El peronismo llega al balotaje con un alto nivel nivel de incertidumbre respecto al resultado final que habrá a nivel nacional. Sin embargo, tienen algunos indicios sobre qué desempeño podrían tener en los principales distritos electorales del país, donde se pone en juego la elección debido a la cantidad de electores.
Los números que tienen en las oficinas de Unión por la Patria (UP) arrojan un resultado muy ajustado para el próximo domingo. Creen que van a ganar pero por una diferencia mínima y que será necesario que se consolide el escrutinio provisorio para tener una tendencia que resuelva el comicio.
En el desglosado de la elección, en el oficialismo advierten que las dos provincias donde tienen más difícil la situación son Córdoba y Mendoza. En ambas es muy grande el rechazo al kirchnerismo y el electorado aglutina la figura de Sergio Massa con la de Cristina y Máximo Kirchner. Para ese sector de la sociedad no hay dos peronismos, sino uno solo que es conducido por la Vicepresidenta.
El objetivo en suelo cordobés es romper el techo del 30% de los votos que marcan las encuestas. Hacerlo implicaría duplicar las adhesiones que tuvo en la elección general. Es lo máximo a lo que pueden aspirar. Lo que se busca es perder por menos y así ir achicando la distancia en la cuenta total del país.
En el búnker de UP son cautos y creen que llegarán a ese número, pero será difícil superarlo. Entre los principales dirigentes cordobeses que trabajan en la campaña de Massa, advierten que ese techo se puede atravesar y sumar tres o cuatro puntos más. Si eso se concretara, sería una gran noticia para el ministro de Economía, que afronta una situación difícil en el distrito.
El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, rompió la neutralidad y en los últimos días cuestionó con dureza a Massa, a quien tildó de “ministro kirchnerista” con el fin de mimetizarlo con la fuerza que conduce la ex presidenta y que tiene un enorme rechazo en gran parte de la provincia.
En paralelo, el gobernador electo, Martín Llaryora, se encargó de dar algunos guiños al candidato de UP, pero sin jugar a fondo. El PJ de San Francisco, ciudad donde nació y gobernó, emitió un comunicado de apoyo a Massa. Fue una jugada prolija para evitar quedar pegado a la dura postura de Schiaretti, pero tampoco exponerse frente a un electorado que lo llevó a la gobernación y siente un gran rechazo por el kirchnerismo.
Mendoza es otra de las provincias donde el peronismo sabe que le irá mal. La foto de las encuestas es similar a la de Córdoba. En las elecciones generales, Massa sacó el 24% de los votos frente al 42% de Milei. En el medio quedaron el 26% de Bullrich y el 4% de Schiaretti. La mayor parte de esos treinta puntos se irán al candidato de La Libertad Avanza (LLA). El objetivo es el mismo: perder por menos y llegar a un techo del 30%.
Tanto en Mendoza como en Córdoba al oficialismo le conviene que aumente el nivel de ausentismo, ya que la mayoría de los que se pueden movilizar para votar, lo harán a favor del libertario. El gobernador radical, Alfredo Cornejo, es de los dirigentes de Juntos por el Cambio que se mantuvo neutral. No está haciendo campaña por Milei, pero sabe que el electorado que representa tiene un fuerte componente antiperonista.
En Santa Fe la situación es diferente. Si bien esperan perder la provincia, creen que será por menos margen respecto a las otras dos. Aseguran que los comicios pueden estar mas peleados. En las elecciones generales Massa levantó nueve puntos respecto a las PASO. Fue un repunte importante que le permitió quedarse con el segundo lugar y resignar al tercer puesto a Juntos por el Cambio, que meses atrás ganó la elección provincial.
El 22 de octubre, el ministro de Economía obtuvo el 29% de los votos frente al 32% que sacó Milei. “Vamos a tener una elección peleada”, asumen en el oficialismo, aunque algunos son menos optimistas y creen que perderán, pero por una distancia ajustada. “Superar el 40%, por cómo viene el peronismo en Santa Fe, sería una gran elección”, sintetizaron en la provincia. En tanto, no creen que Milei logre llegar al 50%.
Una de las claves es saber cómo votará el campo. Los productores agropecuarios son muy críticos del peronismo, pero nadie tiene en claro si Milei es o no un límite para su decisión electoral. En el oficialismo saben que en el norte de la provincia perderán por un amplio margen, al igual que en el departamento General López, del sur. Las elecciones en la capital y Rosario pueden balancear el resultado final. En el balotaje va pesar también el respaldo explícito del socialismo.
En la provincia de Buenos Aires la situación es bien diferente. Massa mejoró mucho en el conurbano y los intendentes están comprometidos con la campaña territorial. Estiman que van a sacar una diferencia amplia en la primera y tercera sección electoral y que pueden ajustar la derrota en el interior. Pero el conurbano será la base de un posible triunfo nacional.
En la elección general, en la que Axel Kicillof fue electo gobernador, UP obtuvo el 45% de los votos. El objetivo para el balotaje es crecer 10 puntos y llegar a los 55%, lo que sería una gran elección y compensaría, en gran medida, la derrota en las provincias del centro.
En el oficialismo no creen que la falta de elecciones distritales -intendentes, concejales, consejeros- sea un problema para la tracción de votos en el territorio. “La dirigencia y la militancia ya compraron la épica de llegar al gobierno y vencer a un candidato como Milei. Están todos trabajando a full”, sostuvo un importante dirigente del esquema de campaña oficialista.
Por último, en la Ciudad de Buenos Aires creen que van a tener una importante mejora respecto a las elecciones generales. En la capital va a jugar el voto radical y el rechazo a una postura intransigente como la de Milei, que en ninguno de los dos comicios tuvo un buen desempeño. “Quizás termine siendo un 60 a 40″, indicó un funcionario nacional que trabaja en el equipo oficialista.
Sergio Massa cerrará la extensa campaña en CABA. Lo hará en un colegio junto a estudiantes. Cercanía con la gente. Así como lo hizo antes de las elecciones generales, cuando estuvo en una fábrica en Pilar junto a trabajadores. Es un gesto político en las horas finales de la campaña. Suman y restan. En el peronismo proyectan los números de cada provincia y llegan a la misma conclusión: el balotaje será extremadamente reñido.