Massa o Milei, esa es la cuestión. El sistema político argentino transita horas de incertidumbre en las que se demoran decisiones a la espera del balotaje entre Sergio Massa y Javier Milei del 19 de noviembre, que definirá el rumbo institucional y la reconfiguración política del país. En la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri prepara la transición con Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno saliente, pero lo hace con estricto hermetismo y busca ganar tiempo para dar vuelta sus cartas. Trabaja junto a su equipo para darle forma al Gabinete porteño y negocia con actores centrales de la política citadina para colocar a dirigentes de su confianza en lugares estratégicos que deberán renovar a sus autoridades en lo inmediato. Entre la segunda vuelta presidencial y el 10 de diciembre, serán 21 días de negociaciones políticas frenéticas para completar múltiples casilleros.
Esos tres sitios institucionales que recambiarán autoridades son la Legislatura, el Consejo de la Magistratura y la Auditoría General de CABA. Se trata de lugares con incidencia política y que, además, cuentan con presupuestos propios millonarios que sirven como herramientas que con el sólo cumplimiento de sus atribuciones permiten construir espacios de poder a quienes fueron designados para maniobrar las palancas de cada organismo.
El Consejo de la Magistratura porteño tiene idéntica función a su homólogo nacional, es decir, selecciona, controla y remueve a los jueces de la Justicia local, se ocupa de la administración del Poder Judicial (incluyendo sus fondos), y funciona como un organismo autónomo dentro de la Justicia. Está integrado por nueve miembros que duran en su función cuatro años sin posibilidad de reelección inmediata. Hay tres representantes elegidos por la Legislatura, tres jueces de la Justicia porteña -excepto los del Tribunal Superior-, y tres abogados elegidos por sus pares de CABA.
Los tres consejeros del estamento legislativo a los que se le vence el mandato el 14 de noviembre son Francisco Quintana (que además de consejero es el actual Presidente del Consejo), Alberto Biglieri y Ana Salvatelli. La presidencia del organismo la ejercen dos años cada estamento. En este momento está en manos del estamento legislativo. Desde el 14 de noviembre pasará a manos de los judiciales y el rol lo asumirá María Julia Correa, actual vicepresidenta 1° del Consejo.
Los tres miembros elegidos por la Legislatura deben pasar una audiencia pública, que se hará el 20 de noviembre en la Comisión de Ética del parlamento porteño, y luego se eleva un dictamen con una terna que debe ser aprobada por los tercios de los legisladores. O sea, el pliego exige 40 votos para sancionarse. Por la composición actual de la Legislatura, se espera que Juntos por el Cambio (JxC) designe a dos -uno por el PRO y otro por la UCR- y el restante será para Unión por la Patria (UxP).
Los nombres en danza a esta hora en el PRO son Manuel Izura, Martín Casares y Diego García Vilas (Confianza Pública). Izura es un hombre íntimo de Jorge Macri, que ha oficiado como su operador judicial. De no mediar imponderables, pica en punta para ser consejero titular. Casares es un abogado ligado a Mauricio Macri y a Germán Garavano, mientras que García Vilas es un dirigente cercano a Graciela Ocaña que tenía un acuerdo de palabra con Rodríguez Larreta y Martín Lousteau para ingresar al Consejo en caso de que el senador de Evolución radical se impusiera en las PASO al primo del ex Presidente.
En el radicalismo hay dos personas del riñón de Daniel Angelici que asoman. Martín Ocampo, legislador porteño, y Lorena Clienti, abogada ligada al ex Presidente de Boca Juniors. El ex ministro de Seguridad de la Ciudad mantiene en estos momentos conversaciones con Jorge Macri y no se descarta que integre el Gabinete porteño. Con esa puerta abierta, Ocampo se presentará a la audiencia pública y desistiría de la postulación al Consejo de la Magistratura. Mientras que en el peronismo la persona que emerge es Luis Duacastella, abogado cercano a Juan Manuel Olmos, vicejefe de Gabinete de la Nación, hombre fuerte del peronismo porteño y de la política judicial de la Ciudad. Olmos es, además, el principal operador político del equipo de campaña presidencial de Massa.
Si prospera esa terna (Izura, Clienti y Duacastella), será un indicio que corrobore la alianza subterránea entre Jorge Macri, Angelici y Olmos. El hombre del juego funciona como nexo entre el Jefe de Gobierno electo y el radicalismo porteño, mientras que el líder de la NEP es un puente hacia el peronismo. Esa especie de tríada hegeliana le garantiza equilibrio político y gobernabilidad a Macri de cara a una Legislatura en la que no tendrá quórum propio. De hecho, el eje Macri-Angelici-Olmos también negocia por estas horas la renovación de integrantes de la Auditoría General de la Ciudad, que debe elegir a sus siete miembros.
