Juntos por el Cambio (JxC) perdió y se rompió. Patricia Bullrich quedó afuera del balotaje que disputarán el 19 de noviembre Sergio Massa y Javier Milei, los dos más votados el domingo pasado, y pactó -a instancias de Mauricio Macri- con el candidato de La Libertad Avanza. Fue la decisión que llevó al quiebre de la coalición. Esta situación interna de turbulencia política dividió al frente y desató un reacomodamiento político. Los intendentes bonaerenses de JxC no están exentos de lo que sucede y buscan alzarse como un polo de poder que dispute el liderazgo opositor desde la provincia de Buenos Aires.
Los 47 intendentes de JxC conversaron los días posteriores a la elección y buscaron unificar criterios ante la crisis política que se desató por la ruptura de Bullrich y Macri con el resto del frente. Si bien aún no definieron sus posturas, los jefes comunales viven una situación similar a la de La Liga de Gobernadores de la oposición.
Según pudo saber Infobae, los intendentes del PRO están a la espera de que finalice el escrutinio definitivo de la elección para conocer si retendrán o no algunos municipios y evaluar el reparto de concejales en cada distrito. Está previsto que los jefes comunales amarillos se reúnan la semana que viene para decidir una posición sobre la situación de JxC y la disyuntiva del balotaje. De no ser posible, lo harán la segunda semana de noviembre.
Los intendentes apuestan a mantener una línea de equidistancia de cara al balotaje. Si bien algunos tienen simpatía por Milei, especialmente en el PRO, y otros están más cerca de Massa, enrolados en la UCR, el criterio general es no explicitar apoyo a ninguno. Especialmente porque tendrán una responsabilidad de gobierno y necesitan conservar una cordialidad institucional con el futuro presidente. Para cualquier jefe comunal resulta inconducente iniciar un mandato en abierta confrontación con quien llegue a la Casa Rosada.
El nuevo mapa de poder en los intendentes de JxC
La coalición comenzó el año electoral con 58 intendencias, conquistadas en la elección de 2019, y ante la posibilidad de multiplicar ese número. Pero, por el contrario, hizo una mala elección el 22 de octubre y perdió intendentes y legisladores bonaerenses. JxC dejará de gobernar 19 municipios, entre los cuales hay claves como Lanús o Bahía Blanca. Logró sumar apenas cuatro distritos nuevos. En total, de momento quedaría en 47 territorios bajo el poder de la coalición. El condicional se debe a que hay intendentes que esperan el escrutinio definitivo, debido a que tuvieron elecciones muy reñidas, como en La Plata o Pinamar.
El anuncio de Bullrich sobre apoyar a Milei aceleró la desintegración de JxC y apuró el posicionamiento de los distintos espacios internos. En el PRO se dividieron las aguas, dado que Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y otros referentes del partido rechazaron el pacto con el libertario y se mantendrán neutros. Con Gerardo Morales, Martín Lousteau y Alfredo Cornejo a la cabeza, la UCR también optó por no pronunciarse ante el balotaje, conserva la neutralidad y anunció que serán oposición de cualquier nuevo Gobierno. Dentro del partido hay matices, como Luis Petri, que se inclinó por seguir a Bullrich, o como María Luisa Storani, que deslizó un apoyo a Massa. Pero el grueso acató la decisión institucional del partido.
El conflicto que provocó esta antinomia revela una vez más las debilidades que presenta el PRO para la toma de decisiones: es un partido que nació verticalista, con la conducción unívoca de Macri, y que hoy vive una horizontalidad que, ante la falta de institucionalización, obtura la toma de definiciones. Lo que en el partido amarillo llaman “libertad de acción”, en la teoría política se consignaría como “indisciplina partidaria”. Es una diferencia con el radicalismo, que tiene una estructura sólida de organización: salvo excepciones, los dirigentes de la UCR tienden a ser orgánicos y acatan la postura que el Comité Nacional tomó.
Esa situación se refleja en la reconfiguración del intendentismo de Buenos Aires. En el caso del PRO, antes de la elección gobernaba 20 municipios y ahora quedará con menos de 15. Por la derrota en PBA, los jefes comunales quedaron huérfanos de liderazgo. A su vez, ante la caída de municipios clave como Lanús y la inminente posibilidad de perder La Plata, se abre una discusión interna por la conducción del partido a nivel provincial.
El PRO de Buenos Aires empieza una disputa por el liderazgo
En el PRO emergerán cuatro intendentes como caciques del partido en Buenos Aires, que disputarán la conducción en la provincia. Guillermo Montenegro (General Pueyrredón-Mar del Plata), Soledad Martínez (Vicente López), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Ramón Lanús (San Isidro). Son los intendentes que gobernarán municipios de peso electoral y visibilidad provincial y nacional.
En tanto que Diego Santilli, Néstor Grindetti, Cristian Ritondo y Jorge Macri intentarán conservar sus estructuras e incidir políticamente. El primo del ex Presidente corre con la ventaja de que será el jefe de Gobierno de la Ciudad, con todo lo que eso implica políticamente y en términos de recursos para tener visibilidad, y porque retuvo los cuatro municipios sobre los que gravita: Vicente López, Junín, Pergamino y 9 de Julio.
