La última movilización que realizaron los estudiantes universitarios en las escalinatas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para repudiar la arancelización de la educación, propuesta que impulsan los referentes de La Libertad Avanza, vislumbró dos hechos relevantes para la organización estudiantil: la unidad de todo el arco político para apoyar el reclamo y el rol de las mujeres que presiden las federaciones más importantes del país. En diálogo con Infobae, tres de las protagonistas que organizaron el reclamo relataron los desafíos en el contexto electoral nacional y la importancia del crecimiento de la participación femenina.
Bajo la consigna “No al voucher, no al arancel: educación pública en alerta”, lo líderes de la Federación Universitaria Argentina (FUA) y agrupaciones estudiantiles de distintos sectores políticos se reunieron el pasado jueves en la Facultad de Derecho para expresar su rechazo a las propuestas de arancelamiento y vouchers educativos planteadas durante la campaña electoral por Javier Milei.
“El movimiento estudiantil argentino se encuentra en estado de alerta total. La educación pública, pilar fundamental de nuestra sociedad, está bajo un asedio constante. Nos enfrentamos a discursos y propuestas que amenazan con arancelar la universidad, un ataque directo a la educación pública y gratuita en Argentina”, dijo en ese entonces Piera Fernández De Piccoli, presidenta de la FUA, una organización que representa a los alumnos universitarios de todo el país y a 400 centros de estudiantes de nivel superior.
Fernández De Piccoli es estudiante de la carrera de Ciencia Política en la Universidad de Río Cuarto y es la segunda mujer en presidir la FUA. Entre sus aliadas se encuentran Lucille Daniela Levy, quien está al frente de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) desde el año pasado, y Flor del Alba Cruz Valdés, presidenta de la Federación Universitaria de Rosario.
Las tres jóvenes estuvieron detrás de la organización de la actividad que buscó repudiar la arancelización y el sistema de vouchers para acceder a la educación. “La educación siempre es una variable de ajuste”, alertó Cruz Valdés en diálogo con este medio, en referencia a la situación actual que se vive en las casas de estudio. Si bien la movilización hacia la Facultad de Derecho fue en contra de una de las posibles medidas de un eventual gobierno de Milei, la joven rosarina reconoce que en la actualidad se refleja en las aulas la crisis económica y social que atraviesa el país a través de la deserción.
“La solución no es bajar las banderas”, resaltó la presidenta de la Federación Universitaria de Rosario, quien destacó el rol que ocuparon las universidades en la pandemia, por ejemplo, cuando desarrollaron respiradores para pacientes con Covid positivo de baja y mediana complejidad. “Nadie niega la crisis”, agregó Fernández De Piccoli, quien coincidió en que la solución a los cuestionamientos por la eficiencia y la falta de oportunidades para acceder a la educación pública no es privatizarla y adelantó: “Esta discusión no termina cuando terminen las elecciones. No importa el Gobierno de turno, hay que defender la educación pública y gratuita”.
Levy, por su parte, resaltó que en la manifestación “todo el arco político se juntó para defender la universidad”, que reflejó la unidad del movimiento estudiantil pese a no compartir la misma línea de pensamiento con algunas organizaciones. De hecho, destacó el rol de las discusiones políticas en las aulas y la necesidad de que los mensajes o ideas “retrógradas” no sean reproducidas por dirigentes que ocupan un rol destacado en el Parlamento.
Si bien no son las únicas mujeres que hoy lideran organizaciones - también sucede en las Universidades de Catamarca, Tucumán, del Litoral y Cuyo - reconocen que aún existen prejuicios y resistencias. “No es lo mismo cuando una mujer reclama algo que cuando lo hace un hombre”, coincidieron las jóvenes estudiantes. Hasta ejemplificaron: “Hay conversaciones determinantes que se realizan en un partido de fútbol y llegan a la mesa de negociación con una decisión tomada”.
Según relataron, han tenido que lidiar con aquellos militantes o referentes de su espacio que prefirieron conversar temas sensibles con sus antecesores en la Federación o sus líderes nacionales. “No soy pesimista”, concluyó Cruz Valdés en referencia al camino por desandar en materia de lucha feminista y en la presión que sienten en reiteradas oportunidades: “Por ser mujeres tenemos que demostrar constantemente que podemos”.