El encuentro se charló y se programó con prudencia y en secreto para que no trascendiera. Una vez que el objetivo quedó consensuado, el embajador en Brasil Daniel Scioli lo compartió con la futura Canciller Diana Mondino: la idea era un viaje relámpago a Brasilia para comenzar las gestiones de distensión del vínculo entre el presidente electo, Javier Milei, y Lula da Silva, primer mandatario brasileño. La funcionaria aceptó y se concretó este domingo.
Así, Mondino y Scioli se reunieron este mediodía en el Palacio Itamaraty con el canciller brasileño Mauro Vieira, el Embajador de Brasil en nuestro país, Julio Glinternick Bitelli, y Celso Amorim, asesor especial para asuntos de relaciones internacionales de Lula, según informaron fuentes diplomáticas a Infobae.
Y, en ese contexto, contaron a este medio que la futura Canciller le entregó en mano a Mauro Vieira la invitación para Lula para la asunción de Milei del 10 de diciembre, escrita por el presidente electo.
Detrás de ese gesto hay mucha historia. Hay que recordar que Lula había avisado la semana pasada que no viajaría para la investidura del libertario, molesto por dichos previos del líder de La Libertad Avanza (LLA) hacia su persona: lo llamó “ladrón” y “comunista furioso”en varios reportajes durante la campaña electoral, según recordó Amorim.
La negativa del primer mandatario de Brasil no fue azarosa: se conoció luego de que el presidente electo invitara a Jair Bolsonaro a Buenos Aires para la asunción. Justamente, Bolsonaro y Lula son adversarios políticos.
Lo cierto es que con el objetivo de distender la relación entre Milei y Lula, Scioli el miércoles pasado se reunió con el Embajador de Brasil en Argentina. Tras ese encuentro, se comunicó con Guillermo Francos, uno de los principales asesores del líder de LLA y futuro ministro del Interior, y le comunicó sus gestiones. Recibió el aval para avanzar de quien fuera el titular del Banco Provincia cuando el motonauta fue Gobernador bonaerense.
El próximo paso de Scioli fue dialogar con Amorim, un hombre de extrema confianza de Lula. También allí consiguió el visto bueno para gestionar un encuentro clave. Luego, llegó el momento de comentarle a Mondino el avance de las tratativas y le propuso viajar en secreto a Brasilia: ella aceptó.
Así, este domingo Scioli, Amorim, Viera, Bitelli y Mondino comenzaron en Brasilia a poner en marcha el operativo de distensión de las relaciones entre Lula y Milei y, como gesto, la futura Canciller llevó la invitación para la investidura que escribió el propio libertario.
En el texto, reza: “Sé que usted conoce y valora cabalmente lo que significa este momento de transición para el recorrido histórico de la República Argentina, su pueblo, y naturalmente para mí y el equipo de colaboradores que me acompañarán en la ya próxima gestión de Gobierno”.
Y continúa: “Ambas naciones tenemos muchos desafíos por delante y estoy convencido de que un cambio en lo económico, en lo social y lo cultural, basado en los principios de la libertad, nos posicionarán como países competitivos en los que sus ciudadanos pueden desarrollar al máximo sus capacidades y, así, elegir el futuro que deseen”.
También destacó que desea que ambos países sigan “compartiendo áreas de complementariedad” que permitan que “todo este accionar conjunto se traduzca, en ambos lados, en crecimiento y prosperidad para argentinos y brasileños”.
“Deseo que el tiempo en común como Presidentes y Jefes de Gobierno sea una etapa de trabajo fructífero y construcción de lazos que consoliden el papel que Argentina y Brasil pueden y deben cumplir en el concierto de Naciones”, fue el último concepto antes de cerrar con un “esperando poder encontrarlo en esta próxima ocasión” en relación a la asunción del 10 de diciembre.
Durante su primer discurso como presidente electo, Milei aseguró que mantendrá relaciones con todas las naciones del mundo que quieran comerciar con Argentina, y buscó transmitir tranquilidad respecto de lo que será su futura política exterior. No obstante, a lo largo de su recorrido como dirigente fue tajante a la hora de señalar que en su gobierno va a procurar que el intercambio prevalezca en las relaciones entre privados, más allá del rol que deben tener los Estados en el comercio internacional.