El peronismo espera inquieto por los movimientos de Milei y el epicentro de atención gira en torno a Kicillof

El gobernador está muy preocupado por el reparto de fondos que ejecutará el presidente electo. Los nuevos acuerdos y la incógnita por la presidencia de la Cámara baja.

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Mientras el presidente electo Javier
Mientras el presidente electo Javier Milei define su gabinete, hay inquietud en el peronismo de la provincia de Buenos Aires

Como en el 2015, pero con una incertidumbre mucho mayor que hace ocho años por el cimbronazo que el contundente triunfo de Javier Milei provocó en el sistema político, el peronismo empieza a discutir en público y en privado los pasos a seguir y espera inquieto por los movimientos del presidente electo para reconfigurarse en el nuevo mapa del poder de la Argentina.

En ese escenario prematuramente incierto, la provincia de Buenos Aires, el distrito que resistió la ola libertaria que arrasó con buena parte del peronismo en casi todo el país, concentraba por estas horas el epicentro de la atención, en especial en torno a la figura de Axel Kicillof: las jugadas que el gobernador ejecute en las próximas semanas mostrarán hasta qué punto está dispuesto a hacer valer su jefatura después de la holgada reelección que obtuvo en octubre en la previa de la derrota nacional y ante una conducción escuálida del PJ que, por el momento, Sergio Massa evitó liderar, aún golpeado por el resultado todavía fresco del balotaje.

El ministro, de todos modos, no tiene planificado retirarse. Él también espera los primeros meses de Milei.

“Con su estilo, que a muchos puede no gustarle, pero Axel siempre condujo”, relativizaron por estas horas cerca del gobernador.

En La Plata están seguros de que Kicillof buscará capitalizar su triunfo. No solo por el resultado, que en medio de la debacle electoral del PJ lo habilita a pararse por encima del resto, si no porque se liberó de los acuerdos con los que llegó a la gobernación en el 2019, que le provocaron, en algunos casos, serios dolores de cabeza. “Esos acuerdos ya no están”, corroboraron fuentes provinciales.

Kicillof están convencido de que no le debe nada a nadie. En todo caso, la única jefatura que reconoce es la de Cristina Kirchner, pero la ex presidenta -vale decirlo, demostró más de una vez que fue capaz de reinventarse cuando intentaron jubilarla- ya avisó en el último año, en más de una oportunidad, en público y en privado, que su vigencia ya empezó a agotarse. En ese contexto, una intervención del gabinete como la que Máximo Kirchner y Martín Insaurralde instrumentaron en septiembre del 2021 tras la derrota legislativa no tendría el mismo efecto que en ese momento. Sencillamente porque el ex ministro de Economía K no estaría dispuesto a tolerarla.

“Kicillof tiene que conducir a la oposición”, resaltó este jueves el intendente de Ensenada, Mario Secco, un confeso kirchnerista. El jefe de La Cámpora y presidente del PJ bonaerense se mantiene en reserva desde hace muchísimas semanas. La licuación de su poder interno es un tema de conversación recurrente en las mesas del peronismo provincial que todavía está por verse.

Axel Kicillof reeligió en la
Axel Kicillof reeligió en la provincia de Buenos Aires en las elecciones generales

Al gobernador, de todos modos, le preocupa mucho más la hoja de ruta que tomará Milei cuando asuma. Kicillof no sabe con qué fondos nacionales podrá contar a partir del 10 de diciembre. En su entorno reconocen que está frente al peor de los escenarios: el de la incertidumbre. Sus asesores económicos, por ejemplo, congelaron la redacción del Presupuesto que debe enviar a la Legislatura antes de fin de año. En la provincia de Buenos Aires hay 899 obras en ejecución del gobierno nacional por un total de $132.150.539 que, si Milei cumple con su promesa, quedarían paralizadas una vez que se haga cargo del gobierno.

En medio de ese intríngulis, Kicillof comenzará a delinear este fin de semana su nuevo gabinete. No se prevén, según adelantaron, grandes sorpresas. Ni que, desde la confección del gabinete, entable una suerte de guerra fría con La Cámpora. El contexto social, económico y político sí podría influir. Por ejemplo, en la continuidad de Sergio Berni: por la conflictividad que, se presume, será moneda corriente si el presidente electo ratifica desde el 10 de diciembre el ajuste que prometió, el ministro de Seguridad -primero asumirá su banca en el Senado provincial- podría seguir al frente de esa cartera. Berni tiene un vínculo sólido con el gobernador, y en el último semestre volvió a tener una relación robusta con la ex presidenta.

En el caso de la Legislatura bonaerense, el reemplazo de Federico Otermín, el presidente de la cámara de Diputados que ganó la intendencia de Lomas de Zamora a pesar del escándalo por el viaje a la costa del sol española de su jefe político, todavía es un misterio. Juan Pablo de Jesús, del riñón de Insaurralde, era número puesto, pero lo arrastró la caída del ex jefe de Gabinete provincial. Mariano Cascallares, un dirigente del sistema bonaerense, bien visto por los intendentes, con buenos lazos con la oposición y la Justicia, se perfilaba como candidato, pero en Almirante Brown resaltaron en las últimas horas que prevé asumir otra vez la intendencia tras ganar las elecciones.

