Sergio Massa pisó Córdoba el lunes por la tarde con la decisión concreta de convencer al difícil electorado provincial de que es una mejor opción que Javier Milei para el balotaje. Lo hizo marcando distancia del kirchnerismo, un proceso que se viene acentuando con el paso de los días y que anticipa con claridad el perfil que tendrá su eventual gobierno.
Una señal del camino que está recorriendo la dio al sumar a su campaña al ex gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey, que ha cuestionado en reiteradas oportunidades al kirchnerismo y viene desde hace algunos años intentando armar una fuerza política de perfil peronista que no contenga a los K. El salteño apareció en Córdoba y se convirtió en un mensaje de amplitud.
Se sumó al proyecto de Massa porque tiene en claro que la conducción del peronismo ya no estará bajo el mando de Cristina y Máximo Kirchner. Su nombre, como también el del gobernador de San Juan, Sergio Uñac, -que hace varias semanas que trabaja en la campaña y tendría un lugar en el futuro esquema de gobierno- o la decisión de convocar a dirigentes peronistas y opositores, como Miguel Ángel Pichetto o Emilio Monzó, exponen la identidad que está forjando para el gobierno que el candidato de Unión por la Patria (UP) anhela.
En Córdoba, Massa insistió con la idea de constituir un gobierno de unidad nacional y le pidió perdón a los cordobeses por el destrato del pasado. Fue una alusión implícita a las gestiones de Cristina Kirchner y Alberto Fernández con las que José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti tuvieron una muy mala relación.
En la provincia repiten a quien quiera escuchar que el conflicto del 2008 por la resolución 125, de aumento de retenciones móviles a la soja, y el levantamiento policial de diciembre de 2013, en el que el gobierno nacional no intervino (no envió gendarmes para brindar seguridad) marcaron a fuego la relación de la última década y media. En Córdoba no se olvidan y la factura está escrita a nombre del kirchnerismo o de cualquier dirigente que esté con ellos.
“A lo largo de los últimos años Córdoba ha peleado por su desarrollo y su crecimiento, muchas veces sintiéndose sola, muchas veces sintiendo que desde el poder central se le dio la espalda, muchas veces sintiendo que no era equitativa la relación entre su aporte y lo que recibía”, sostuvo Massa en su visita. Esa descripción del pasado y el pedido de disculpas tuvieron una respuesta muy dura por parte del schiarettismo.
La senadora nacional Alejandra Vigo, esposa de Schiaretti, lo cuestionó en sus redes sociales. “Inexplicable. El candidato kirchnerista vino a nuestra provincia a pedir disculpas por las INJUSTICIAS que su actual gobierno -sí, del que es ministro de Economía y actúa como presidente- con Córdoba”, escribió.
El mismo día, el gobernador cordobés también lo criticó fuertemente. “Vino a Córdoba quien conduce el actual gobierno kirchnerista, que es Sergio Massa. Vino a firmar la tarjeta SUBE como si eso fuera la solución para la repartija de subsidios, que quedan un 75% en el AMBA y un 25% en el interior. Nosotros queremos federalismo todos los días del año, no que vengan a prometernos federalismo cuando faltan pocos días para una elección”, señaló en referencia al discurso del ministro de Economía.
El viernes pasado Schiaretti ya había resquebrajado la neutralidad que iba a mantener de cara al balotaje cuando escribió en sus redes: “Quiero hacer público mi categórico rechazo al pretendido juicio político a la Corte Suprema que impulsa el gobierno kirchnerista del ministro Sergio Massa. A los 40 años de democracia también la fortalecemos con más República, respetando la división de poderes”.
La mano derecha del gobernador cordobés y actual diputado nacional, Carlos Gutiérrez, hizo una publicación en esa misma línea. “Las declaraciones del candidato a vicepresidente de Massa y Rossi, son la confirmación de que la fórmula kirchnerista quiere ir definitivamente contra la Corte Suprema de Justicia, pretendiendo avanzar sobre uno de los poderes de la República”, indicó.
