Casa Rosada que ganan más predicamento. Como sea, la decisión será celebrada por los dirigentes gremiales más hostiles hacia el Gobierno y se convierte en una mala noticia para el sector sindical dialoguista, que, luego de las frustradas charlas con Guillermo Francos, ministro del Interior, ahora tiene una muestra de mayor dureza oficial.