Rubén Eslaiman, de confianza de Massa, era voto cantado si el ministro de Economía se imponía en el balotaje: según trascendió, Massa todavía presiona por él a pesar de las derivaciones del obsceno reparto de fondos que el puntero Julio “Chocolate” Rigau destapó cuando lo sorprendieron con 48 tarjetas de débito en un cajero automático de La Plata. Según le dijo Eslaiman al diario La Nación, uno de los objetivos de ese escándalo fue “enchastrarlo” para que no llegue a la presidencia de la cámara.

Kicillof no tiene candidato propio. Carlos “Cuto” Moreno, un histórico, podría reunir las condiciones, pero la salud se lo impide. Lucía Iañez, que responde al gobernador, no reúne los consensos.

En La Plata, sin embargo, sí confirmaron a este medio que Kicillof está dispuesto a hacer valer su “poder de veto”. En paralelo, legisladores del oficialismo y la oposición negocian de manera subterránea e informal cómo será el nuevo sistema presupuestario de la Legislatura: no hay un solo dirigente, más o menos implicado en el reparto de fondos, que no reconozca que, así cómo está, no puede funcionar más.

Pero si en la provincia de Buenos Aires sobrevuela una evidente puja de poder con Kicillof como figura central, la dispersión del peronismo en el ámbito nacional se apresta a exhibir de ahora en más una disputa a cielo abierto que ya se palpa en el Parlamento.

Milei decidió que está dispuesto a coquetear en el Congreso con el peronismo no kirchnerista. Ayer, por caso, se confirmaba que Osvaldo Giordano, ministro de Finanzas de Juan Schiaretti en Córdoba, quedaría al frente de la ANSES en lugar de Carolina Píparo, que había sido confirmada por el propio presidente electo y por ella misma en sus redes. Ya había planificado para el lunes, por ejemplo, una reunión de transición con María Fernanda Raverta.

Florencio Randazzo, el nombre cercano
Florencio Randazzo, el nombre cercano a Juan Schiaretti que podría ser clave en el Congreso para el gobierno de Milei

En esa línea, trascendió esta semana que Florencio Randazzo podía llegar a obtener el visto bueno de Milei para llegar eventualmente a la presidencia de la Cámara baja. La novedad cayó pésimo en el kirchnerismo, muy enfrentados con el ex ministro de Cristina Kirchner desde que decidió romper con ese sector. Pero la noticia también cayó muy mal en el campamento de Cristian Ritondo, que todavía espera explicaciones por parte de Milei: el diputado les aseguró a sus colaboradores en estas horas que ese lugar ya estaba acordado si el libertario ganaba las elecciones cuando se selló la alianza electoral en la casa de Mauricio Macri, el denominado “Pacto de Acassuso”, y que por eso el ex ministro de Seguridad bonaerense aportó logística a La Libertad Avanza para fiscalizar en la provincia de Buenos Aires.

En el peronismo hay una expectativa creciente por las negociaciones parlamentarias y la confección del gabinete del gobierno libertario. Ayer por la tarde, el futuro gobierno de Milei parecía haber dado un vuelco de 180 grados con la incorporación de figuras del PRO -Patricia Bullrich en Seguridad, Omar Yasín en Trabajo, Luis Caputo cerca de convertirse en el ministro de Economía e innumerables nombres en danza- que evidentemente alteraron la dinámica porque el mandatario electo canceló su viaje previsto para este viernes por los Estados Unidos. Se analizaba, por caso, si Luis Petri iría a Defensa, si se incorporaba Federico Sturzenegger y Damián Reidel era confirmado en el Banco Central. También Sebastián García de Luca en Interior, debajo de Guillermo Francos, un pedido de Macri, de Bullrich y de algunos gobernadores.

Hubo, en ese sentido, una serie de esfuerzos por parte de LLA para instalar que la llegada de Caputo, de concretarse, era impulsada por su sobrino, Santiago, un lúcido consultor y analista, experto en campañas, que, según Milei, fue clave en su triunfo.

En paralelo, el presidente electo abrió una negociación política con Schiaretti no solo por la incorporación de su ministro de Economía en la ANSES, si no por la posibilidad de que Randazzo se sume, desde el Parlamento, como un articulador central. Junto a dirigentes como Emilio Monzó, de estrechos lazos con todos los sectores del PJ. “Florencio no se postuló, él había dicho que buscaría generar consensos con el que ganara. Tampoco va a apoyar cualquier cosa”, explicaron en su entorno.

En la semana circuló además el nombre de Miguel Ángel Pichetto, aunque cerca del ex senador resaltaron que no hubo ninguna convocatoria. Suficiente que haya trascendido su nombre: según colaboradores, habría recibido un mensaje de Eduardo “Wado” de Pedro -tienen buena relación- para mantener algún tipo de conversación llegado el caso. Para el kirchnerismo y para La Cámpora, la figura de Pichetto es muchísimo más digerible que la de Randazzo. “Con él podemos negociar”, aseguraron.

El caso Pichetto abre otro interrogante. El diputado electo deja en las próximas semanas su lugar en la Auditoria General de la Nación. También lo hará el radical Jesús Rodríguez. El año próximo es el turno del massista Gabriel Mihura Estrada y del camporista Juan Ignacio Forlón. Una vez que Pichetto y Rodríguez dejen la auditoría, el peronismo deberá decidir a qué dirigente propone al Congreso para ese organismo que revisa la gestión del Poder Ejecutivo -todavía se audita el final del mandato de Macri-. En el 2015 se designó a Ricardo Echegaray cuando se fue de la AFIP.

El encargado de enviar la propuesta al Parlamento es el presidente del PJ nacional. Es decir, Alberto Fernández.

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