Mensajes dirigidos al ministro y candidato en base a la avanzada que el kirchnerismo lleva adelante contra la Corte Suprema en la Cámara de Diputados, donde intentan sacar dictamen para llevar adelante el juicio político contra el máximo tribunal. En esa línea van los cuestionamientos de la cúpula del peronismo cordobés.
En todas esas intervenciones hubo una línea discursiva común. Buscaron mimetizar a Sergio Massa con el kirchnerismo y responsabilizarlo por los resultados del gobierno del Frente de Todos. En la cúpula del peronismo cordobés tienen muy en claro que el electorado es extremadamente anti K e hicieron todo lo posible para pegarlo a ese sector de UP.
Como viene haciendo hasta ahora en la campaña, Massa evitó salir de su eje moderado y atinó a dar un mensaje entrelíneas similar al que ya había emitido en el último debate presidencial. Habló de “la enorme tarea” que hay hacia adelante y que la Argentina está en un lugar de retraso “por la división y el enfrentamiento”. Y avisó que quiere “dar vuelta la página” cuando comience su gobierno.
Lo que dijo sin decir es que la discusión hacia adelante la va a tener con el gobernador electo Martín Llaryora, parte de la nueva generación del peronismo cordobés, con el que Massa tiene una buena relación desde hace varios años. La discusión de los años que viene es con Llaryora y no con Schiaretti.
El mandatario, que asume en diciembre, también se refirió al juicio político a la Corte pero lo hizo con mayor sutileza y moderación. “Ratifico la defensa absoluta del federalismo y la institucionalidad en nuestro país, rechazando el proceso de #JuicioPolítico a la Corte Suprema, en consonancia con Juan Schiaretti”, escribió. Detalles.
El tono distinto que usó Llaryora en su mensaje a Massa es decodificado con pragmatismo en las entrañas del peronismo cordobés. “Es lógico que no lo descalifique porque puede ser contemporáneo con un gobierno de él. Hay una diferencia clave. Uno se va a la casa y el otro tiene que seguir gobernando. Es obvio que no lo va a atacar y está bien que así sea”, sentenció un influyente dirigente del espacio que conduce Schiaretti.
En UP aseguran que si Massa es presidente, el vínculo político y de gestión lo va a tener con Llaryora. Una realidad. Pero hasta ese entonces, Schiaretti sigue siendo un actor fundamental en el peronismo cordobés y ha decidido inclinar la balanza en favor de Javier Milei, aunque no lo explicite con nombre y apellido. O, al menos, lo que deja en claro es que Massa no es la mejor opción para el balotaje del 19 de noviembre.
Schiaretti logró el 29,01% en Córdoba y se quedó con el segundo lugar, detrás del candidato libertario. Son 665.717 votos. Pero en total, en todo el país, sumó 1.784.315 alcanzando el 6,78%, que lo dejó en el cuarto lugar. Massa aspira a capturar un sector importante de ese electorado y alcanzar el 30% de los votos a nivel provincial. Sabe que la derrota está asegurada pero lo importante es que sea por la menor cantidad de votos posibles. Sumar para la canasta nacional.
En el esquema de campaña de Massa hay cierta molestia con los cuestionamientos del gobernador de Córdoba. “Schiaretti y su equipo están jugando implícitamente con Milei y Macri. Tendrían que ser mas honestos y decirlo. Pero el votante no es ganado, por más tendencia que tengan en la provincia”, advirtió un importante funcionario nacional cercano al ministro de Economía.
Juan Schiaretti rompió la neutralidad. Lo dejó en claro en las últimas horas. No hará campaña por Milei, pero ya decidió no mantener el equilibrio que, en un principio, desde Córdoba, habían deslizado que iba a tener. Jugó a fondo y dejó a la luz que en la relación política que tiene con Massa no hay amor. Solo un pasado de abrazos y estrategias juntos que no llegó a buen puerto.