El politólogo Andrés Malamud (Universidad de Buenos Aires y Universidad de Lisboa), analizó la actualidad política, a una semana del balotaje entre Javier Milei y Sergio Massa, una elección decisiva para el futuro y que se presenta con final abierto. El intelectual destacó que la Argentina llegará las urnas con una “economía rota” pero sin problemas de imposible solución. “Tiene inestabilidad macroeconómica, pero no hay guerra, separatismo, problemas religiosos, ni organizaciones políticas al servicio del magnicidio”, advirtió. Y no dudó en responder por qué ambos candidatos llegaron a la segunda vuelta: “Por culpa de Juntos por el Cambio”.
“El público está eligiendo entre alguien que dice cosas lindas pero hace cosas feas. Y alguien que propone cosas feas pero no tiene el poder para ejecutarlas. Es un dilema. ¿Cuál es la diferencia de un dilema con un problema? Un problema es una incógnita cuya solución no conocemos, pero existe. Un dilema tiene dos soluciones, las conocemos a las dos, y ninguna nos gusta”, afirmó en una entrevista con Infobae.
Malamud subrayó un fenómeno que se viene registrando en América Latina desde hace una década, de presidentes que llegan al poder sin el apoyo de estructuras políticas. “La híper minoría es la minoría que no llega al tercio, y por lo tanto no tiene escudo legislativo y está a tiro de juicio político. Si un presidente en América Latina no tiene el tercio que le garantiza el escudo legislativo, puede ser destituido. No hace falta que le prueben un delito penal. Alcanzan con mal desempeño o inhabilitación mental, por razones clínicas que decide el Congreso”, alertó.
Además, el politólogo, que va y viene de Lisboa a Buenos Aires, habló sobre un motivo posible de Mauricio Macri para pactar su apoyo a la candidatura del libertario. “Macri teme ir preso si Massa gana las elecciones. Coincide con Milei más que con sus propios candidatos. Y además, le conviene que gane Milei, porque sino la puede pasar mal”, afirmó.
La entrevista a Andrés Malamud
-Le pido una aproximación general al tema electoral. ¿Cómo analiza este momento y cuáles son los aspectos a tener en cuenta para entender esta coyuntura?
-Argentina tiene un problema estructural, que es de crecimiento; y un problema recurrente, que es de estabilidad macroeconómica. No tiene problemas de autoritarismo, no tiene problemas de guerra, no tiene problemas de separatismo y no tiene problemas de violaciones masivas de los derechos humanos. O sea, la política es suave, pero la economía está rota. En este balotaje se elige entre dos propuestas radicalizadas. Una es de alguien que lo que dice suena bien pero no lo hace. Y otra es de alguien que lo que dice suena mal pero no lo puede hacer.
Tenés a alguien que habla de educación pública, estabilidad macroeconómica y gobierno de unidad nacional, pero tiene un gobierno sectario, que no estabiliza la economía, y que desfinanció todos los servicios públicos con el discurso de priorizarlos. Y tenés, por el otro lado, alguien que dice que va a romper todo pero no va a tener legisladores para hacerlo. El público está eligiendo entre alguien que dice cosas lindas pero hace cosas feas. Y alguien que propone cosas feas pero no tiene el poder para ejecutarlas. Es un dilema. ¿Cuál es la diferencia de un dilema con un problema? Un problema es una incógnita cuya solución no conocemos, pero existe. Un dilema tiene dos soluciones, las conocemos a las dos, y ninguna nos gusta.
-Usted había comentado que Argentina tenía el espejo de Perú para mirar su futuro. ¿Qué significa eso? y ¿cambió su mirada sobre el presente y el futuro?
-Dije que si ganaba Milei Argentina iba a un escenario político peruano. Político porque Perú es macroeconómicamente estable. ¿Cuál es la característica política de Perú? La inestabilidad política, con fragmentación partidaria e interrupciones presidenciales. En Perú, como en Colombia, como en Chile, como en Ecuador, se rompieron los sistemas de partidos y hoy gobiernan presidentes cuyos partidos no existían hace diez o veinte años.
