El presidente electo, Javier Milei, corre contra reloj para definir su equipo de gobierno con el que deberá implementar un ajuste inevitable, anunciado y votado por el 56% de los argentinos en el balotaje. Es un trasiego accidentado, con nombres que se anuncian y se cambian, debido a la necesidad de construir una gobernabilidad urgente para encarar un proceso de reformas y recortes. Todo a 15 días del cambio de gobierno. Y mientras se mantiene el compromiso de Sergio Massa de garantizar una transición ordenada.
La tumultuosa definición del futuro gabinete es la consecuencia previsible de tener un sistema electoral concebido para que los ciudadanos le resuelvan los problemas a los políticos y no al revés. Tras cinco meses de campaña y tres elecciones -PASO, generales y segunda vuelta-, en apenas tres semanas el ganador del balotaje debe ultimar las primeras medidas de gobierno y nombrar más de 100 posiciones críticas para su futura administración. De ministros a secretarios o directores del Banco Central. De directores de empresas a jefes de la seguridad y de la defensa. De cargos parlamentarios a jefes en áreas sensibles como la impositiva o la inteligencia.
Es un complejo entramado que, encima, lo debe resolver alguien que fue elegido precisamente por no tener lo que se demanda en estos casos: experiencia de gobierno y antecedentes en la gestión pública. “Soy outsider outsider”, suele resaltar el presidente electo cuando lo entrevistan, como uno de los méritos que premió la gente con su voto.
En esos reportajes que dio esta semana encima alineó con sus definiciones a sus futuros adversarios. El recorte “de shock” del 15% del PBI, el regreso del déficit cero, la paralización de la obra pública, las privatizaciones de YPF, AySA, los trenes y los medios públicos, por nombrar sólo algunas medidas, pusieron en alerta a gobernadores, sindicalistas, piqueteros, empleados públicos y dirigentes empresarios. Un universo que se ajusta perfectamente a la arenga libertaria: “La casta tiene miedo”.
Cada uno de esos sectores afectados ya empezó a alzar la voz y a sugerir que habrá resistencia al ajuste y las reformas. Aunque después se arrepintió, el más brutal fue el gremialista de Aerolíneas, Pabló Biró, que habló de “matar y morir” si el Estado deja de subsidiar a esa empresa aérea. Son novedades que conviven con la aceleración que el presidente electo le imprimió a la construcción de una gobernabilidad que le permita instrumentar las medidas sin caer en el caos político ni en la hiperinflación, los dos infiernos que más teme el primer presidente libertario de la historia.
El teatro de operaciones para conseguir ese objetivo es el Hotel Libertador, donde Javier Milei y su hermana Karina, definen, borronean y vuelven a escribir nombres y dispositivos de gobierno con el futuro jefe de Gabinete, Nicolás Posse, el influyente Santiago Caputo y los decisivos Sandra Pettovello, Diana Mondino y Guillermo Francos. Algo pasó en las últimas 24 horas para que de la tensión creciente con el PRO, y con Mauricio Macri -de viaje por Arabia Saudita- se anunciara a Patricia Bullrich como ministra de Seguridad, entre otras designaciones rutilantes.
En esas transacciones que sólo conocen su dimensión y verdadero alcance los que acceden al famoso piso 21 del Hotel Libertador, quedaron desplazadas de la definición del futuro gobierno tres figuras clave del entorno de Milei: la vicepresidenta electa, Victoria Villarruel, el economista Emilio Ocampo y la diputada Carolina Píparo, quien además había sido su candidata a gobernadora en la provincia de Buenos Aires. La primera no puso un alfil propio en Seguridad y por ahora se mantiene vacante el Ministerio de Defensa; el segundo no asumirá la conducción del Banco Central; y la tercera no irá a la ANSeS, que tiene el mayor presupuesto del Estado. Hasta la medianoche del jueves seguía envejeciendo mal el tuit donde Píparo anunciaba una reunión con la actual directora del organismo previsional, Fernanda Raverta.
Pero no fueron las únicas novedades del futuro elenco de gobierno. Es pertinente destacar que, según confirmó Infobae, además de Posse en Jefatura de Gabinete, Mondino como canciller, Petovello en Capital Humano, Francos en Interior y Bullrich en Seguridad, estaría encaminada la incorporación de Luis “Toto” Caputo en Economía, Demian Reidel, en el Banco Central, Omar Yasín en la secretaría de Trabajo, en ANSeS Osvaldo Giordano, que responde a Juan Schiaretti, y el reconocido experto petrolero Horacio Marín en YPF. Y sigue Florencio Randazzo como posible presidente de la Cámara de Diputados.