A finales de este año, está previsto que el PRO elija nuevas autoridades en la provincia. Jorge Macri tiene intenciones de impulsar a Soledad Martínez como nueva Presidenta del partido. Actualmente, ese puesto está a cargo de Daniela Reich, legisladora bonaerense y esposa de Valenzuela, mandatario de Tres de Febrero. Quien también pretende tomar impulso provincial es Montenegro, apalancado en la vidriera turística que le da Mar del Plata y que le garantiza pantalla nacional. Además, General Pueyrredón tiene cerca de 600 mil habitantes y será el municipio más poblado que gobernará el PRO desde el 10 de diciembre.
Otros intendentes de JxC de peso, que no son del PRO ni de la UCR, son Jaime Méndez, de San Miguel, cuyo padrino político es Joaquín De La Torre. El legislador bonaerense tiene incidencia política en el conurbano y pujará espacios de poder en la coalición. Además, Manuel Passaglia seguirá gobernando San Nicolás, distrito clave de la Segunda Sección. El dirigente tiene cercanía política con Macri y Bullrich, aunque no exteriorizó su voluntad respecto al balotaje. Será el referente político de JxC en su sección junto a Javier Iguacel, intendente saliente de Capitán Sarmiento y referente del PRO en la provincia. A ellos se suma Sebastián Abella, intendente del partido amarillo que fue reelecto en otro municipio del conurbano como Campana que tiene más de 100 mil habitantes.
La UCR elige la neutralidad y mantiene una postura orgánica
Por el lado del radicalismo, el partido se plegó a la decisión del Comité nacional de ser neutrales ante el balotaje entre Massa y Milei. La UCR bonaerense la conduce Maximiliano Abad, senador nacional electo de la mano de Bullrich. Sin embargo, el legislador marplatense adoptó una postura orgánica, por su rol institucional. En tanto que Miguel Fernández, intendente saliente de Trenque Lauquen y ex compañero de fórmula de Grindetti, preside el Foro de Intendentes radicales de la provincia. El dirigente seguirá ejerciendo ese rol de momento. Los más de 30 intendentes radicales apuestan a mantenerse unidos y dentro de los lineamientos que fije institucionalmente el partido centenario a nivel nacional y provincial.
Ante la derrota de Gustavo Posse en la interna de JxC, que cayó con el macrista bullrichista Ramón Lanús, la UCR perdió el municipio más relevante que gobernaba. En este escenario, el principal distrito conducido por un radical será Tandil, que seguirá en manos del imbatible Miguel Lunghi. Otros dirigentes que buscarán incidir en la reconfiguración del radicalismo bonaerense son los hermanos Facundo y Gastón Manes. Lo propio intentarán Lousteau y Emiliano Yacobitti desde la estructura de Evolución radical. No obstante, la presidencia del partido continuará, hasta 2025, a cargo de Abad.
La reconfiguración de los bloques en la Legislatura
Después de la elección del 22 de octubre, otra incógnita es el futuro de los bloques de JxC en la Legislatura de Buenos Aires. Tanto en Senado como en Diputados, la coalición perdió representación. En la Cámara de Senadores tenían 23 bancas y tendrán 20. El peronismo tendrá 21 senadores, y La Libertad Avanza llegó a 5 bancas. Mientras que en Diputados también sufrieron una merma. En esa cámara, tanto JxC como Unión por la Patria tendrán 37 diputados, mientras que Milei quedará con un bloque de 16. La particularidad es que Axel Kicillof, gobernador reelecto, no tenía mayoría propia en ninguna cámara y también perdió escaños. Eso sucedió porque La Libertad Avanza no ponía en juego bancas y sumó legisladores nuevo en detrimento de las dos coaliciones dominantes.
En Diputados, el jefe del bloque es el propio Abad. Dejará ese rol para asumir en el Senado nacional y se abrirá una discusión sobre quién adoptará la conducción parlamentaria en la Cámara baja bonaerense. Por estas horas, uno de los nombres que suena como referente del espacio opositor en la Cámara Baja es Agustín Forchieri, legislador electo por la Primera Sección y armador bonaerense de Santilli. Sin embargo, no se descarta que la UCR busque impulsar para ese lugar a un legislador de su partido.
Mientras que en el Senado, la conducción del bloque la ejerce Alejandro Rabinovich, legislador ligado al intendente de Mar del Plata y dirigente reconocido en el PRO de Buenos Aires, que tiene mandato hasta 205. A partir de diciembre, quien desembarcará en esa cámara, de la mano de Ritondo, es Alex Campbell, otro armador bonaerense clave del partido amarillo.
Aunque en principio, los legisladores y dirigentes bonaerenses de JxC aceleran contactos y conversaciones para reacomodar el frente opositor, que ante la ruptura a nivel nacional también sufrirá alteraciones en la arena provincial. La fecha clave para terminar de orientar el perfil de ese polo opositor será el 19 de noviembre, cuando se conocerá quién será el nuevo Presidente de la Nación.