Tras la derrota, el peronismo quedó en estado de shock y recalcula el rumbo sin un liderazgo claro

En el oficialismo aún duele el golpe letal que generó la amplia victoria de Javier Milei. En el horizonte aparece la reconstrucción del espacio político y la reconfiguración como eje opositor

En el oficialismo están en estado de shock después del golpe electoral que les propició Javier Milei (Franco Fafasuli)

“Estamos nocaut. Shockeados. Era previsible perder, por no por tanto. Las encuestas nos daban 10 puntos abajo. Los números estaban, pero tenes que entrar a la cancha pensando en que podés ganar. Sino directamente no entrás”. Un dirigente histórico del peronismo analizó de esa forma las convulsionadas horas que vive el peronismo después de la derrota en el balotaje.

El golpe electoral fue inesperado, no tanto por la posibilidad de perder, sino por la diferencia por la que se perdió. Entre Javier Milei y Sergio Massa hubo cerca de 3 millones de votos de distancia. No fue una elección ajustada, como preveían algunos intendentes y gobernadores en los días previos al domingo. La ola libertaria arrasó en todo el país.

Milei se quedó con la victoria en 108 de los 135 municipios que tiene la provincia de Buenos Aires. En la primera sección electoral hubo un empate técnico. En el interior perdió por una distancia superior a los 10 puntos. En el centro del país el oficialismo perdió por una distancia mayor a la que esperaba, lo que complicó el escenario nacional.

En Mendoza la derrota fue 71 a 29, en Córdoba 74 a 26, en Santa Fe 62 a 37 y Entre Ríos 61 a 38. El rechazo a la propuesta del oficialismo tuvo una diferencia mayor en la región del centro, donde están los distritos electorales más importantes debido a la cantidad de electores que tienen.

Javier Milei, presidente electo (EFE)

La combinación de esos números rompieron el sueño de triunfo peronista. “Los números son los números. Milei absorbió casi todo lo de Bullrich, pero también acumuló votos de la izquierda y Schiaretti. Pensamos que no iba a lograr esa acumulación, pero lo hizo”, analizó un intendente del conurbano.

En Unión por la Patria (UP) están recalculando después de la avalancha de votos libertarios. El GPS está atrofiado por el tenor de la derrota y la falta de un destino hacia donde caminar. Hasta el domingo Sergio Massa era el ministro de Economía, el candidato del oficialismo y el presidente virtual de un gobierno desbastado. Hoy solo es el titular del Palacio de Hacienda interviniendo en un proceso de transición.

La dura derrota electoral y el anuncio de Massa de que ayer se cerró un ciclo en su etapa política abrieron un sinfín de interrogantes en la fuerza política. Porque si ganaba, el ministro iba a revalidar su liderazgo sobre el peronismo, que mantuvo con claridad entre las PASO y el balotaje. Pero el resultado cambió su lugar en el mapa político y dejó sin un conductor a la coalición.

En el peronismo casi nadie perdona la derrota. Es así de cruel. Lo que el ministro de Economía dijo este domingo en público, sobre el final de tiempo suyo en la política, ya se lo había adelantado a algunos gobernadores en la campaña, advirtiendo que si perdía iba a dar un paso al costado para descansar después de un año desgastante entre la gestión de Palacio de Hacienda y la candidatura presidencial.

Axel Kicillof aparece como uno de los liderazgos incipientes de un espacio político que está obligado a reconfigurarse

“Hay que esperar. Pasó muy poco tiempo para sacar conclusiones y ver cómo se reconfigura el espacio”, advirtió un gobernador, que ya está preocupado por el vínculo que tendrá él y sus pares con el presidente electo, que ya anticipó que frenará la obra pública y que tratará de eliminarlo. “Hay que terminar. Hay que terminar con el sistema de coparticipación. Hay que barrerlo. Hay que terminar con esto”, dijo un mes atrás.

Cristina Kirchner ya dio señales claras de que está en retirada de la escena principal. No se irá a su casa, pero tampoco estará en el frente de batalla. Ella más que nadie es consciente de que ya no conserva la adhesión popular de los tiempos dorados ni la conducción política de todo el peronismo. Ya hace tiempo que su liderazgo es solo sobre el kirchnerismo. Nada más.

Máximo Kirchner no tiene ascendencia sobre la mayoría del peronismo, donde había un entusiasmo importante con la posibilidad de que una presidencia de Massa limite el accionar del kirchnerismo dentro de la coalición. Para algunos dirigentes de la primera línea del oficialismo esa discusión quedó saldada ayer. Aunque Massa no sea presidente, la conducción del kirchnerismo sobre el peronismo llegó a su fin. Así lo ven.

El único liderazgo incipiente que ven es el de Axel Kicillof, que ganó por el 45% de los votos en la provincia de Buenos Aires y es una figura joven y con proyección. De los pocos kirchneristas que juntaron votos y mantuvieron su cargo. Pero, en todo caso, podría ser un actor importante de un futuro no tan lejano. En el presente no lo es y, además, tiene por delante la difícil tarea de gestionar la provincia con un gobierno nacional que promete limitar las transferencias de fondos y la ayuda del Estado.

Los gobernadores oficialistas que quedaron en pie jugarán un rol importante en la reconfiguración del peronismo

Entre los gobernadores oficialistas que quedaron en pie tampoco hay alguno que aparezca como una opción de líder sobre la mayoría. Probablemente terminen funcionando como un polo de poder importante, donde la sumatoria multiplica el poder. En esa mesa que se achicó después de las elecciones provinciales están Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca), Ricardo Quintela (La Rioja), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Gildo Insfrán (Formosa), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego).

“Sin el kirchnerismo, será más fácil ordenar el peronismo. Pero aún hay que esperar que pase la transición y el cambio de gobierno”, se sinceró uno de los gobernadores que quedó en pie frente a la ola opositora que atravesó el país desde el inicio del año.

Otro mandatario se expresó en el mismo sentido. “Las cuestiones políticas partidarias las iremos encausando como corresponde. A pocas horas de un resultado electoral solo debemos recordarnos que se debe tener humildad en el triunfo y dignidad en la derrota”, sintetizó.

Esa falta de liderazgos y conductores contribuyen al estado de confusión que está viviendo el peronismo donde, con gran parte del lunes transcurrido, se siguen preguntando cómo la mayoría de los argentinos decidió inclinarse por un candidato como Milei. La respuesta siempre es la misma: la economía.

Son horas de confusión para el peronismo. No hay claridad sobre lo que viene. ¿Cómo se reorganizará el espacio político? ¿Cómo quedará el escenario político? ¿Quiénes conformarán el gobierno nacional y quiénes integrarán la oposición? Preguntas nuevas que aún no tienen respuestas pero que mantienen latente la reorganización dentro del peronismo.