Contrasta con Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina, donde los presidentes vienen de partidos que gobernaban hace 20 y 40 años. Algunos, incluso, eran presidentes hace 20 años, como Luiz Inacio Lula Da Silva. O el padre era presidente hace 30 años, como en Uruguay, con Luis Lacalle Pou, que es hijo de Luis Lacalle Herrera.
-Son dos tendencias contrapuestas en la región.
-Es la estabilidad del Atlántico contra la inestabilidad del Pacífico. El balotaje argentino enfrenta este dilema. Si seguimos con lo mismo, pero que acá no funciona, porque Uruguay, Paraguay y Brasil son más estables. O si cambiamos, con el Pacífico, que allá tampoco funciona. ¿Cuál es el escenario peruano? Presidentes en minoría en el Congreso o en híper minoría. La minoría es la que no llega al 50% más uno. La híper minoría es la que no llega al tercio, y por lo tanto no tiene escudo legislativo y está a tiro de juicio político.
Si un presidente en América Latina no tiene el tercio que le garantiza el escudo legislativo, es destituido. No hace falta que le prueben un delito penal. Alcanzan con mal desempeño o inhabilitación mental, por razones clínicas que decide el Congreso.
Así que Milei tiene tres posibilidades: la primera es construir una coalición, como hacen todos los presidentes que quieren durar, pero como él se la pasa insultando opositores, la coalición está complicada; la segunda es que cierre el Congreso, como hizo Fujimori en el 92; y la tercera, que lo destituyan como le pasó a Pedro Castillo en 2022.
-¿Más allá del acuerdo con Macri o la aparición de actores como Guillermo Francos, que es un dirigente tradicional?
-Un dirigente que construye coaliciones, cierto. Milei relajó su discurso permitiéndose alianzas con la casta. Hasta ahora esas alianzas no le garantizan el tercio. Macri no tiene senadores y sus diputados, sumados a los de Milei, no consiguen los 86 votos que necesitan para bloquear un pedido de juicio político. Le sigue faltando.
La figura de Francos es la de un negociador en el Ministerio del Interior. La expectativa es que Francos viene de ser funcionario de este gobierno, de Alberto Fernández. La expectativa es que el peronismo le brinde el apoyo que Milei necesita para que no lo volteen. ¿Qué peronismo? Los que gobiernan, sobre todo los gobernadores del interior y quizás los intendentes del conurbano, a los que él podría favorecer, puenteando a Kicillof, como hizo Néstor Kirchner con Daniel Scioli. Néstor puenteó al gobernador, fortaleciendo a los intendentes bonaerenses. Él tiene ese recurso a mano, con un buen negociador y plata. Pero eso significa gobernar con la casta y la casta tiene que incluir al peronismo, si no, no le alcanza, porque el radicalismo, la Coalición Cívica y el larretismo no van a ser la base de apoyo del gobierno de Milei.
-En una entrevista que publicamos en Infobae, Francos planteó que si ganaba La Libertad Avanza, las dos coaliciones “volaban por el aire”. ¿Está ocurriendo eso?
-Sí. Y en el caso de Juntos por el Cambio es evidente. Una parte del PRO está apoyando a Milei y la otra parte no lo está apoyando. El radicalismo y la Coalición Cívica definitivamente no. Si pierde Massa -porque la coalición peronista se mantiene unida porque tiene chance de ganar el balotaje- se divide entre el kirchnerismo y el no kirchnerismo. Y el no kirchnerismo no es de izquierda. Y ese no kirchnerismo, que además gobierna, estaría cómodo con un presidente débil al que pueden extorsionar.
-Esa dinámica y esa conversación que tendrían con un Milei débil es solo de fuerza o extorsión o tal vez la aspiración de un nuevo movimiento, que supere el kirchnerismo y que abra ese escenario a otra cosa.
