No hay una sola certeza, en ningún gobierno o capital del mundo, que permita asegurar que los 21 rehenes argentinos -una cifra de referencia- están cautivos por Hamas en los túneles secretos de Gaza. Y esta situación dramática, a un mes del ataque terrorista a Israel que dejó al menos 1.500 muertos, cientos de torturados, mutilados y violados, se repite en todos los países involucrados ante la decisión política de la organización fundamentalista de negar información fehaciente sobre los secuestrados el 7 de octubre.
Acorde a los datos oficiales de la oficina del Primer Ministro de Israel, la organización terrorista tiene secuestrados civiles de 28 países: Alemania (18), Argentina (21), Austria (1), Brasil (1), Canadá (1), China (2), Dinamarca (1), Estados Unidos (10), Filipinas (2), Francia (7), Hungría (4), Irlanda (1), Lituania (1), México (1), Nepal (1), Países Bajos (1), Polonia (3), Portugal (3), Reino Unido (2), Rumania (2), Rusia (7), Serbia (1), Sri Lanka (1), Sudáfrica (1), Tanzania (2), Thailandia (24), Ucrania (1) y Uruguay (1).
El estado árabe de Qatar, que refugia en Doha a los principales líderes de Hamas, negocia la libertad de los secuestrados por esta organización terrorista. A Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá, naciones que integran el influyente G7, no le quedó otra alternativa geopolítica.
Y al resto de los países, como Argentina, Brasil, Sri Lanka o Uruguay, por citar algunos ejemplos, tuvieron que adecuarse a esas reglas de juego que escribieron Joseph Biden y Benjamín Netanyahu. Antony Blinken, secretario de Estado, ya visitó tres veces a las principales capitales de Medio Oriente, y regresó a Washington sin lograr que Hamas abriera sus túneles para dejar en libertad a los rehenes.
El canal oficial/extraoficial que abrió Qatar con Hamas es la principal instancia de otros esfuerzos más opacos o secretos que determinados países realizan para obtener la liberación de sus propios connacionales. Vladimir Putin invitó a una delegación de terroristas a Moscú y la respuesta de los enviados de Hamas causó una tensión política inesperada entre el Kremlin y Gaza.
Los terroristas apoyados por Irán -socio de Moscú- reconocieron a los negociadores de Putin que no sabían adonde estaban los 8 (Israel asegura que son 7) rusos secuestrados durante la masacre del 7 de octubre. Los enviados de Hamas explicaron a los funcionarios de Putin que “hubo cuentapropismo” durante el ataque y que no hay certeza del destino final de los rusos judíos que fueron trasladados desde Israel a la Franja.
Emmanuel Macron (Francia), Olaf Scholz (Alemania), Rishi Sunak (Reino Unido), Xi JInping (China) y hasta el propio Netanyahu abrieron canales paralelos para salvar a sus conciudadanos. Todo fue en vano: Qatar promete gestiones, pero también protege a Hamas. Y en este escenario se cruzan los intereses geopolíticos y la voluntad de resolver una crisis humanitaria que tiene final abierto.
En Doha asumen que Hamas utilizará a los secuestrados como carta de negociación cuando la caída de Gaza sea un hecho inevitable. La organización terrorista asesinó en Israel sin inmutarse, utiliza a miles de palestinos como escudos humanos en la Franja y ya tiene decidido que los rehenes con nacionalidad extranjera serán su salvoconducto cuando el ejército israelí tome el control de Gaza.
Esta información clasificada llegó a París, Beijing, Londres, Tel Aviv, Berlín y Washington en los primeros días de negociación entre Qatar y Hamas. Blinken en su última conversación Netanyahu, y Macron cuando visitó Tel Aviv, pudieron ratificar la estrategia de supervivencia de Hamas: los rehenes civiles a cambio de una huida silenciosa desde Gaza.
La estrategia de la organización fundamentalista se apoya en mantener la expectativa acerca de la supervivencia de los rehenes. Hamas no da prueba de vida, y no hay un sólo de sus interlocutores que puede confirmar si los rehenes están cautivos en los túneles o ya están muertos.
Es la perversidad del terrorismo en otra de sus formas: mientras mantengan las expectativas, tendrán posibilidad de negociar su huida de la Franja. Si se confirmara que los rehenes de los 28 países ya están muertos, su capacidad de presión se reduciría a cero.
Santiago Cafiero mantiene diálogo constante con Qatar, Estados Unidos e Israel, y también abrió negociaciones con la Autoridad Nacional Palestina y las dictaduras de Venezuela y Cuba.
En todos los casos, el canciller sólo recibió respuestas diplomáticas. No hay un sólo indicio oficial que asegure que hay 21 argentinos secuestrados a merced de los terroristas de Hamas.