Son nombres que sugieren que Milei optó por apoyarse en Macri y el peronista cordobés Schiaretti para dotar de gobernabilidad a su futura gestión. Pero con un objetivo que es intocable, prioritario y que se impone más allá de los nombres que suban y bajen del futuro gabinete: preservar al extremo la centralidad del futuro presidente y despejar cualquier sospecha de co-gobierno. “El que ganó las elecciones, el presidente, es Javier, nadie tiene que confundirse”, comentaba a Infobae esta semana una fuente de trato cotidiano con el presidente electo.
En esa línea se inscribe la definición de Fernando Cerimedo, un asesor clave en el entorno del futuro presidente que escribió, también, en su cuenta de X (ex Twitter): “No se preocupen tanto por los cargos. Javier Milei tiene la inteligencia y pericia para rodearse de los mejores en este contexto. Preocúpense por dar a conocer la bomba nuclear que está dejando este gobierno y como ya están operando para intentar tumbar el gobierno entrante. No sean cómplices otra vez”.
Es una frase que se relaciona con el otro aspecto clave de estos días donde conviven un gobierno que llega y otro que se está yendo. El ministro de Economía, Sergio Massa, continúa supervisando que se concreten las reuniones de los enviados de Milei a las distintas dependencias a su cargo para garantizar “una transición ordenada y responsable”.
Análisis y coyuntura
Tantos los movimientos de Milei, como la relación con Macri y cuál será la dinámica política para la implementación de sus primeras medidas de gobierno fueron analizadas por el politólogo, profesor de la Universidad de San Andrés y director de la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública (ESPOP), Diego Reynoso.
El analista consideró que el 56% que votó a Milei no necesariamente está a favor de un ajuste como el que planteó en la campaña para el balotaje. “El 30%, que son quienes lo votaron en las PASO y en las generales estuvieron de acuerdo con él en cuestiones ideológicas o programáticas, o encontraron en él una forma de canalizar enojo. Todo lo que le permitió llegar al 56% es producto de que los votantes de las otras categorías no estaban dispuestos a votar al oficialismo porque tienen una evaluación negativa del desempeño del oficialismo y ya lo demostraron eligiendo otras alternativas”, aclaró.
Es un matiz importante, porque Milei propone como acción de gobierno llevar a cabo una agenda que él considera compartida por ese 56% que lo eligió en la segunda vuelta. “No necesariamente respaldan la agenda de gobierno, sino que simplemente hicieron un voto retrospectivo o un voto castigo hacia el gobierno”, afirmó.
Reynoso también ofreció una mirada original sobre el vínculo político entre el futuro presidente, Macri y Bullrich. Para el politólogo de la Universidad de San Andrés se trató de “un respaldo electoral que se hizo para el balotaje, para derrotar al gobierno, que fue exitoso; fue una inversión de Macri que le resultó ser ganador en el corto plazo”.
“Pero ahora estamos viendo y recibiendo mucha incertidumbre sobre si esto se materializa o no en una coalición de gobierno. Todo indicaría que no se va a materializar en una coalición de gobierno y que probablemente se mantenga a nivel de alianza electoral y algún respaldo legislativo, sobre todo de algo del contingente legislativo del PRO y algo del radicalismo”, afirmó. Y destacó que ese acercamiento y su traducción en el Congreso “todavía no está claro; vamos a ver cómo se da la dinámica legislativa y parlamentaria apenas empieza el 10 de diciembre y cuando el Presidente envíe iniciativas al Congreso”.
Lo cierto es que Milei llegará a la Presidencia mientras Macri y Bullrich están en una sintonía distinta de Juntos por el Cambio. “Ese espacio ya no existe”, expresó Reynoso y planteó que todavía falta saber si el libertario, Macri, Bullrich y esa fracción que antes integraba JxC “se terminan fusionando en un gran partido de derecha o harán un partido a la derecha que le dé un respaldo contingente a Milei”.
“Existe una posibilidad de que le den un respaldo para ver cómo camina lo suyo o le retraceen el respaldo y Milei tenga dificultades sobre algunos de los temas a implementar. Lo que no podemos saber todavía es cuál va a ser la reacción de él, cómo va a intentar sortear eso, o si se va a acomodar y negociar eso. Es difícil de saberlo”, afirmó.
Y cerró con un interrogante que tiene que ver con la principal incertidumbre que se abre con la llegada del primer presidente libertario de la Argentina y el mundo: “¿Sus políticas públicas van a satisfacer las demandas muy insatisfechas de los votantes que lo apoyaron? Hay gente que tuvo dos gobiernos de frustración y no votó a Milei, pero hay un segmento del electorado muy específico, muy bien analizado que tiene demandas muy, muy puntuales. Sí, y habrá que ver si este tipo de paquete de políticas públicas son las que satisfacen esas demandas”.
Son interrogantes que se empezarán a esclarecer apenas asuma Milei la Presidencia. Es el tiempo que viene. Pero primero tendrá que armar su equipo con el que deberá enfrentar un país inestable y en riesgo.