Cuando Patricia Bullrich le escribió por WhatsApp a la periodista Viviana Canosa, a las 23.26 de este miércoles, el vínculo con Mauricio Macri por las negociaciones con Javier Milei ya había alcanzado su nivel de máxima tensión. “Yo no me someto a Mauricio Macri”, le dijo la ex ministra de Seguridad a la conductora de LN+, habilitada para leer al aire el mensaje.
Todos en el PRO sabían que la relación se había resentido y que los últimos días habían sido particularmente complejos, pero hasta el momento en que la presidenta del PRO decidió hacer público su enojo, de primera mano y por televisión, los recelos todavía circulaban por debajo de la superficie. “Esto no es SOCMA, Patricia está dispuesta a disputarle a Macri de igual a igual”, aseguraron ayer por la tarde desde el entorno de la ex ministra horas después de la reunión que mantuvo con el presidente electo en el Hotel Libertador, en medio de las discusiones internas por la conformación del gabinete libertario y por el nivel de injerencia que Macri y Bullrich pretenden ejercer a partir del 10 de diciembre.
El enojo es mutuo. Cada uno dice tener razón. Macri cree que ella no respetó las condiciones de una negociación en bloque, centrada, según sus colaboradores, en la “gobernabilidad”: “Mauricio planteó una hoja de ruta en la que importaban el Congreso y los gobernadores, que Juntos por el Cambio sería oposición con un alto grado de acompañamiento y que el sostén estaría principalmente en Diputados”, explicaron.
El resto, agregaron, decantaría solo. Es decir, la posible incorporación de Bullrich o Luis Petri al gabinete, y los cuadros técnicos y políticos que JxC podría aportar, una consecuencia lógica para un proyecto nuevo, como el libertario, que carece de dirigentes y que conoce muy poco del funcionamiento del Estado.
En ese sentido, a Macri lo fastidió que la ex candidata presidencial no esperara el resultado de las conversaciones que, para el ex presidente, se enfocaban en un solo nivel: que Milei definiera antes que nada si la presidencia de la Cámara baja le correspondería al PRO, en particular a Cristian Ritondo, al que Macri le reservó ese lugar. En el escenario trazado por el ex presidente, esa posición es clave para defender “la gobernabilidad” del proyecto de La Libertad Avanza, en especial en los primeros meses, por la complejidad de las reformas que el presidente electo plantea enviar al Parlamento. “Ellos, parece, eligieron otra cosa a través de (Guillermo) Francos, ni más ni menos”, resaltaron anoche desde el campamento macrista.
Francos es el delegado político de Milei a cargo de las conversaciones parlamentarias, inclinado, según trascendió, en cerrar una suerte de alianza con el peronismo no kirchnerista en cabeza de la figura de Florencio Randazzo.
Para Macri, Bullrich se cortó sola, negoció unilateralmente su incorporación y una lista de dirigentes afines que la acompañaron durante la campaña y que podrían ser parte del gobierno entrante.
La ex ministra tiene otra opinión. Cree, por el contrario, que fue Macri el que intentó adelantarse y asegurar cargos “para sus amigos” -así lo ventilan sus colaboradores-. Bullrich se enfureció cuando vio por televisión que el ex presidente había visitado a solas a Milei en el hotel en el que vive desde hace meses, según ella, para discutir la conformación del gabinete. Unilateralmente. Se acusan de lo mismo. Y ambos creen tener la razón.
Anoche, muy cerca de Macri remarcaban que, por el momento, no existían señales de acercamiento. “La situación es realmente mala”, reconocieron muy cerca del ex presidente. “Patricia no entendió el resultado electoral, ella perdió, el acuerdo con Milei se hizo en la casa de Mauricio, Mauricio nunca habló mal de Milei y fue el que propició que Patricia se reconciliara con Javier”, agregaron.
El propio Macri le confesó en las últimas semanas a dirigentes de su riñón: “Milei me escucha mucho más que Patricia”.
Bullrich está dispuesta a disputar ese liderazgo. “Macri rompe todo lo que no controla”, dejaron trascender desde su oficina. Más allá de la derrota, deslizan que los votos de las elecciones de octubre le corresponden en una buena porción, y que no podía rechazarle a Milei la invitación para sumarse a su gabinete como ministra de Seguridad en un contexto de conflictividad social muy delicado. “Mandamos a seis millones de personas a votar a Milei, no lo podemos dejar en pelotas”, aseguran que resaltó la ex ministra en privado. En el bullrichismo dicen que el presidente electo le pidió que se hiciera cargo de Seguridad para arrastrar la marca y tratar de publicitar resultados positivos en la primera etapa de la gestión que, según reconoce el propio Milei, será muy dura. “No voy a poder dar buenas noticias en lo económico por muchos meses, te necesito”, aseguran que le dijo.