-Las coaliciones existentes son “estatalistas”, tanto la peronista, como la no peronista. Y no solamente Larreta, también Macri. Macri vivió con déficit fiscal cuando gobernó la Ciudad de Buenos Aires y mantuvo el déficit fiscal cuando gobernó el país. Solo el último año trató de equilibrarlo. Así que son consumidores de recursos fiscales, tanto el peronismo como los no peronistas.
Milei propone lo contrario, si explotan las dos coaliciones estatalistas, hay que ver como hace Milei -en el supuesto de que gane- para hacer un gobierno anti Estado, que es lo que él propone. Yo no lo veo factible.
-¿Usted no lo ve posible?
-No, porque la extorsión significa que él tiene que pagar por apoyo, como se hace en todos los países del mundo. Las coaliciones se forman porque un presidente “compra” apoyo legislativo. Lo compra con ministerios o con recursos públicos fiscales. Es caro, pero así funciona la democracia. Las dictaduras son más caras, gastan de otra manera.
-Con cosas que se pierden y que no se recuperan, que son más, más valiosas que la plata.
-Sí, sobre todo crecimiento económico. Está demostrado que las democracias son más favorables al crecimiento económico en el largo plazo y en la comparación histórica que las no democracias. Aunque en el corto plazo una dictadura puede ser efectiva, en el largo plazo tiene menos capacidad de autocorrección que las democracias, y terminan saliendo plata.
Sobre culpas, virtudes y defectos
-¿Cómo se entiende que definan el balotaje dos candidatos tan extraños y atípicos? Un ministro de Economía con esta economía de resultados magros, y una persona que hace tres años no era siquiera político? ¿Cómo se explica esto?
-Por culpa de Juntos por el Cambio.
-A ver.
-Hay gente que dice “las elecciones no las gana la oposición, las pierden los gobiernos”. Es falso. Es falso, porque las elecciones, la mayor parte de las veces se definen por menos del 50% de los votos. Así que lo que determina que alguien gane con menos del 50% es que el otro esté dividido. Claro, si en frente de menos del 50 están todos juntos, hay más del 50 y le ganan. Esta elección la definió la oposición, la perdió Juntos por el Cambio. Creo haber escuchado a Alejandro Catterberg decir que Juntos por el Cambio. Tenía cuatro penales sin arquero y las mandó todas a la tribuna.
-¿Y comparte esa idea de Catterberg?
-Completamente. Juntos por el Cambio tenía la elección ganada pero primero se dividieron y después tornaron ese enfrentamiento, esa división, en sangrienta. No es que disputaron la candidatura presidencial, que eso está bien. Lo que hicieron fue permitir que esa disputa quebrase la coalición en las provincias. Obligaron a las provincias a tener dos candidatos, uno por cada candidato presidencial, y con eso generaron no solamente mala sangre interna, sino un mal mensaje externo. La gente los vio peleándose y dijo “estos tipo no garantizan nada”.
-En esta descomposición, las responsabilidades a quienes les corresponde, especialmente?
-Al PRO, por mezquindad, y al radicalismo, por incompetencia.
-¿Y en términos personales?
-No, no hago términos personales. El radicalismo como partido no tuvo capacidad de cumplir con lo que prometió en la Convención, que era llevar un candidato presidencial, porque lo prometió, fue un mandato de la Convención Nacional, y no lo hicieron por incompetentes. El PRO tenía el candidato natural, porque siempre el candidato natural del no peronismo es el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Lo había sido Macri, lo había sido antes De la Rúa. Primero lo esmerilaron y después levantaron una candidatura a la que tampoco apoyaron. Hablo del PRO como partido.
-¿La confluencia de Macri con Milei es táctica para enfrentar esta elección o estrategia para gobernar?
-Son las dos cosas. Hay afinidad ideológica y táctica de supervivencia. Hay afinidad ideológica porque hace tiempo, años, que Macri viene diciendo que primero Espert y después Milei decían las cosas que él querría decir. Pero también hay aprovechamiento estratégico, porque Macri teme ir preso si Massa gana las elecciones. Coincide con Milei más que con sus propios candidatos. Y además le conviene que gane Milei, porque si no la va a pasar mal.
