El pasado lunes, en una de sus primeras entrevistas periodísticas tras imponerse en el balotaje, Javier Milei anticipó que su primer viaje como presidente electo sería a Estados Unidos. Pero aquel día hizo una aclaración sobre la elección del destino, el distrito de Queens, en Nueva York: “Tiene una connotación más espiritual que de otras características”, señaló. En otro reportaje, amplió: “Voy a pasar para dar las gracias por esta misión que me toca llevar a cabo”.
El futuro mandatario tenía previsto partir el viernes pasado en un vuelo privado para visitar “El Ohel”, la tumba del rabino Menachem Mendel Schneerson, conocido como “el rebe de Lubavitch”, uno de los líderes judíos más importantes del siglo XX, considerado milagroso y referente a nivel mundial. Pero en medio de las negociaciones frenéticas para el armado de su gabinete, decidió posponer su salida del país, hasta que finalmente ayer partió rumbo a Estados Unidos.
En julio de este año, antes de imponerse en las PASO y generar un cimbronazo en todo el arco político, Milei hizo un viaje fugaz para visitar este lugar de referencia para la religión judía, ubicado en el cementerio de Montefiore. Como él, a lo largo de los años también lo hicieron, y lo hacen, miles de personas, incluidos los principales líderes mundiales, para recibir inspiración, vitalidad y orientación.
El término “Ohel” (“carpa”) se refiere a la estructura construida encima del lugar de reposo de un tzadík, una persona justa y piadosa. Según las diferentes reseñas, Menajem Mendel Schneerson nació el viernes 18 de abril de 1902 en la ciudad ucraniana de Nikolaiev. Su padre, Rabi Levi Itzjak Schneerson, fue un renombrado cabalista y talmudista; su madre, la Rebetzn Jana, una mujer aristocrática de una prestigiosa familia rabínica. Murió en 1994.
Fue el séptimo líder de la dinastía de Jabad Lubavitch y se lo define como “la más grandiosa personalidad judía”, porque tomó un reducido grupo jasídico que casi desapareció con el Holocausto y lo transformó en uno de los movimientos más influyentes del judaísmo religioso.
También es reconocido por promover la conciencia y despertar espiritualmente el judaísmo a través de los 4.500 centros de Jabad en todo el mundo. Ese movimiento tenía más de 5.000 educadores y centros sociales. Inauguró escuelas, jardines de infantes, centros de rehabilitación para personas con problemas de adicciones, residencias para discapacitados y sinagogas.
Muchos de sus seguidores creían que él era el Mesías. Es más, el día de su nacimiento se conmemora como el Día Nacional de la Educación en Estados Unidos por disposición de Jimmy Carter en 1972, y sus preceptos se aplican en las escuelas públicas: en las aulas, antes de empezar el día, hay un minuto para rezar a Dios en silencio, para que sepan que hay un Dios. El objetivo es enseñar a pensar dos veces antes de hacer algo.
Una visita al Ohel
Aquellas personas que visitaron el Ohel -judíos y no judíos- lo describen como un lugar especial, al que arriban, piden bendiciones y luego siguen viaje hacia la ciudad de Manhattan. Es un paso fugaz, un paso de fe. El cementerio cuenta con una entrada especial hacia la tumba del rebe.
Allí hay que escribir una carta antes de ingresar. El rebe, antes de morir, pedía que se ponga ahí el nombre junto al nombre de la madre, no el padre. Así, las personas entran, leen los salmos, se lee la carta, se rompe y se tira donde está enterado.
Entre los pedidos, hay quienes escriben para casarse, o curar una enfermedad propia o de un tercero, resolver dificultades personales o tener éxito en los negocios. En una fecha especial o un domingo, o fechas como el día de su nacimiento o su fallecimiento, hay miles de personas que hacen filas de hasta horas para entrar y estar dos minutos.
“Fue un ser, un alma especial, el Moisés de cada generación. Un líder que Dios mandó para cada generación. En el rebe se daba como algo especial en su rostro. Es difícil describirlo. En la foto la gente lo percibe. Es una sensación fuerte”, describió un integrante de la corriente Jabad ante la consulta de este medio.
Milei y su relación con el judaísmo
Hace un año, Milei relató en una entrevista con Radio JAI cómo es su relación con la religión judía. “Yo le daba clases a una persona que quería estudiar economía, pero no quería tomarse el laburo de estudiar toda la carrera porque le parecía algo tedioso y quería aprender las cosas más fundamentales. Le armé un programa de estudio simplificado para que tuviera acceso a los temas fundamentales de la economía. Era un chico judío, y cuando venía a clases me hacía preguntas que eran muy impresionantes, que a mí me dejaban pensando”, señaló en aquel momento.
“Yo me decía, ‘ojalá yo me pudiera hacer esas preguntas a mí mismo’. Entonces un día le preguntó: ‘Si vos no tenés estudios universitarios, ¿cómo es que se te ocurre hacerte estas preguntas que son fabulosa?’. Y él me dijo que le era natural, porque a la mañana estudiaba para rabino y lo normal era preguntarse, cómo ante el texto tenés varios enfoques, y a partir de las distintas lecturas de ese mismo párrafo se hace una interpretación completamente elaborada y profunda que permite avanzar en el conocimiento”, agregó.
En este sentido, en la mencionada entrevista recordó: “Eso me generó mucho interés y me abrió al interés y después tuve la dicha de irme vinculando con más gente de la comunidad y así tuve más vínculo y empecé a profundizar y ahora tengo la dicha de ser amigo de un rabino, que es el rabino del templo de la calle Borges (Templo ACILBA), que es una persona que quiero muchísimo, que le consulto regularmente. Son discusiones que de repente pueden demandar dos o tres horas y que para mí son muy gratificantes y me ayudan a crecer mucho y a entender las situaciones de una manera mucho más profunda”. “Me da mucha tranquilidad espiritual en un momento dónde recibo ataques constantes de la casta política, y soy sometido a calumnias y mentiras”, resaltó.