En ese contexto, el PRO es una bomba que en estos días tiene serias chances de explotar.
Hasta este jueves, Macri no tenía agendado encontrarse con Milei próximamente, a pesar de que el diálogo telefónico es fluido. “La relación entre ellos está bien”, deslizaron cerca del ex presidente. Pero alertaron que si finalmente Francos gana la pulseada y la presidencia de la Cámara de Diputados no se le reserva al PRO, “algún costo” tendrá.
Ayer, después de la reunión con Bullrich, no hubo ninguna confirmación oficial, pero las fuentes coincidían en que la designación de la ex ministra otra vez en Seguridad estaba muy avanzada. Solo restaba la confirmación oficial. Se especuló durante todo el día con la posibilidad de ocupar la secretaría de Trabajo por la participación de Sandra Pettovello en la cumbre del Hotel Libertador: es la funcionaria que tendrá bajo su órbita esa área como responsable del ministerio de Capital Humano.
Sin confirmación oficial, la ex candidata presidencial de todos modos envió señales: anunció por la tarde en sus redes que el año próximo prevé llamar a elecciones partidarias en el PRO y que dejará la presidencia. Era un reclamo público que diversos dirigentes habían vociferado en los últimos días por el inminente desembarco de la ex candidata en el gabinete de LLA. Uno de los más vehementes fue Rogelio Frigerio. Se nota que Macri está fastidiado con Bullrich porque, a pesar del vínculo frío con el gobernador electo de Entre Ríos, le envió un mensaje de felicitación por sus declaraciones.
La tensión entre Macri y Bullrich solo agrega más confusión al caos en torno al armado del gabinete entrante. El caso más resonante es la estructura que dependerá de Pettovello. Con excepción de Osvaldo Giordano, el ministro de Hacienda cordobés que, según el sistema político, tiene sobrada trayectoria técnica y un buen conocimiento político para hacerse cargo de la ANSES -Carolina Píparo fue despedida antes de asumir-, el resto de las áreas están impregnadas de incertidumbre. Por ejemplo el PAMI, sobre el que circulan múltiples sospechas.
El desorden es general. A diez días de que Milei tome el control, el scouting de funcionarios es incesante, quedan aún muchas vacantes por cubrir y el funcionamiento en la toma de decisiones es una verdadera incógnita. “Es todo nuevo para nosotros, quizá la estrategia sea la no estrategia”, exageró anoche un asesor de Bullrich.
Ni siquiera la primera línea de ministros y secretarios de Estado está confirmada. El caso de Bullrich es el más ruidoso, pero hay otras áreas con igual o mayor sensibilidad que siguen acéfalas. “Es una avalancha que nos está sobrepasando”, fue el mensaje que sinceró Victoria Villarruel en la noche del miércoles, en una reunión que mantuvo con legisladores de la oposición.
Allegados a Macri sostienen que el ex presidente no pidió por nadie en particular y solo se concentró en reiterar la necesidad de contar con la presidencia de la Cámara baja. “Cuando acordaron, Milei le aclaró que la primera línea de funcionarios se la reservaría para él”, explicó un estrecho colaborador. “Es el gobierno de Milei, Mauricio no quiere poner gente”, agregaron. Luis “Toto” Caputo, por caso, no fue un pedido del ex jefe de Estado: desembarcó como ministro de Economía por su vínculo con Nicolás Posse, el futuro jefe de Gabinete, y Santiago Caputo, su primo lejano y el verdadero estratega del proyecto libertario junto a Karina Milei.
Sí se había acordado cuando sellaron el “Pacto de Acassuso” en la casa del ex presidente que el PRO aportaría logística para fiscalizar en el balotaje, un rubro que provocó una serie de chispazos no solo entre el macrismo y los libertarios, si no también entre los propios macristas y el bullrichismo. Y que, en caso de ganar, se negociaría para que Ritondo se quedara con la presidencia de Diputados. Por esa promesa, el diputado aportó equipo y financiamiento para fiscalizar. Ahora está furioso. Y deposita toda su ira en Francos, el delegado político del presidente electo.
Una versión que se esparció en estas semanas da cuenta de que, durante ese proceso, a Macri le llevaron reportes de la deficiencia que, en teoría, había rodeado a la fiscalización en manos de Guillermo Ferraro, el futuro ministro de Infraestructura. Circuló en ese sentido que el propio ex presidente le fue con esa información a Milei y que el presidente electo lo habló después con Ferraro. En fuentes del PRO deslizaron que, en realidad, el propósito final del ex jefe de Estado era asegurarse Infraestructura para alguien propio. En el macrismo lo desmienten.
Desmienten además que Macri pretenda cogobernar con el economista libertario. No es lo que piensa Bullrich y especialmente un sector importante de Juntos por el Cambio, para los que la insistencia en la búsqueda de la presidencia de la Cámara baja por parte del ex presidente se parece bastante a eso.