-Un diplomático latinoamericano suele decir que en nuestros países las disputas políticas suelen ser más crueles en esta región porque los políticos no se juegan solo poder, prestigio o dinero, sino su libertad. Viene un poco a cuento de esto que dice.
-Está muy linda esa frase pero uno puede escuchar la opinión contraria. Henry Kissinger dice que las luchas académicas son tan encarnizadas porque hay muy poco en juego. Cuando hay mucho en juego son encarnizadas, Cuando hay poco en juego son encarnizadas. En realidad, uno puede utilizar el mismo argumento para un lado y para el otro. Lo que yo creo es que no son tan encarnizadas las luchas políticas en Argentina. Son súper pacíficas, no se dispara un tiro, nadie arriesga la vida por ser candidato. Nosotros tenemos la grieta en la cabeza y pensamos que la grieta es salvaje. La grieta en Argentina es… como decirlo… suave. Es suave comparado con lo que hay en Brasil, Colombia y México, donde por ser candidato se arriesga la vida.
En Ecuador mataron a un candidato presidencial y los demás candidatos tuvieron que ir a votar con chaleco antibalas. La lucha política en Argentina es suavísima y en todo caso arriesga la libertad, que no es la vida. Argentina es mucho más civilizada de lo que pensamos, y con esto no quiero decir que esté bien como está. Lo que quiero decir es que las alternativas suelen ser peores. No hay muchos argentinos yendo a vivir a Brasil, México, Ecuador o Colombia.
-Pero sí al revés.
-Hay más gente de América Latina viniendo a vivir a Argentina que argentinos yendo a vivir a América Latina. Seguimos estando mejor que las alternativas.
-¿Por qué tenemos esta perspectiva tan negativa sobre nosotros?
-Es normal. Casi todos los países del mundo que sufren problemas piensan que ellos son los peores. La naturaleza humana es mirarse el ombligo y nosotros nos miramos el ombligo. Porque si se mira a Gaza o a Ucrania cualquiera puede darse cuenta que hay gente que la pasa peor. Pero no hace falta ejemplificar con los extremos.
Puedo pensar en el caso de Marielle Franco, la concejal asesinada en Río de Janeiro. Todas las semanas hay periodistas, activistas, militantes o candidatos muertos en Brasil. Ni hablar en México, donde la campaña electoral puede dejar un tendal de candidatos muertos porque se oponen a aquellos que gobiernan y transaron con los narcos. Colombia todavía tiene un tercio del territorio fuera de control estatal. Y lo de Ecuador o el fiscal paraguayo, no es un caso porque el fiscal no estaba haciendo política, pero hay asesinatos políticos.
En Argentina no. Van a decir los kirchneristas “sí, atentaron contra Cristina”. Sí, hay bandas de locos en todos lados, pero no hay organizaciones políticas al servicio del crimen, al servicio del magnicidio. La política en Argentina se resuelve en las urnas.
-Y Cristina Kirchner ¿qué rol le asigna usted, sobre todo para lo que viene?
-Si gana Milei será como Obama, una dirigente que generó expectativas entre sus seguidores y que su fracaso se plasma en la victoria de su peor enemigo. Si gana Massa, capaz que también, eso dependerá de lo que haga Massa una vez que sea presidente. Lo que sabemos es que todos lo comparan con Kirchner, no con Alberto Fernández. ¿Y qué es lo primero que Kirchner hizo cuando llegó al poder? Traicionar al que lo había apadrinado.
-A Duhalde, claro. La última pregunta. Massa.
-Si alguien le pregunta a Massa a qué presidente se quiere parecer, a lo mejor hace un discurso enhebrando a Perón con Frondizi y Alfonsín. Yo creo que cuando él cierra los ojos y apoya la cabeza en la almohada, se quiere parecer a Néstor Kirchner. Y eso es lo peor que le puede pasar a Cristina.