Javier Milei será el nuevo presidente de la Argentina y a partir del 10 de diciembre enfrentará el desafío político de llevar a la práctica su ambiciosa agenda de reformas estructurales sin tener mayoría en ninguna de las Cámaras del Congreso de la Nación. Sus principales promesas, como la dolarización, la eliminación de la mayoría de los impuestos y las eventuales privatizaciones deberán tener tratamiento parlamentario. En ese sentido, el panorama por ahora es incierto y dependerá del reacomodamiento de las fuerzas políticas que comenzará a cristalizarse a partir de mañana.
La elección general de octubre, en la que los libertarios se alzaron con el 30% de los votos, determinó cómo será el nuevo Congreso y dispuso un escenario de alta fragmentación que no le permitirá a ninguna fuerza contar con quórum propio para abrir las sesiones sin negociar con otros bloques. No obstante, para los libertarios todo será aún más complejo.
En la Cámara de Diputados, La Libertad Avanza pasará a tener una bancada de gran tamaño con 38 escaños (ahora son tres: el propio Milei, Victoria Villarruel y Carolina Píparo). No obstante, se verán obligados a convencer a gran parte de Juntos por el Cambio para llegar al mínimo de 129 presentes.
Si bien el acuerdo con Mauricio Macri y Patricia Bullrich desencadenó una virtual fractura del bloque PRO, el sector de los “halcones” -que antes del balotaje se pronunció a favor de Milei- representa cerca de 40 votos. Los 38 “leones” y los 40 “halcones” apenas suman 78 votos, por lo que la negociación con los bloques provinciales que responden a los gobernadores, con los “neutrales” del PRO, la UCR y la Coalición Cívica será ineludible.
Aún es una incógnita cómo funcionará la alianza entre el PRO y LLA. Antes de las elecciones Cristian Ritondo, jefe de la bancada del PRO, había descartado que ambas fuerzas conformen un bloque unificado, pero dejó abierta la posibilidad de funcionar como interbloque. “Analizaremos nuestro apoyo ley por ley”, señaló para dejar en claro que no votarán los proyectos libertarios a libro cerrado. No obstante, su nombre suena para ocupar la Presidencia de la Cámara.
Aunque no sea suficiente para aprobar todas las leyes que envíe el Poder Ejecutivo, conservar el acuerdo táctico con el macrismo será vital por otra razón: contar con más de 72 votos le permitirá a los libertarios frenar cualquier intento de Juicio Político que pueda impulsar el peronismo ya que para avanzar se requiere de dos tercios del recinto.
Unión por la Patria tendrá un bloque de 105 diputados, que no alcanzará el quórum ni siquiera alineando a los 16 diputados que conforman bloques provinciales y a los 5 de la izquierda. Por eso, solo un acuerdo entre el peronismo y el bloque de centro de Juntos por el Cambio (los “neutrales” del PRO, radicales y “lilitos”, cerca de 50 en total) podría cambiar la dinámica de la Cámara y poner en serios aprietos a Milei.
En el Senado los libertarios tendrán 7 escaños. Y dado que el quórum necesario para abrir una sesión es de 37 presentes, La Libertad Avanza tendrá que sumar en cada proyecto a los 24 senadores de Juntos por el Cambio más otros 6 representantes de bloques “provinciales”. Una tarea que se avizora compleja, especialmente si se trata de proyectos que no gozan de un amplio consenso político como la dolarización o la privatización de empresas públicas.
En cambio, el peronismo y sus aliados podrían usar la Cámara alta como base para “resistir” al gobierno libertario. Unión por la Patria tendrá 33 senadores y le alcanzará con negociar con los dos misioneros del Frente de la Concordia (que hasta hoy actuaban como aliados del oficialismo), la rionegrina Mónica Silva (que reemplazará al gobernador electo por Río Negro Alberto Weretilneck) y los dos senadores que se desprendieron del bloque oficialista a mediados de este año (el entrerriano Edgardo Kueider y el correntino Carlos “Camau” Espínola) para llegar a la mayoría simple.
Al igual que hizo Mauricio Macri en 2015, Milei deberá trabajar para fracturar la unidad del peronismo y así poder sumar una masa crítica suficiente que evite la paralización del Congreso.
El mecanismo de la consulta popular, que tanto el Presidente electo como otros referentes libertados plantearon como alternativa para superar su condición de minoría, sólo podrá utilizarse en casos puntuales debido a que requiere un operativo logístico similar a una elección nacional.
Los libertarios deberán esperar al 10 de diciembre para que el recambio legislativo mejore la relación de fuerzas en su favor. Ya adelantaron que convocarán a sesiones extraordinarias durante el verano para aprovechar la legitimidad que goza cualquier gobierno cuando asume el poder. “Los primeros meses van a ser frenéticos”, adelantó uno de los diputados electos que suena para conducir el flamante bloque libertario que desembarcará en la Cámara baja dentro de 20 días.