Estaba avanzado el 2022 cuando Patricia Bullrich recibió un llamado. “Quiero conocerlo, armá un encuentro”, escuchó. La reunión se hizo y hablaron por primera vez sobre política y economía. Ése diálogo es el primer registro cara a cara que tiene Mauricio Macri de Javier Milei. Y de Karina, su hermana, una mujer inteligente y de pocas palabras.
Sin embargo, el Presidente libertario atesora otra versión en su memoria que -lógicamente- el fundador del PRO no recuerda. Cuando se vieron en esa oportunidad le mostró al ex presidente una foto que se había tomado junto a su padre y él en el aeropuerto de San Pablo con motivo de jugarse la Copa Libertadores. “Me votó siempre, en Boca, en la Ciudad y cuando fui candidato a presidente”, aseguran en su entorno que le confesó Milei a Macri a quien lo llama “Presi” cuando lo chatea o llama.
A partir de ese primer diálogo del año pasado, hubo otras reuniones -la última se concretó el domingo 3 de diciembre en el Hotel Libertador a pedido de Macri antes de viajar al exterior por unos días-, pero la relación entre ambos se cimenta especialmente en contactos por WhatsApp como el del domingo 19 de noviembre cuando alrededor de las 8 el ganador del balotaje le escribió a su flamante aliado “creo que lo logramos, Presi”.
Cuentan que esa noche el teléfono celular de Macri recibió otros 1822 mensajes para felicitarlo por una victoria que no fue propia pero ayudó a construir. Un número ampliamente superior a cuando él ganó la presidencia. La mitad eran para pedirle trabajo, contó recientemente en una comida. Sin embargo, en esos encuentros privados repite lo mismo que en público: “Yo no pedí absolutamente ningún cargo para nadie. Tuve la suerte de nunca necesitar nada y no sé pedir”, confesó frente a unos pocos el ex presidente..
Esa frase pareciera tener una excepción: en el PRO se siguen lamentando por la designación de Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados en lugar de Cristian Ritondo. “Hubiera sido más fácil defender las leyes del Gobierno si tenés a uno propio con la camiseta puesta”, reflexionan. Aunque también entienden que el análisis de los libertarios es que ya cuentan con el apoyo del PRO y necesitaban poner a un diputado propio en la conducción para seducir a otras fuerzas parlamentarias.
El “detalle” -imaginan- no impedirá igualmente que sus diputados apoyen los primeros proyectos que La Libertad Avanza. “No queda otra. Hay que ayudarlo”, repiten. La principal incógnita es qué harán los legisladores que responden a Horacio Rodríguez Larreta a quien los “halcones” definen irónicamente como el dirigente “más extremo” del partido.
La elección de Bullrich para Seguridad fue un acuerdo personal entre los ex candidatos. En el PRO dicen que tampoco influyeron para la designación de Luis Caputo. De hecho algunos se sorprendieron cuando se confirmó su nombre para el Ministerio de Economía.
Hay una anécdota que grafica la versión. Hasta hace poco tiempo, para Macri “Toto” era simplemente el primo de su amigo Nicky Caputo. Lo respetaba como economista y valoraba que había sido uno de los funcionarios de su gestión que le machacaba a diario con la necesidad de reducir el déficit fiscal mucho más rápido. Pero la relación mutó en las tardes que compartieron durante las vacaciones de ambos en el barrio cerrado de Cumelén, en Villa La Angostura.
Producto de esa confianza construida en partidos de pádel y comidas familiares, el ex Presidente llamó a su ex ministro luego del balotaje y le preguntó si era verdad que iba a asumir en el nuevo gobierno. “Cero chances”, contestó el ex presidente del BCRA. Tres semanas después fue el economista quien llamó al ex Presidente para contarle que algunas situaciones habían cambiado y estaba dispuesto a tomar el hierro caliente de la economía. Según le contó a un amigo, su esposa -que era muy reticente a que volviera a tener un cargo público-, se vio seducida por las ideas de “las fuerzas del cielo”.
Macri apoya las medidas de su rival de pádel. En la reunión con sus correligionarios de la semana pasada en Vicente López, dejó en claro que no importa tanto la letra fina de los anuncios sino la dirección de los mismos. Lo importante, planteó, es bajar el déficit fiscal como sea y en forma rápida. Cree que el principal objetivo es llegar al equilibrio en marzo del año que viene para que el país pueda volver a “respirar”. Le preocupa, en cambio, la implementación porque cree que el camino es muy duro.
Aunque confía en el respaldo popular que consiguió Milei. “La gente milita el ajuste, es algo nunca visto, solo él lo logró. Esperemos que le sirva y le sume para que la implementación sea la adecuada”, confió a unos pocos el líder del PRO.
“No nos pongamos a ver si se podría haber recortado un punto más o menos de determinado sector o si la grabación del mensaje fue desprolija; no hay margen para distraernos con esas tonterías, acá hay que apoyar, bajar el déficit y avanzar en esa dirección”, dijo frente a otros dirigentes del PRO. Y para reforzar el mensaje describió: “Si este gobierno falla, vuelve Cristina, no hay otra opción, por eso es necesario que todos lo ayudemos y no se repita lo que nos pasó a nosotros que nos empezaron a criticar y poner piedras en el camino por cualquier cosa”.
Incluso hizo alusión a con qué vara medir la gestión libertaria. “Usemos la vara peronista que dejó Alberto Fernández, no usemos la vara Suiza como nos hicieron a nosotros”. Y hasta se animó a retrucarles: “¿Vieron la buena onda y la felicidad de ella (CFK)? Bueno, es por dos motivos: apuesta a que la gestión no funcione y sabe que Milei no aspira a una construcción partidaria o de poder que le haga competencia”.
Mientras tanto, Macri espera seguir teniendo charlas “conceptuales” con el Presidente sobre la dirección de la gestión y cree que podría darse una segunda ola de nombramientos tras una crisis o el desgaste propio del nuevo gobierno y la implementación del plan motosierra. “Si tanto lo respetan como dicen, ahí sí lo van a llamar y él está dispuesto a recomendar dirigentes con probada experiencia de gestión”, contó uno de los asesores que tiene acceso al pensamiento íntimo del ex jefe de Estado.
En uno de esos tantos cafés que compartió con el ex mandatario, este dirigente escuchó además una reflexión con tinte nostálgico. Si bien está muy cómodo con el rol que ocupa actualmente como “maker” de la política, Macri está seguro de que hubiera ganado las elecciones si se presentaba en las PASO porque su figura hubiera evitado la fragmentación en el extinto Juntos por el Cambio. Igualmente tiene claro que para él hubiera sido mucho más difícil hacerse cargo del ajuste y por eso optaron en conjunto en dejarle el protagonismo a Bullrich, una “joven vieja”. Un reciclaje político que pocos pueden explicar.