Con poco tiempo para mostrar resultados, Javier Milei basa su estrategia de supervivencia durante el ajuste y la crisis en la comunicación política que lo llevó a la Presidencia, mientras se focaliza en consolidar su endeble estructura política. Sin bases territoriales, en Gobierno saben que su legitimidad depende de la opinión pública, y están preocupados por transmitir de manera “correcta” frente a las innumerables críticas de los sectores opositores el espíritu de sus medidas mientras logran su principal meta de corto plazo, estabilizar la inflación, la llave para afianzarse en el mando.
Convencidos de que el Presidente está por encima del 60 por ciento en imagen positiva, en la víspera de su primera Navidad, funcionarios libertarios de la primera línea aseguraron que las manifestaciones de organizaciones de izquierda y las amenazas de la oposición dura los tienen sin cuidado. “El periodismo no entiende nada. No saben lo que verdaderamente piensa y quiere la gente. Hay mucha desesperación, pero no por los temas que dicen”, argumentó uno de los principales colaboradores de Milei en un pasillo de Casa Rosada, el viernes por la tarde. “En los medios habían pintado el mismo panorama desolador que ahora después del debate para la segunda vuelta. Y ganamos. Se la pasan construyendo ideas falsas porque no entienden lo que está pasando la gente”, insistió otro colaborador del Ejecutivo.
Admiten, sin embargo, que esos índices estarán en peligro con el pasar de las semanas y los meses, cuando a los altos precios en los comercios se sumen aumentos exponenciales en las facturas de los servicios, la salud y la educación privada; los dueños de las viviendas empiecen a exigir contratos en dólares; y sigan multiplicándose los despidos a partir de las facilidades que se les otorgó a los empleadores con el mentado objetivo de facilitar las contrataciones en el mediano plazo, entre otros reveses.
La clave de la respuesta de LLA a las adversidades que azotarán a las clases medias y bajas será mostrar resultados en el tema que más preocupa, la inflación. En el Palacio de Hacienda como en la Casa de Gobierno se resisten a proponer fechas para la baja de los precios. No quieren cometer el error de Sergio Massa, que auguró una importante mejora porcentual en abril de 2023, fallida, que se le echó en cara hasta el final de su carrera por la Presidencia. Sin embargo, en voz muy baja y con cautela, dicen que esperan que el primer alivio, sutil, empiece a sentirse a partir del segundo semestre de 2024.
Hasta entonces, para sostenerse fuertes, definieron dos metas que deberán cumplir sin deslices y a contrarreloj. Por un lado, ordenar la comunicación. Por otro, consolidar la estructura política libertaria junto a sectores y dirigentes, tanto propios, como ajenos pero afines ideológicamente.
La comunicación es un tema principal para Milei. Al fin y al cabo, razonan los recién desembarcados funcionarios libertarios en Balcarce 50, fue su exposición en medios y redes sociales, con frases y conceptos meticulosamente cuidados para que parecieran espontáneos, la que lo llevó a la primera plana de la política nacional. Y ahora trabajan para adaptar el método de la campaña al modo gestión.
Llevaron a la experimentada Belén Stettler a la Secretaría de Comunicación y Prensa de la Presidencia justamente para ordene los equipos de comunicación. El área reviste una importancia prioritaria para el jefe de Estado, que no casualmente eligió como principal asesor a Santiago Caputo, que se especializa en comunicación política. Fue el joven consultor quien seleccionó a la comunicadora profesional, de muy bajo perfil, que trabajó en empresas privadas y pasó por el sector público como asesora de Eduardo Costa, senador de PRO por Santa Cruz, la provincia donde Stettler nació y se crió.
Quienes trabajaron con ambos consultores cuentan que compartieron varios proyectos, y que suelen proponer a sus clientes como marca diferencial que fundamentan sus decisiones en investigaciones científicas de opinión pública. Y hoy, el diagnóstico en LLA es que reina la incertidumbre. “De verdad está todo muy complicado. Todo lo que dice Javier en público es exactamente lo que dice en privado. Estamos al borde de una hiper, y todo lo que queremos ahora es dar certidumbre. No hay margen de error, porque cualquier señal de desorden puede generar una estampida”, se alarmó un funcionario del primer círculo del Presidente.
Para las próximas semanas, la cúpula libertaria ordenó explicar exahustivamente, punto por punto, el programa económico de Caputo, el DNU, con énfasis en la reforma del Estado de Sturzenegger y el recorte de gastos en la política, y el temario de la ley “ómnibus”, para transmitir confianza. Desde que estuvieron disponibles los documentos del decreto y el proyecto -respectivamente, el miércoles y el viernes por la noche- los recién designados técnicos del área están abocados las 24 horas a desarrollar las piezas infográficas y spots que difundirán por los canales oficiales. El objetivo será derribar los “mitos” que, dicen, están construyendo los sectores críticos en los medios y las redes sobre las primeras medidas de Milei.
De la necesidad de generar confianza se desprende la otra premisa del área de comunicación: procurar que los actos y decisiones de gobierno sean informados meticulosamente, para disminuir al mínimo las especulaciones. “No queremos rumores, vamos a trabajar sobre hechos”, dijo un funcionario, para justificar el absoluto hermetismo sobre las actividades oficiales, inclusive las reuniones de Gabinete en la sede de gobierno. El silencio rigió firme durante la última etapa de la campaña y también después del triunfo en el balotaje, cuando el propio Milei y su hermana Karina pidieron expresamente a sus futuros ministros, secretarios y directores que no dijeran una palabra, ni en on ni en off the record, sobre sus conversaciones, planes y perspectivas. Pero después de que asumieron el mando, la dinámica se mantuvo intacta en la administración nacional, a pesar de que es de interés público y están obligados a divulgarla.
