Javier Milei ganó la Presidencia con la ayuda del sector duro de PRO que responde a Mauricio Macri y un apoyo solapado del peronismo disidente del gobierno nacional, que le permitieron alcanzar un airoso 54 por ciento de los votos. Sin embargo, el panorama en el Congreso no será fácil. El líder de los libertarios enfrentará los resquemores en esas fuerzas, que se decepcionaron por la cantidad escasa de espacios de decisión en el Gabinete y en el Congreso. Y a una oposición kirchnerista que, si bien se encuentra debilitada y sin un liderazgo claro, corre con la ventaja de poseer la mayor cantidad de bancas bajo un mismo sello unificado.
En este contexto adverso, después de asumir el mando esta tarde, la primera gran prueba legislativa para Milei será el rumbo de la discusión en comisiones y, luego, sobre tablas, del paquete de proyectos de ley que en La Libertad Avanza dieron en llamar “ómnibus” en homenaje a los inicios del gobierno de su idolatrado ex presidente, Carlos Menem, en plena crisis de hiperinflación en 1989. El éxito de ese tratamiento dependerá de la capacidad de Milei y sus alfiles asesores políticos -el ministro del Interior, Guillermo Francos, la vicepresidenta Victoria Villarruel; y los presidentes de Diputados, Martín Menem y del Senado, Francisco Paoltroni- para generar consensos.
Milei apelará desde hoy, para sentar las bases de la negociación, a los conceptos de “adversidad” en el plano económico y a la necesidad de un cambio profundo en el ámbito político. Su discurso, de cara a los militantes que vayan a respaldarlo al Congreso, estará orientado a pedirle a la población resistencia al ajuste, que probablemente derive en el explosivo combo de desempleo -por los inminentes despidos en el sector público y en el privado- con una inflación que se mantendrá en niveles altos al menos durante los primeros seis meses.
Milei está decidido a no repetir el error que, creen, cometió Mauricio Macri cuando asumió en 2015 y no planteó cabalmente el estado de las cuentas que le dejaba el kirchnerismo. Ahora, los libertarios quieren ventilar con el mayor nivel de detalle posible la herencia recibida del gobierno de Alberto Fernández, Sergio Massa y Cristina Kirchner, al punto de que evalúan desarrollar una página web para que todos puedan acceder libremente a la información disponible sobre la situación del país al 10 de diciembre.
Aunque planea hablar de espaldas a la “casta”, Milei también se dirigirá de esa manera a la clase política, de la que necesitará para aprobar la -por ahora misteriosa- batería de medidas que buscará pasar por el Congreso. Sin embargo, en su entorno advierten que no descartan avanzar con Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) si fracasan en las negociaciones. “Estamos en un momento de crisis, y los DNU están para estos momentos. No vamos a dudar de usarlos si no queda otra, son una herramienta constitucional”, advirtió un referente cercanísimo al primer mandatario electo.
Por ahora Milei ordenó mantener total secretismo sobre esas medidas. Por un lado, no quiere generar confusiones ni especulaciones en los medios sobre sus planes hasta que no esté terminada la letra fina. Pero también empezó el juego de la rosca midiendo los tiempos, y especula con el margen que dará a los diputados y senadores de otros espacios para que preparen sus estrategias políticas. “Les estamos diciendo a los periodistas que ni lo intenten, nadie les va a responder. El silencio es una orden muy clara que vino de muy arriba, de Javier y de Karina, y nosotros la respetamos”, dijo ayer un operador de LLA, al recordar que Milei “no perdona la traición y la mentira”. “Con él es una vez. Después de eso, fuiste”, enfatizó un armador político desde las oficinas del piso 20 de av. del Libertador 602.
Sólo los máximos referentes del Gabinete y los técnicos que elaboran la norma junto a distintos estudios jurídicos están al tanto de los detalles. Pero para evitar filtraciones, Milei decidió que no se compartan ni siquiera con los diputados de la propia bancada. A ciegas, la mayoría de los legisladores se encuentran expectantes sobre el contenido de los documentos que deberán defender.
El líder, que los recibió en el hotel Libertador por primera vez la semana pasada -durante el cierre de listas había evitado ocuparse de su reclutamiento-, les tiene una profunda desconfianza. Sólo conversó mano a mano con un puñado de los miembros del bloque, pero no pondría las manos en el fuego por el resto. Sobre todo después de que varios, especialmente los que tienen terminales con el massismo, demostraran que su fidelidad a LLA es, como mínimo, endeble, si no inexistente, tras las ambiguas pero ruidosas amenazas de deserción que plantearon varios después de que la fuerza de derecha quedara relegada al segundo puesto en las elecciones generales.
Por ahora sólo trascendieron pinceladas muy gruesas de la iniciativa. Según pudo reconstruir Infobae, se trata de una serie de medidas económicas y a una reforma del Estado que abarcará, como es sabido, un recorte de cargos, pero también una reajuste de las atribuciones y responsabilidades de cada área. Un futuro funcionario de la órbita cercana a Milei que empezó a familiarizarse con los edificios públicos esta semana admitió que los proyectos se están elaborando a contrarreloj, y que es posible que no lleguen a tiempo para presentarlos el mismo lunes. De todas formas, aclaró que la eventual demora sólo sería por unos pocos días. “Para el miércoles y el jueves va a estar todo en mesa de entrada”, se adelantó, optimista.
Aunque con apremio, el mandatario electo aún evalúa la conveniencia de mandar las medidas en un solo paquete o en varios. Muy cerca suyo dijeron que probablemente se mantenga el formato “ómnibus”, pero no descartaron, para seguir con la línea metafórica, que finalmente sean varias “combis”. Las dudas sobre la presentación responden principalmente a la advertencia que hicieron desde PRO después de que les negaran la presidencia de la Cámara baja: sus principales aliados condicionaron su apoyo a una discusión minuciosa (”ley por ley”) en lugar de propiciar un acompañamiento en general.
La más difícil de consensuar, naturalmente, es la pata económica del paquete, que probablemente genere las mayores controversias, especialmente con los opositores del peronismo K. Y Milei sabe de esas dificultades. Por eso no está claro si finalmente incluirán los planes de privatización de empresas públicas, uno de los principales planteos de la “campaña del miedo” del Gobierno en la previa de los comicios.
Consciente de que es un tema delicado, desde que ganó las elecciones Milei pasó de defender a capa y espada ese tipo de reforma, a relativizar su eventual aplicación de acuerdo a las particularidades de cada empresa. Así, por ejemplo, distinguió entre los medios públicos, que se venderían sin falta, de la petrolera estatal YPF, que permanecería en la esfera pública. Durante los últimos días, en las múltiples reuniones entre el hotel Libertador y las oficinas Chacofi de Retiro dieron las últimas puntadas al plan que demostrará la muñeca política del líder en su primer test legislativo.