La sesión para tratar ambos pliegos será el 7 de diciembre, tres días antes de la asunción de Jorge Macri. Lo paradojal de ese deadline es que dejará al Consejo de la Magistratura con tres lugares vacantes durante 25 días. En una especie de omertá, los principales espacios políticos de la Ciudad esperaron a ver los resultados de las elecciones del 22 de octubre y acordaron patear el plazo para tratar la designación de estas autoridades.
El equilibrio de poder vigente se puede oscilar conforme el resultado del balotaje. Un eventual triunfo de Massa puede funcionar como motivo de unidad en lo que fue JxC y la oposición. En cambio, la llegada de Milei a la Casa Rosada consolidaría la ruptura del frente opositor (especialmente en el PRO) y obligaría a Jorge Macri a recalcular una serie de negociaciones en torno a la política de la Ciudad.
Jorge Macri pretende construir poder propio, con gente de su confianza, sin perder gobernabilidad. Eso lo obliga a un complejo ajedrez político. Como contó Infobae, en la Legislatura también se mueven piezas para designar a las autoridades del cuerpo. Y el resultado del 19 de noviembre también será decisivo.
Si el candidato de La Libertad Avanza se impone ante Massa, ese triunfo tendrá su correlato en la política de la Ciudad. Allí, acaso, se develarán las cláusulas hoy opacas del acuerdo entre Mauricio Macri y Milei. En ese escenario, Jorge Macri ponderará avanzar en un acuerdo con los libertarios cuyo punto de inicio será la Vicepresidencia 1° de la Legislatura. La persona mencionada para ocupar ese rol es Eugenio Casielles, legislador proveniente del espacio de Roberto Lavagna, que acaba de ser reelecto por La Libertad Avanza. Se trata de un dirigente de raíz en el peronismo disidente con capacidad de articulación política en todos los espacios de la Ciudad. De todos modos, Casielles es resistido por un sector de JxC y del peronismo.
La Vicepresidencia 1° es una función codiciada por tener a cargo la agenda parlamentaria, administración y fundos de la Legislatura. En el PRO se mencionan tres dirigentes para ese rol. Darío Nieto, dirigente íntimo de Mauricio Macri, Emmanuel Ferrario, de la mesa chica de Rodríguez Larreta, y Matías López, legislador reelecto cuya terminal política es Diego Santilli. López aparece como el dirigente con más posibilidades a esta hora, como punto de encuentro para reunir los avales necesarios para ser designado.
Macri considera que Santilli jugó en su favor dentro de la interna porteña contra Lousteau. Eso abre la posibilidad de concretar acuerdos políticos plasmados en espacios de poder para el ex candidato a gobernador de Buenos Aires.
Cabe recordar que la Legislatura tiene 60 bancas y el quórum para sesionar es de 31 legisladores. En esta elección, JxC ponía en juego 17 de sus 32 escaños. Con los resultados de las elecciones, la coalición quedó con 30 legisladores. Si bien podrá sostener la primera minoría, quedará ajustada para tener quórum propio. Así como necesitará sí o sí de apoyo de otros bloques para sancionar proyectos que exigen ser aprobados con dos tercios.
De ese número, el PRO quedó con 12 bancas repartidas entre legisladores que responden a Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Cristian Ritondo, Diego Santilli, Bullrich y Macri. La UCRm en tanto, tendrá 9 escaños. En tanto que la Coalición Cívica de Elisa Carrió y Confianza Pública de Graciela Ocaña controlará un bloque de 4 legisladores. Republicanos Unidos, pata liberal de JxC, tendrá 3 escaños y el Socialismo de Roy Cortina uno.
Esa configuración actual puede estallar en un eventual triunfo nacional de Milei o, bien, puede reacomodarse con esa composición si Massa resulta electo. Jorge Macri mantiene la cautela y espera al debate de este domingo para enviar una señal favorable al libertario.
Tras las elecciones, el Jefe de Gobierno electo pretende develar parte de los nombres de su Gabinete a finales de noviembre. Hay algo que es un hecho: como muestra de “austeridad”, habrá una reducción de las áreas de gobierno que implicará eliminación de ministerios y reunificación de otros.
El 19 de noviembre es la fecha decisiva para el país y, también, para la reconfiguración política de la Ciudad. Massa o Milei, esa es la cuestión.