La vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel, comenzó a dar las primeras señales de reorganización en la Cámara alta. Ante la falta de oficinas para legisladores recién ingresados pidió a la secretaria administrativa, María Laura Izzo, que desaloje 12 oficinas cuyos responsables no hicieron entrega de las llaves correspondientes.
El documento que involucra esta medida aparece reflejado en la resolución 1209/23 de Izzo, emitida el viernes último, que informó la renovación de un tercio de la Cámara alta y que “los senadores con mandato cumplido no han restituido en debida forma los despachos que oportunamente se les asignaron para el ejercicio de sus funcionarios parlamentarias antes del 10 de diciembre del corriente año”.
La lupa no abarca -de manera estricta- a todos los legisladores que se fueron, pese a que un puñado de llaves desapareció por arte de magia. De hecho, en algunas oficinas se trata de personal que aún no encontró asilo con otro senador. En tanto, otros se refugian -con venia- en las denominadas “cuevas”, como suele ocurrir en el Anexo de la Cámara alta. Desde varios sectores apuntan, en particular, a una del primer piso, de aroma cristinista.
El jugueteo de despachos regaló el martes pasado una situación insólita, que contó ese día Infobae: el senador santacruceño José María Carambia se instaló en el primer piso del Palacio Legislativo, con una mesa y silla de camping, a metros de Villarruel -que recibía en ese momento al embajador de los Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley- para quejarse por no contar aún con una oficina. Sólo estuvo un rato para difundir una foto, luego se sumó su compañera de bancada y, poco tiempo después, ambos abandonaron el lugar.
“Ya nos cansamos de pedirle a todas las autoridades. Van nueve días y todavía no tenemos despacho. Encima tenemos la lista con todas las oficinas asignadas a senadores y nosotros aún esperando”, se quejaron ese día ante Infobae desde el entorno de Carambia. Semanas atrás, al recibir el diploma de legislador, fue con una remera que decía el porcentaje obtenido en la elección de octubre contra el de su par del entonces oficialismo, Alicia Kirchner, quien quedó en segundo lugar.
Según la resolución de Izzo, “la Secretaría Administrativa procederá a efectuar la distribución y asignación equitativa de despachos y oficinas a los senadores entrantes y bloques parlamentarios, a efectos de optimizar el aprovechamiento de los espacios físicos con que cuenta el Honorable Senado de la Nación para un adecuado desarrollo de la labor parlamentaria”. Esto tampoco se cumple, ya que legisladores salientes han entregado llaves a algún ingresante -incluso, a otras personas- de manera personal.
“Los despachos y oficinas relevadas identificados en el Anexo I, que forman parte integrante de la presente resolución, deberán ser entregados junto con el mobiliario a la Dirección General de Administración, en el plazo veinticuatro (24) horas a contar desde la notificación de la presente”, manifiesta la resolución 1209/23. Los mismos son: del Palacio, 14 A, 75 A y 84 D; y de la “Caja” -Anexo-, 321, 402, 403, 409, 503, 711 y 709, entre otros.
Cargos políticos, “afuera”
En la resolución 1208/23, Izzo dio de baja a “la Planta Política de este Honorable Senado, a quienes revistan como Directores Generales y Subdirectores Generales, con dependencia orgánico-funcional de la Secretaría Administrativa y de la Secretaría Parlamentaria, designados con anterioridad al día 09 de diciembre de 2023 y que no hayan presentado su renuncia al cargo”.
La justificación, conocida por los empleados -aunque algunos “privilegiados” pasan rápido a planta transitoria y, con ayuda exprés, a la permanente- está relacionada con la ley 24.600 -Personal del Congreso- y deja en claro que “las designaciones en los cargos de Planta Política no gozarán de la estabilidad en el cargo y concluirán con la finalización del mandato de la autoridad que lo nombró”.