La revolución que generó en Argentina el triunfo del flamante presidente Javier Milei fue el disparador para una nota que escribió el periodista británico Andrew Anthony en el diario The Guardian sobre la cabellera del líder de La Libertad Avanza (LLA) y otros dirigentes mundiales de derecha que tuvieron una fuerte ascendencia en el escenario político mundial en la última década.
“‘El populismo tiene que ver con el cabello’: lo que los líderes de derecha intentan decirnos con sus peinados salvajes”, dice el título de la irónica nota publicada este domingo y que busca hacer retrato de lo que los referentes políticos quieren expresar a través de sus looks.
Anthony plantea que en los últimos años “se ha llenado de políticos populistas de derecha que buscan atención” y que el fenómeno que los llevó al poder tiene como característica distintiva “el papel fundamental del corte de pelo”. “El ex ministro conservador Rory Stewart reconoció este hecho la semana pasada en el podcast The Rest is Politics, cuando declaró: “El populismo tiene que ver con el cabello”, indicó el prestigioso periodista.
Además de Milei, nombra en la nota a Geert Wilders, el líder del Partido por la Libertad de Holanda, que ganó las elecciones hace poco tiempo. Sostiene que a la gente le sorprende, específicamente en lo estético, la abundancia de pelo que tienen ambos líderes. “Milei, que hizo campaña con una motosierra, tiene cara de granjero o de ladrón armado, pero pelo de bajista de una banda de heavy metal que ahora se gana la vida en el circuito de pubs”, indica. En su crónica específica que esa cabellera “grita inconformismo, pero también sugiere cierto encanto irreverente”.
Durante la nota, hace referencia también al ex primer ministro de Reino Unido Boris Johnson, de quien dice que “se dio cuenta desde el principio de que la política era una rama del teatro y que los mejores actores construyen sus personajes en torno a rasgos físicos”. Y agregó, en esa línea, que “su indomable techo de paja se convirtió en símbolo de una mentalidad independiente”. “Parecía haber una relación inversa entre su preocupación por la ambición personal y la atención dedicada a arreglarse el cabello. Fue una especie de doble engaño inspirado”, destacó el periodista.
“No hay nada más sospechoso que un hombre que parece tener el pelo demasiado cuidado”, dijo Alexandra Shulman, ex editora de Vogue. Pero, ¿qué pasa con el hombre que oculta sus dudosas intenciones bajo el pretexto de un desaliñado tonsorial (NdeR: relativo a la barbería y peluquería)?”, dice uno de los testimonios de la nota. La periodista sostiene en la nota que “es una conciencia de la imagen” y que “ese tipo de cabello te distingue y te convierte en un personaje ampliamente reconocido”.
El periodista de The Guardian sostiene: “A la mayoría de los políticos les gusta repetir como un loro el poco convincente mantra de que lo importante es la política, no la personalidad, pero en el caso del populismo, que tiende a ser incompleto en cuanto a planes y programas, el carisma performativo adquiere una importancia aún mayor”.
Tim Bale, profesor de política en la Universidad Queen Mary de Londres, subraya en la nota que “todos los políticos tienen una marca, pero cuando eres un político populista, tiene que ser de gran tamaño, y el cabello de gran tamaño es parte de esa marca”. En ese sentido, señala: “Te hace reconocible para la gente que presta poca atención a la política”.
“En esta era de marcas de celebridades, muchas de las técnicas de promoción utilizadas en el mundo del espectáculo y el marketing han sido adoptadas por políticos que buscan generar un impacto directo en el público. Quizás el caso más atroz de la historia reciente sea el de Donald Trump, quien perfeccionó su imagen en columnas de chismes y en reality shows antes de usarla para impulsarse, a través de Twitter y Fox News, hacia la Casa Blanca”, describe Anthony su nota, haciendo hincapié en el fenómeno que generó el ex presidente norteamericano con su estilo y su imagen.
“Creo que habría que establecer un paralelo con la forma en que decir mentiras absolutas normalmente conllevaría algún tipo de sanción en otros ámbitos”, dice Bale y, al mismo tiempo, señala: “Cuando hablamos de estos políticos populistas, casi aumenta su brillo entre sus seguidores”.
El periodista británico afirma en la nota de The Guardian que “al fin y al cabo, al populismo le preocupa principalmente fomentar la idea de que una persona excepcional –o al menos una persona con un cabello excepcional– puede superar todos los aburridos procedimientos de la gobernanza democrática y transformar una nación mediante la pura fuerza de la personalidad”.
“El cabello ha sido un símbolo de virilidad y masculinidad desde los días de Sansón, y en la era de la televisión su ausencia ha sido vista como una debilidad política, una especie de kriptonita electoral. Seguramente no es coincidencia que, mientras que el 40% de los hombres mayores de 40 años muestran signos de calvicie de patrón masculino, Estados Unidos no haya votado por un presidente calvo desde Dwight Eisenhower en 1956. En el Reino Unido, no ha habido un primer ministro calvo desde Winston Churchill en 1951″, sostiene en el extenso texto cargado de ironía.
Anthony advierte que “las reglas de presentación extraídas de la política convencional se aplican doblemente a la política populista” y que es por eso “que el padrino de los populistas modernos, Silvio Berlusconi, luchó contra su severa caída del cabello con trasplantes de cabello”. El doble sentido es una contante en la nota.
En el final del artículo, el periodista hace un análisis sobre el impacto de la imagen en las redes sociales y en el público que las consume en forma permanente. “En la era de las redes sociales, cuando la gente se aleja de los medios establecidos, quizás más analíticos, lo visualmente llamativo se vuelve cada vez más importante”, señaló.
Luego resaltó una descripción del profesor Bale que asegura que “la capacidad de atraer a la gente en términos muy claros y simples, tanto en términos de política como de marca visual, hace que sea más probable que los políticos populistas estén con nosotros en el futuro previsible”.