Confiados y satisfechos con la cadena nacional de anoche, entre advertencias de que se aproximan nuevas medidas en la misma línea, Javier Milei y su vocero, Manuel Adorni, aseguraron esta mañana que el DNU que desregula la economía y los contratos que se publicó anoche estaba estaba en plena vigencia desde el momento en que salió en el Boletín Oficial. Sin embargo, esta tarde en distintas dependencias del Gobierno admitieron que los 366 artículos del decreto recién tendrán aplicación plena luego de que pasen ocho días corridos, es decir desde el 29 de diciembre.
En la Casa Rosada como en los distintos ministerios dijeron que el objetivo inicial del gobierno libertario era que tuviera aplicación inmediata, pero que cometieron un “error”. Según explicaron, para que el estuviera vigente desde el primer día, el Gobierno debería haber incluido expresamente en el texto de la ley un apartado que así lo determinara. Pero como no lo hizo, rige automáticamente el artículo 5 del Código Civil, que indica que las leyes rigen a partir del octavo día de su publicación oficial o desde el día en que lo determinen.
“Se cometió un error, pero no cambia nada, es esperar un poco más”, suavizaron en Balcarce 50, y adjudicaron la imprecisión a los equipos legales que trabajaron en el documento bajo las órdenes de la secretaría de Legal y Técnica que encabeza Javier Herrera Bravo.
En la Casa de Gobierno acotaron que el factor de la fecha en que se hará efectiva la controversial medida no modificaría su curso. Pero se mostraron preocupados por la judicialización que, ya en pie de lucha, prometieron aplicar varios partidos de la oposición, distintos gremios y organizaciones sociales para frenar la iniciativa que defienden los libertarios.
Además, la oposición kirchnerista, por un lado, los sectores “blandos” de Pro, por otro, y los radicales que se declararon “neutrales” en la campaña para el balotaje entre Sergio Massa y Milei ya mostraron su desacuerdo con “las formas” en que el Gobierno busca aprobar las modificaciones. Apuntaron al Presidente por esquivar al Congreso, y le pidieron que revea su decisión institucional. Lo cual podría complicar al Gobierno en Diputados y Senadores.
Es que el DNU denominado “Bases para la reconstrucción de la economía argentina” debe atravesar inexorablemente la vía legislativa. Y en el Gobierno, que está lejos de tener una mayoría propia, temen que la oposición más crítica se una con los moderados para frustrar sus planes de profunda transformación en modo shock. A partir de hoy, el Gobierno tiene un plazo de 10 días para enviar el DNU a la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo del Congreso, que está integrado por ocho diputados y ocho senadores que deben emitir un dictamen sobre el fondo y la forma del decreto que, luego, deberá ser analizado por ambas cámaras.
Una vez conformada, la comisión tiene 10 días hábiles para expedirse sobre la validez. Si no lo hace, tanto Diputados como el Senado pueden analizarlo de oficio. En esta instancia, el DNU puede ser rechazado u aceptado por mayoría absoluta de los presentes. Y no se pueden introducir modificaciones ni agregados.
El Gobierno aspira a que ninguna cámara lo trate, para que quede vigente. O, como mínimo, que una cámara lo acepte y la otra lo rechace. En ese caso, también estaría en marcha. Solo sería declarado nulo si fuera rechazado tanto en Diputados como en el Senado, donde los principales encargados de la estrategia legislativa del Ejecutivo son los presidentes de ambas Cámaras, los libertarios Victoria Villarruel y Martín Menem.
Milei está decidido a aprobarlo, y esta tarde instruyó a su ministro del Interior, Guillermo Francos, para que se ocupe personalmente de hacerlo funcionar. El titular de la cartera política tiene planeado dejar su despacho en la Casa Rosada, donde viene manteniendo decenas de reuniones políticas, para visitar esta tarde a los diputados y senadores libertarios en el palacio del Congreso. Además del llamado a Extraordinarias y el tratamiento del paquete de leyes que ingresarán por mesa de entrada en los próximos días, se abocará a asesorarlos en las negociaciones para reunir voluntades que les aseguren que los propios, con ayuda de los aliados del peronismo y los “halcones” de Pro, le aprueben el DNU o bien eviten que el kirchnerismo y la izquierda le pongan un coto desde antes de su puesta en marcha.