La decisión de Patricia Bullrich de hacer público su apoyo a Javier Milei, promovida por Mauricio Macri, provocó un cimbronazo dentro de Juntos por el Cambio que lo dejó al borde de la ruptura, y generó un realineamiento del escenario político a tres semanas del balotaje. Más allá del anuncio de la presidenta del PRO, la pregunta que todos se hacen hoy es: ¿cuánto incidirá su posicionamiento en el resultado de la segunda vuelta? Hay visiones contrapuestas sobre la hipotética transferencia de votos de la -hasta esta semana- principal coalición opositora hacia el líder de La Libertad Avanza, y el costo que pagaría Milei por su acercamiento a la “casta política” que tantas veces denostó.
A su vez, la jugada de Bullrich y Macri exacerbó el malestar de sus socios radicales y les abrió la puerta para que dirigentes de la UCR terminen apoyando a Sergio Massa, aunque no lo admitan públicamente y no sea una decisión orgánica del partido. Más allá del anuncio del titular de la UCR, Gerardo Morales, de que el radicalismo será “neutral” en esta elección, sobran las suspicacias sobre diálogos subterráneos con Massa, aún previos a las generales. Morales criticó fuertemente a Bullrich y Macri por la decisión de apoyar a Milei y los acusó de romper Juntos por el Cambio. Hasta ahora, la única que explicitó su apoyo al ministro de Economía fue Maria Luisa Storani, vicepresidenta de la UCR y dirigente del riñón de Morales. “Desde el massismo mandan un montón de mensajes a través de emisarios, pero la mayoría de los dirigentes radicales creen que sus simpatizantes quieren que pierda el kirchnerismo”, relativiza ese apoyo una fuente del Comité Nacional radical.
El PRO más duro apuesta a vencer a Massa como principal objetivo y frenar “20 años de hegemonía del peronismo”, según la hipótesis que repiten Bullrich y Macri. La animosidad entre el ex presidente y el actual ministro de Economía es mutua, y hoy pareciera el principal motor de la decisión impulsada por Macri.
En las elecciones del domingo, el candidato de Unión por la Patria obtuvo 9,6 millones de votos, el 36,7% de los sufragios afirmativos, 1,7 millones de votos más que Milei, una diferencia de 6,7 puntos que superó la mayoría de los pronósticos. Hay quienes consideran que es demasiado amplia para revertirse, y quienes aseguran que es remontable y que el final del balotaje está abierto. Ponen el acento en el volumen de los que no eligieron al candidato oficialista y dividieron su voto entre dos propuestas opositaras. En 2015, Macri había logrado revertir la derrota en primera vuelta, pero el electorado estaba mucho más polarizado y la brecha entre ambos había sido mucho menor: había sacado menos de 3 puntos que Daniel Scioli.
Se descuenta que Massa y Milei retendrán los votos que lograron en las generales, pero considerando que ambos tienen un nivel de rechazo alto, surge el interrogante de cuántos votos podría aumentar cada uno. Otro incógnita es cuántos electores terminarán optando por el voto en blanco o impugnado, como rechazo al menú electoral. En el balotaje, el ganador se consagra con solo un voto más que el adversario. A diferencia de las generales, no requiere alcanzar un porcentaje mínimo ni conseguir una determinada diferencia sobre el segundo.
Bullrich obtuvo el domingo 6,2 millones de votos, el 23,83%. El referente libertario sostuvo esta semana que el 53% que resulta de la suma de ambos, “es un piso” para la segunda vuelta y que “dos tercios de la población eligió cambiar”. Pero no hay ninguna certeza de que esa sumatoria de votos a LLA y Juntos por el Cambio pueda reproducirse linealmente el 19 de noviembre. “Es un error de lectura de Milei decir que ese 53% votó ‘por la libertad’. Muchos de los votantes de Bullrich seguramente no están de acuerdo”, advierte la consultora Shila Vilker.