También enfatizarán en los recortes a la “casta”, en los que el vocero presidencial, Manuel Adorni centró los anuncios de la mayor parte de sus conferencias matutinas diarias con un nivel de detalle exhaustivo que no aplicó a los actos de gobierno. Por ejemplo, el recorte del seguro millonario -que al final era en pesos y no en dólares- de los cuadros de la quinta de Olivos, al que se sumaron la baja de los contratos con proveedores de tostados y medialunas en la Casa de Gobierno que anunció el experto en redes sociales de LLA, Iñaki Gutiérrez, en su cuenta de X; y el anuncio de Menem sobre un ajuste en los gastos en viajes para los diputados.
Por último, tendrá central importancia el área de Seguridad, en torno a la cual se encargaron de preparar notorias puestas en escena durante las primeras dos semanas, a través de las cuales la ministra Patricia Bullrich, de PRO y alejada de Mauricio Macri, gana cada vez mayor protagonismo en el Gobierno. La activación con bombos y platillos del protocolo antipiquetes; la televisada visita al comando unificado de la Policía Bonaerense durante la protesta del miércoles 20; la visita con uniformes camuflados junto al ministro de Defensa Luis Petri a Bahía Blanca tras el devastador temporal del sábado pasado; el spot que reprodujo el Presidente en sus redes el sábado por la tarde y la entrevista en conjunto con Mirtha Legrand, por la noche, fueron señales de una sintonía que responde a la necesidad de mostrar gestión en segundo tema de mayor preocupación para los argentinos.
En todas esas ocasiones, tras bambalinas, estuvo la mano escenográfica de la licenciada en Relaciones Públicas Karina Milei, nombrada secretaria general de la Presidencia por su hermano el mismo 10 de diciembre, que se ocupa de sus menesteres administrativos y cuida su imagen celosamente, junto a Caputo.
El armado político es un desafío aparte, que quedó en manos del ministro del Interior, Guillermo Francos; y de los presidentes de Diputados y del Senado, Martín Menem y Victoria Villarruel. A partir de la semana próxima se sumará otro actor, el ex candidato a gobernador de Mendoza, Omar de Marchi, aliado en el interior desde la campaña, que tendrá a cargo la secretaría encargada de las relaciones institucionales entre el Ejecutivo y el Congreso.
Con los dos primeros Milei mantiene intacta la relación, los recibe a diario y conversan muy seguido. Pero con la tercera, si bien hay contacto, los ánimos están caldeados desde hace meses. Los roces con Karina, que se arrastraban desde la carrera proselitista, se intensificaron durante la asunción, y más recientemente se profundizaron por el modo de ejecutar las reformas libertarias. Milei estaba convencido de que era necesario avanzar por la vía de un DNU con las medidas más urgentes para evitar las demoras que complicaron a Macri durante su mandato. Pero la abogada consideraba que la vía legislativa, aunque más riesgosa, les ahorraría cuestionamientos sobre la legitimidad de las medidas.
Villarruel, sin otra salida, finalmente se plegó a la cuestionada estrategia del decreto. Y, a pesar de los resquemores, Milei la invitó junto a Menem a la Casa Rosada para participar de la publicitada reunión del martes con los 24 gobernadores, organizada por Francos para que se conocieran personalmente por primera vez, escuchar sus reclamos y, principalmente, pedirles respaldo legislativo. Dos días después, Francos se reunió con ella y con Menem, por separado, en sus respectivos despachos.
En esas charlas secretas discutieron la estrategia legislativa, los apoyos que lograron a partir del encuentro con los gobernadores, sobre todo de PRO y el peronismo disidente cordobés. El presidente y sus armadores miran con especial atención la conformación de la Comisión Bicameral que deberá revisar el DNU y que no funciona desde hace más de un año. Ayer, en la Casa de Gobierno deslizaron que las negociaciones estarían marchando, y se mostraron confiados en que podrán designar a un libertario como presidente del cuerpo.
Las autoridades de la comisión son rotativas, y como este año le toca a un senador, en LLA bregan para designar como representante al riojano Juan Carlos Poggetto, que responde a Eduardo Menem padre y es muy cercano a Eduardo “Lule” Menem, que sonaba para ser secretario administrativo de la Cámara baja, en sendas muestras de confianza a la familia del ex mandatario, públicamente admirado por Javier Milei.
En Gobierno confían en que, a pesar de todo, tendrán apoyo de Mauricio Macri. Terminadas las rencillas por los cargos en el Gabinete y en el Congreso, el ex presidente salió esta semana a defender el DNU a capa y espada por la red social X. Y si bien se mantiene prescindente y al margen, en su entorno aseguran que sigue disponible para ayudar y aconsejar al nuevo jefe de Estado. A los peronistas anti K, a quienes entregaron áreas de principal importancia en el Gobierno, como YPF y la Anses, los consideran, sin dudas, “adentro”.
Mientras calculan, con disimulada ansiedad, los apoyos en el Congreso, se ocupan de manera subterránea del frente judicial, el que más los preocupa cuando piensan en el futuro de la batalla para aprobar el DNU. Creen probable que “en cualquier momento” un juez avance con una medida cautelar a partir de las varias presentaciones que están presentando distintos sectores. Según confiaron a este medio, el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, quedó a cargo de las negociaciones para evitarlo.
Los libertarios buscan ganar tiempo hasta que ceda la inflación mientras ajustan las tuercas de la economía con recetas liberales. La esperada estabilización de los precios, creen, es la única llave para sostener la legitimidad que les dieron las urnas.