“No voy a ir a votar, me cansó moralmente la sociedad”, le dice Elisa “Lilita” Carrió a Infobae bajo el sol de la Plaza General San Martín el día que se cumplen cuarenta años de las elecciones que significaron el regreso de la democracia a la Argentina. Y dice también: “Pero voy a seguir luchando, voy a seguir luchando por Dios”.
Justo antes de confirmar que no está en sus planes sufragar en el balotaje del 19 de noviembre, la líder de la Coalición Cívica se refiere a los dos candidatos que competirán por la Presidencia, aunque a Javier Milei evite nombrarlo: “A mí no me van a venir con que estoy con Massa porque la Coalición Cívica denunció todos los negociados. Ahora... lo otro... yo a la locura no voy porque estudié mucho Los orígenes del totalitarismo de Hannah Arendt. No voy a ir a votar”, lanza.
Como si en uno o dos minutos pudiera sintetizarse la tensión pre-electoral de la Argentina, un seguidor de Carrió le pide una selfie y un hombre le grita “Lilita, pecho frío, radicha, prohibido ser neutral ahora, es momento de jugársela”. La integrante de Juntos por el Cambio se ríe, pregunta dónde están sus custodios y le responde al hombre: “El año que viene me vas a venir a pedir perdón”.
Alrededor de Carrió, de su admirador y de su detractor se lleva a cabo una convocatoria artística, aunque la política -como es su costumbre- asome. Es que el Monumento al General San Martín y a los Ejércitos de la Independencia está completamente cubierto por telas negras: la artista cordobesa Dolores de Argentina encabezó la “invisibilización” del conjunto escultórico el último viernes.
Este lunes al mediodía Dolores está de nuevo en esta plaza que es el pulmón verde de Retiro y el jardín delantero del edificio que alguna vez fue el más alto de Sudamérica: su objetivo es destapar la figura ecuestre del Padre de la Patria y Libertador de América. “Este acto de cubrir y luego descubrir la figura de San Martín es un señalamiento artístico vinculado a un sitio, a un tiempo y sobre todo a un acontecimiento político específico, que son los 40 años de democracia ininterrumpida”, le explica la artista a Infobae.
“La idea de esta obra fue insivibilizar para luego visibilizar y que vuelvan a escena el coraje y la gloria, dos grandes valores sanmartinianos”, suma Dolores de Argentina. A su alrededor, la fanfarria del Regimiento de Granaderos a Caballo repasa el cancionero patrio: el Himno Nacional, la Marcha de San Lorenzo, la Marcha de Malvinas. Los tres granaderos que custodian el monumento cantan a los gritos, entre la solemnidad, el orgullo y el sentido de pertenencia.
Detrás del vallado que separa a los invitados especiales de los transeúntes que no sabían que se cruzarían con la fanfarria y con la tensión electoral, algunos grupos de turistas paran, escuchan, graban con sus celulares, le preguntan a su guía qué está pasando; algunos argentinos paran, cantan “Febo asoooma”, preguntan qué le pasó al monumento, sacan una foto, se apuran después de la pausa porque el día recién empieza.
A Carrió se le unen Clara Muzzio, flamante vicejefa de Gobierno electa de la Ciudad, Hernán Lombardi, parte del equipo de campaña de Patricia Bullrich, y el diputado Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica. Junto a la artista y sus galeristas, posan frente al monumento en el que San Martín -ese patriota al que la inflación mudó del ya inexistente billete de 5 pesos al de 1.000- es invisible a los ojos.
“Esto que estamos haciendo en la plaza es parte de un proyecto mayor en la galería y se llama ‘La estrategia del eclipse’. Tendremos una exposición con obras no sólo de Dolores de Argentina, sino también de Rómulo Macció, Aldo Sessa, Nicolás García Uriburu y Luis Benedit, entre otros”, explica Patricia Pacino, curadora y directora de la sede argentinta de Maman Fine Art Gallery. Desde este martes y hasta el 15 de diciembre, esa exhibición estará abierta al público. Paradójicamente (o no), puede visitarse en Avenida Del Libertador 2475.
“Lo que pensó Dolores en esta obra es la importancia de volver a descubrir los valores de San Martín, por ejemplo su heroicidad. Invisibilizar este monumento tiene que ver con tomar conciencia del valor que tiene ese hombre al que representa, que es nada menos que el Padre de la Patria y el Libertador de América”, suma la galerista.
Aunque desde Maman habían confirmado que el presidente Alberto Fernández, el canciller Santiago Cafiero y la secretaria Legal y Técnica Vilma Ibarra serían de la partida, este lunes finalmente no están en la plaza. “Me pidieron ayuda para conseguir a los Granaderos así que agradezco a Vilma (Ibarra) y a Santiago (Cafiero), que fueron los que facilitaron su presencia”, dice Carrió, y habla del correntino más célebre de la historia: “Que esta noche los argentinos volvamos a mirar a San Martín es arte conceptual puro, viene de Duchamp. La política es otro arte, pero en Argentina se ha domesticado, se ha vulgarizado”.
Mientras lo himnos suenan, Dolores de Argentina, completamente vestida del mismo negro de las telas que cubren el monumento, las recorta con una tijera. Les convida tijeras a algunos de sus invitados para que corten las telas y empiecen a develar las esculturas. Aparecen de a poco soldados sanmartinianos, estandartes, las patas del caballo del Libertador. Pero su figura es demasiado alta.
Harán falta andamios y algunos trabajadores especializados para descubrir la parte superior -y más imponente- de la escultura. La fanfarria se retira, el vallado que separaba a los invitados de los demás transeúntes también, ya no quedan políticos, los galeristas y los artistas se toman las últimas fotos, los turistas ya están camino a su próxima parada, el chico que había salido al balcón de la Avenida Santa Fe cuando sonaron los primeros trombones vuelve a lo suyo, la escalera que baja al subte vuelve a nutrirse. San Martín sigue invisible. “Lo de empezar a descubrir era simbólico, con el correr de la tarde estará todo como siempre”, dice Pacino.
Prometen que a las seis de la tarde el héroe de la independencia volverá a estar disponible para quien quiera pasar a mirarlo.
Fotos: Adrián Escandar