Directora de Trespuntozero, esta analista política señala que “en este balotaje se va a jugar mucho por los rechazos”. Y sostiene que si bien “Milei va a capitalizar gran parte del rechazo opositor, hoy parece incapaz de transmitir un mensaje claro (después de su alianza con Bullrich). Massa, en tanto, llegará con una ventaja comparativa, alineado con un mensaje de unidad nacional”.
Entre los que consideran que los casi 7 puntos que Massa sacó de ventaja son irremontables, enfatizan el temor que genera la figura de Milei en un sector importante de la población, por lo que el balotaje consolidaría el triunfo de Massa. Esta es la postura que comparten en el búnker de Unión por la Patria. Sin embargo, apenas terminadas las elecciones del domingo, echaron a rodar la versión de que Milei se bajaría. Eso explicaría el “apuro” de Macri por desarticular esa jugada y adelantar el apoyo de un sector de Juntos al libertario.
Según Santiago Giorgetta, director de Proyección Consultores - una de las firmas que pronosticó el triunfo de Massa-, “no es que va a haber una linealidad directa entre el votante de Patricia Bullrich y el voto hacia Milei porque así lo exprese ella, o Luis Petri, Mauricio Macri u otros dirigentes del PRO. Porque, si bien es pronto, va a ser difícil de revertir que Massa no se termine imponiendo el balotaje, no solo porque hoy está mejor posicionado, sino porque lo que venimos viendo de Milei es desconcertante para su propio electorado. Muchas contradicciones con propuestas de campaña que impulsaba hasta hace siete días, y que lo llevó a tener el 30% del electorado a nivel nacional”.
Los votos “sin dueño”
Según el análisis realizado por Infobae, los votos que quedaron “sin dueño” después de las generales suman en total 9.570.356 voluntades que podrían ir a alguno de los dos candidatos que compiten en el balotaje. La cifra incluye a los electores que fueron a las urnas el 22 de octubre, pero eligieron a otros candidatos que no eran ni Massa ni Milei, votaron en blanco o impugnaron su voto.
Los cuatro distritos con mayor caudal de votos a distribuir son Buenos Aires, donde hubo 3.441.078 votos emitidos que no fueron ni a Massa ni a Milei (el 35,96% del total de los sufragios “huérfanos”); Córdoba, con 1.254.385 sufragios (13,11%); Ciudad de Buenos Aires, con 941.175 (9,83%) y Santa Fe, con 811.432 (8,48%).
En la medición realizada por Proyección Consultores, Massa le sacaría unos 10 puntos en la segunda vuelta al líder de LLA, al conseguir 44,6% contra 34,2% de los votos. Otro 8,3% aún no sabe qué va a hacer, 5,9% votaría en blanco y 7% no iría a votar. Solo un 24,1% de los votos que obtuvo Bullrich en la general, elegiría el 19 de noviembre a Milei, y otro 14,1% optaría por Massa. Esta dispersión del voto de Juntos encontraría su explicación en la imposibilidad de Bullrich de retener en las generales la totalidad de los votos que habían ido a Horacio Rodríguez Larreta en las PASO. Este estudio registró porcentajes llamativamente altos de indecisos (19,7%), voto en blanco (19,7%) y posibles abtencionistas (22,4%) entre los votantes de Juntos.
Sin embargo, CB Consultora - otra encuestadora que dio a Massa primero antes de las generales - mostró un escenario de extrema paridad de cara al balotaje: 41,6% para Milei y 40,4% para Massa. Cuando se proyectan los votos en blanco y nulos (10,4%) más los indecisos (7,5%), el libertario sigue arriba con 50,7% vs 49,3% de su contrincante. Apenas 1,4 punto de diferencia, cuando el margen de error es de +/- 2,4%. Dirigida por Cristian Buttié, esta encuestadora registró en su medición un traspaso de votos de la candidata de Juntos del 46,6% al libertario, contra apenas un 14,1% hacia Massa. El resto de los votantes de Bullrich se divide entre el voto blanco y no ir a votar (27,5%), o no saber qué va a hacer todavía (11,8%).
Los candidatos deberán disputarse, además, los 1.784.315 votos (6,78%) obtenidos por Juan Schiaretti. Crítico del oficialismo, el candidato peronista en estas elecciones estuvo cerca de llegar a un acuerdo electoral con Juntos antes de las PASO, promovido por Morales y Rodríguez Larreta, que terminaron vetando Bullrich y Macri. Según la medición de CB, 37% de los votantes de Schiaretti dicen que votarían a Milei en el balotaje, un 26,5% a Massa, un 19,3% lo haría en blanco o se abstendrá, y un 17,1% no sabe aún. La inclinación por el libertario no sorprende por ser Córdoba una provincia antikirchnerista donde siempre le fue muy bien a Juntos.
Si bien desde el massimo tienden puentes con el cordobés, desde el entorno del gobernador confirmaron que no habló con Massa. Schiaretti fue a Emiratos Árabes con (Martín) Llaryora y (Omar) Perotti por el financiamiento de una obra en ambas provincias. Vuelve dentro de 10 días”, afirmaron en relación al viaje con el gobernador electo de Cordoba y el mandatario santafesino.
En cuanto a los 709.932 votos que sacó Myriam Bregman (2,7%), de acuerdo a CB un 52,7% elegiría a Massa el 19 de noviembre, apenas el 1,1% a Milei, 14,3% votaría en blanco o no iría a votar, y casi un 32% no sabe qué hará.
Varios analistas avizoran un posible crecimiento del voto en blanco. Entre las PASO y las generales se había reducido de 1.356.480 (5,5%) a 554.161 (2%). Estas cifras implicaron que 802.319 votantes que en agosto habían optado por hacerlo en blanco, el domingo pasado eligieron a alguno de los cinco candidatos. Sin embargo, en el balotaje podrían volver a manifestar su disconformidad con las dos opciones electorales disponibles.
También podría aumentar la cantidad de gente que no vaya a votar por desinterés en la definición de la disputa o como forma de rechazo hacia los dos candidatos. En estas elecciones se dio el mayor salto de participación entre las PASO y generales desde que se instituyeron las Primarias en 2011: pasó de 70,4% al 77,6%, lo que equivale a 2,5 millones más de personas fueron a las urnas el 22 de octubre respecto del 13 de agosto.
Qué pasó en el balotaje de 2015
En el balotaje de 2015, el único antecedente de segunda vuelta en la historia del país, la participación bajó ligeramente: hubo 113.203 menos votantes que en las generales, sobre un total de 26 millones de electores. Esto implica que no hubo nuevos votos en esa segunda instancia, sino una redistribución de los que habían recogido las otras fuerzas.
La diferencia entre Scioli y Macri en la primera vuelta había sido de 2,85 puntos porcentuales, entre el 37% obtenido por el candidato del Frente para la Victoria y el 34,15% del postulante de Cambiemos. Sin embargo, Macri se impuso en el balotaje al escalar 17 puntos y alcanzar el 51,3%, contra el 48,6% obtenido por Scioli, que sumó solo 11,6 puntos adicionales.
El entonces gobernador bonaerense sumó 2,9 millones de sufragios (un 32% más) y quien ocupaba en ese momento la jefatura de Gobierno porteño, consiguió casi 4,4 millones de votos extra (un 51% más).
Los votos que habían ido a los otros cuatro espacios en la primera vuelta y que al quedar fuera de juego sus candidatos, optaron por Daniel Scioli o por Macri en el balotaje sumaban 7.244.636 votos. En esas elecciones, en las que se impuso Macri, el peronismo fue dividido. Massa iba como el candidato presidencial de Alianza Unidos Por Una Nueva Alternativa (UNA), junto al gobernador salteño Gustavo Sáenz como vice. Salió tercero al obtener 5.386.977 votos.
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